Capítulo 9: Sabes que soy una experta.
Alba estaba sonriendo en medio de todo el alboroto que se emanaba a esas horas en el pequeño bar.
¡Que bonita es!
Si no hubiera interrumpido el camarero, me habría acercado a ella, a dejarle un beso en la mejilla, pero tuve que reprimirme.
El camarero nos apuntó la orden y se marchó con prisas, a atender alguna otra mesa. Yo le seguí con la mirada, para ver cuan atolondrado estaba el pobre joven.
-Te he traído un pequeño obsequio -escuché decir a Alba, haciéndome girar con mucha sorpresa-. Es una tontería, realmente.
¡Yo no le había llevado nada!
-No hacía falta... yo... yo no te he traído nada.
-Oye, que yo lo he traído porque me hacía ilusión. Eso no quiere decir que tú también tengas la obligación -dijo, sacando un paquete fino rectangular. Estaba envuelto con papel café-. Como ya te he dicho, es una tontería.
Me lo entregó con cierta inseguridad y timidez, haciéndola tan pura y real.
En cualquier momento me lanzaría.
Un beso.
Solo en la mejilla.
-¿Quieres qué lo abra ahora? -pregunté cuando el paquete ya estaba en mis manos-. Puedo abrirlo en casa, si quieres.
-Ahora, por favor.
Yo asentí con la cabeza y empecé a romper con sumo cuidado el envoltorio, bajo su atenta mirada.
-Es una tontería -volvió a repetir-. No es la gran cosa, pero...
El envoltorio escondía un DVD antiguo.
-Son los discos 1 y 2 de la primera temporada de Alfred Hitchcock presenta -se apresuró a decir-. ¿Sabes quién es?
Yo levanté la cabeza y negué con rubor.
Alba abrió un poco la boca, asombrada por mi negación.
Me sentía una completa ignorante.
-¿Debería conocerlo?
-¡Claro! -respondió ella con exaltación- Fue un gran director y productor de cine, Natalia.
Miré la cubierta, donde se mostraba a un señor mayor calvo, con la expresión seria.
-¿No has visto psicosis o the birds?
-Alba, soy un desastre con el tema cine... -comenté, poniendo una mueca de disculpas.
Ella soltó una risita.
-¿Te burlas de mi? -pregunté yo, acercándome un poco a ella-. ¡Porque eso estaría muy feo!
Ella me sacó la lengua, achinando sus ojitos.
-Me tomaré eso como un sí -me crucé de brazos aún con el DVD en la mano y puse morritos-. Mala.
-Venga, Natalia, no te pongas así -dijo ella, intentando tocar mis brazos-. ¿Como puedes perdonarme?
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No te preocupes por mi - Albalia
FanfictionAlba y Natalia se conocen en un prostíbulo. Una busca amor. La otra, un abrazo.