67. Respiración.

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-Buenos días preciosa.

Al abrir los ojos le veo. Me sonríe mientras sus dedos acarician mi pelo completamente despeinado. Me aparto un poco los mechones que caen en mi cara y al hacerlo, Thomas se acerca a mí. Sus labios dejan una pequeña caricia sobre los míos antes de incorporarse.

-Buenos días - Bostezo levemente mientras busco mi camiseta negra entre las sábanas.

-¿Dónde crees que vas? - Thomas agarra mi brazo atrayéndome de nuevo a él. Niego riendo y le miro. Acaricia mi mejilla y le beso. Sus manos bajan hasta mi cintura pero decido separarme un poco.

-A vestirme para darme una ducha - Tras varios segundos consigo soltarme y me pongo mis pantalones. Le guiño un ojo al lanzarle un beso y camino fuera de la habitación. Me dirijo hasta la mía y entro. Cojo ropa limpia para ir a darme una ducha.

A los veinte minutos estoy lista. No se ha escuchado mucho movimiento en esta planta, así qué quien esté en la casa, estará abajo. Ato mi pelo en una coleta y bajo las escaleras.

Hoy me he levantado con más dolor en las piernas del que había tenido estos días y eso me preocupa bastante.

Sonrío al ver a Alex y a Sophie desayunando mientras ven dibujos animados. La pequeña no aparta su mirada de la televisión pero mi amigo me sonríe y se acerca a mí cuando me lleno la taza de café.

-¿Qué tal? - Sonrío y beso su mejilla dándole un abrazo de lado.

-Bien.

-He notado que has cojeado al bajar, ¿Te duele? - Sé que a él no puedo engañarle. Suspiro asintiendo mientras remuevo el líquido de mi desayuno - ¿Quieres que te lleve al médico?

-No, todo estará bien... He estado forzando un poco, sólo es eso.

Él asiente un poco desconfiado y se aleja de mí cuando Sophie llama su atención ante uno de los dibujos. Me siento en el sofá contiguo y observo los dibujo también. Saco las dos pastillas que tengo recetadas por el médico y me las tomo mientras bebo mi café.

Sonrío al ver bajar a Thomas, con el pelo ligeramente húmedo por los bordes. Él busca con la mirada hasta centrarse en mí. Me guiña un ojo y comienza a prepararse su desayuno.

-¿Los demás?

-Mamá ha ido con tita Lucci y las abuelas a comprar - La pequeña me sonríe contestando a mi pregunta. Le sonrío y alargo mi brazo hasta acariciar su pelo.

-Gracias cariño - Ella ríe y vuelve a ver los dibujos.

-Buenas - Ethan baja las escaleras revolviéndose el pelo. Río saludándole y me levanto al terminar mi desayuno. Llevo mi taza y la de Alex, ya vacía, y las dejo en el lavavajillas. Ethan besa mi cabeza mientras se prepara su desayuno. Thomas también termina de prepararlo y acaricia mi mejilla al pasar a mi lado y sentarse - Ya era hora, sois demasiado orgullosos - El rubio ríe y se sienta al lado del tatuado, que golpea su cabeza.

Yo río hasta que noto un pequeño pinchazo en el muslo derecho. Me agarro a la encimera al sentir que el dolor comienza a expandirse por mi pierna derecha. Cierro fuerte los ojos. Mi pierna pierde fuerza y no soy capaz de aguantar. Escucho el grito a lo lejos de Sophie y unas manos me levantan del suelo, ayudándome a llegar al sofá.

Abro los ojos y veo la cara de Thomas. Está muy preocupado. Toso levemente negando.

-Estoy bien.

-Alex está arriba con Sophie pero Ethan está llamando al médico, debemos dejar que te vea ya, ¿Por qué no me has dicho nada antes?

-Es una ligera molestia Thomas, no ha sido nada.

-Nena, he sentido durante dos años esas "ligeras molestias" - Hace incapie en las dos palabras y yo suspiro - solo para no preocupar a nadie, y casi puedo volver a quedar paralítico, no quiero ni voy a permitir que tú seas tan testaruda como yo, ¿Entiendes?

Suspiro asintiendo y apoyo mi frente en la suya. Llevo mi mano a su pelo y le doy un pequeño beso. Respiro hondo cuando me atrae a él abrazándome.

Las horas posteriores pasan con bastante lentitud. Los chicos no han dejado ni siquiera que me levante del sofá. Según ellos no me moveré hasta que me examine un médico. Realmente pueden ser demasiado pesados cuando se lo proponen así que a la primera hora de intentarlo, dejo de hacerlo.

Mientras tanto juego con Sophie a una pequeña máquina que le ha regalado su padre.

-Pronto es mi cumpleaños - Alex me mira sentándose en una silla frente a mí.

-Lo sé - Río levemente. Claro que lo sé.

-Tengo pensado hacer una gran barbacoa y luego salir de fiesta por la ciudad.

-Todo lo que pidas por esa boca se cumplirá.

-Y quiero que me ayudes a prepararle una sorpresa de aniversario a Cara, quiero que nuestro último aniversario como solteros sea especial.

-¿En qué estás pensando?

-Un viaje... Y que cuando volvamos esté todo listo para casarnos - Doy un chillido de emoción y le abrazo. Veo como Thomas camina rápido por las escaleras hasta ponerse en mi campo de visión. Me mira y noto su preocupación. Le sonrío y él se tranquiliza un poco.

-Claro que te ayudaré, cuenta con nosotros para todo.

-¿En qué?

Le cuento lo que Alex me ha comentado y se sienta a nuestro lado. Comenzamos a hablar un poco de lo que él tiene pensado y le intento dar algunas opiniones.

Quiero que ese día, su día, sea mágico. Inolvidable.

***

El médico llega y comienza a hacerme algunas preguntas. Tras varios minutos golpea partes de mi pierna para localizar el dolor y posible problema. Después de algunos intentos, me aconseja ir a un centro de salud para que me realicen un informe más exhaustivo.

Los chicos me dejan sola con el médico y cuando él se va mi móvil comienza a sonar. Me incorporo y reviso la habitación. Está en la otra punta y sigue sonando. Camino con lentitud hasta allí pero al llegar hasta él, la llamada se corta.

Reviso el número de teléfono pero no lo conozco, ni me suena. Decido tenerlo encima por si se vuelve a repetir la llamada. No tengo tiempo ni de volver a sentarme antes de que vuelva a sonar.

-¿Diga? - Desde la otra línea no escucho absolutamente nada, ni siquiera una respiración. Un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo mientras me quedo mirando el móvil. La pantalla se apaga pero vuelve a iluminarse a los pocos segundos. Vuelvo a cogerlo pero no digo nada. Sólo escucho. La respiración está ahí. Lo repito una y mil veces pero no hay respuesta. Vuelve a suceder pero quien cuelga ahora soy yo.

¿Quien narices está llamándome? ¿Por qué no podemos tener un poco de tranquilidad por una vez en mucho tiempo?

Miro a Thomas cuando entra al salón y, por como sus facciones cambian, sé que sabe que hay algo que no termina de tranquilizarme de todo esto.

STAY (BP 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora