4. Inglaterra.

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Narra Thomas.


-¿Thomas?- La voz de Natasha inunda mis oídos al abrir la puerta. Me encuentro en mi pequeño gimnasio, intentando entrenar. Hace poco que he vuelto a boxear. Él médico me lo impidió hasta tener mis piernas totalmente recuperadas. He pasado un año sentado en una silla de ruedas. Sin poder levantar la pierna. Sin poder ducharme por mis propios medios. Siempre ayudado de gente. 

Estaba ya cansado. Todo lo que hacían, los masajes, los movimientos, no servían para nada. Hasta que un día, estando en rehabilitación, la enfermera consiguió hacerme mover una pierna. No he sentido tanto dolor en mi vida. Parecía como si tuviera sobre mis extremidades un gran bloque de hormigón. 

Tras esta mejora, hace ya exactamente un año, los avances fueron más rápidos. Comencé moviendo una de mis piernas hasta que conseguí hacer lo mismo con la otra. Después conseguí dar leves pasos hasta ya tener movilidad casi total. 

Las piernas todavía están flácidas y he perdido masa muscular en ella por lo que al volver a boxear, me canso rápido.

Natasha aún no me deja apuntarme a un gimnasio para recuperar totalmente la forma, por lo que lo hago por mi cuenta en una habitación de la casa.

Es lo suficientemente grande. En ella vivimos aparte de nosotros dos, Paul y Marc. Las gemelas viven en la casa de al lado junto a Susan. Nadie se ha querido separar mucho por lo que, al volver de Estados Unidos decidimos comprar casas al lado unos de otros y  Natasha no me dejaba sólo en mi situación.

-Dime - Paro de ejercitar mis piernas y limpio el sudor de la frente. Miro hacia la puerta justo para verla entrar. Tiene la cara descuadrada. Algo le pasa. Me levanto y me acerco a ella - ¿Pasa algo?

-No... bueno sí... He llamado a Cara para preguntar como iba todo por allí y para preguntar por Sophie pero...

-¿Qué?

-Sé que no tiene mucha importancia... No ha pasado nada... Sólo que es algo raro después de que haya pasado tanto tiempo...

-Habla, me estás poniendo nervioso - Dejo la toalla en el suelo y me cruzo de brazos.

-Cara no estaba, me ha cogido Nora - Escuchar su nombre de nuevo. Tras dos años evadiéndome. Ninguna conversación en la casa acerca de Nora ni de lo que trabajamos para Gregory. 

Al llegar nosotros dos aquí, mis amigos comenzaron a preguntar por qué nos habíamos venido. No entendían nada. En un principio nos quedaríamos allí los cuatro. 

No contesté, simplemente me encerré en mi nueva habitación por varios días. Sólo salía para comer y para que me ayudaran a ducharme. 

Al volver a la realidad, nadie preguntó nada más acerca de eso. Natasha les habría informado. 

Cuando llamamos a Estados Unidos, es a Ethan o Cara y de vez en cuando a mi abuela. Ella sabía cuando debía cogerme el teléfono y cuando no. Cuando estaba sola en la casa. Tengo entendido que se fueron juntas a vivir en las afueras pero no sé nada más. No sé como ha estado ni si ha encontrado ya a alguien más. Y no me interesa. No necesito saberlo. Nora ya es pasado. Sí...

Lo mejor que podía hacer era venirme. No era bueno para nadie nuestra situación. Todo había acabado sí, pero no podía mirarle a la cara. No podía hacer borrón y cuenta nueva. No era justo.

Vuelvo a la realidad y miro a Natasha. Me mira preocupada mientras coloco mis brazos a cada lado del pecho.

-¿Qué te ha dicho?

-Nada... En un principio no supe que era ella y me dijo que Cara no estaba en casa... Ahí escuché su voz y al preguntarle si era ella, colgó...

-Bueno... Déjalo pasar, estaba claro que algo así podía pasar -  Me doy la vuelta y dejo coloco mis guantes para dar golpes al saco de boxeo.

STAY (BP 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora