XIV

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Capítulo 14: Solo te quise decir que no dejé de creer.

La arcada y el vómito salieron a la par. Lo único que pude hacer fue inclinarme hacia adelante y soltar bilis mientras mi mano izquierda buscaba con desesperación algo a lo que apoyarse. Tambaleé hasta que Natalia me sostuvo con firmeza y fue entonces, cuando perdí la razón.

—Alba, no te pasará nada —dijo ella. Y lo decía de verdad. La confianza le rebalsaba la voz—. Solo tienes que contarlo todo.

La noche tenía una misteriosa serenidad, su silencio era grave.

Y en mi antojadiza cabeza imaginaba que la cogía de la mano.

Y nos escapábamos, nos escapábamos haciendo mucho ruido.

Sin ningún recelo.

—¡Suéltame! —La empujé con fuerza, para que no estuviera más a mi lado y levanté el rostro, para mirarla con aquello que ya había hallado en mis ojos: dolor. Ella se detuvo muy, muy asustada—. Esto es una puta trampa, ¿verdad?

No confiaba en mi suerte con ella. Una especie de desaliento me dominaba cada vez más, empujándome a la furia, al arrepentimiento, obligándome a reflexionar que hacía allí en lugar de estar junto a Joan.

Joan, él... él tenía razón.

—¿Cuándo vendrá la policia? —pregunté.

—No vendrá nadie, esta noche solo seremos tú y yo.

Me quedé mirándola.

—¿Solo esta noche?

Quise acariciarla, tocarla, por mi propia necesidad emocional, pero me contuve.

Quise apartarle el mechón de pelo negro que le cubría la oreja izquierda, y asegurarlo tras él, pero no lo hice.

Temí que un ingenuo roce la despertara y la encaminara de regreso a mi.

—Podría durar hasta el amanecer —continuó—. Hasta que el sol queme nuestras almas, Alba.

—¿Qué quieres de mí?

Como si la pregunta hubiese atravesado una capa fina y llena de tristeza, Natalia se vino abajo.

—No lo sé.

—¿No lo sabes?

—No, no lo sé —repitió—. Estoy aquí por mis dudas, por mis ganas, por mi inquietud, por ti.

—Por tu egoísmo.

—¡Alba, joder! —reavivó el tono suave y perdido que comprendía nuestra conversación. Avanzó un paso. Dos—. ¿Sabes lo que es llevarte dentro? ¡Eres como una mierda canción de verano!

—Si intentabas decir algo bonito, no te ha salido bien —repliqué sin pensar antes las palabras.

Natalia relajó las duras facciones de su rostro y su semblante se armó con una sonrisa.

Luego, con una risa.

Mi banda sonora favorita.

—Sé que hay muchas cosas que están enredadas entre nosotras, pero si estoy aquí no es para hacerte daño —dijo—. De eso si estoy segura.

—Nada de esto tiene sentido.

—Lo nuestro nunca ha tenido sentido.

—¿Hay un "nuestro"?

—Hay muchas cosas.

—Joder, Natalia.

Quise decirle algo más con ese joder.

No te preocupes por mi - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora