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Tenía que bajar,fuese como fuese,la curiosidad me estaba matando.Me llenaba de intriga pensar en quien sería nuestro visitante.

Abandoné a Darrell,confundido,y descendí por los escalones con cautela.Algo me dijo que no lo hiciera.

Estaba de espaldas a mi.Era un hombre,por supuesto,enfundado en una levita azul marina.Su pelo apenas presentaba una escasa cabellera canosa.Su piel era rosada,de un tono casi blanco.

Se giró a mirarme,sin mostrar sorpresa alguna,luchando por maniobrar su obeso cuerpo.Sus ojos hundidos,del color del hielo,me escrutaron hasta dejarme sin aliento.Me sonreía malévolamente,y al hacerlo se le marcaban los pliegues de su rechoncha cara.Solo quise huir,cuando sus cejas negras como el carbón se elevaron hasta producirle un escalofrío.

Sus ojos fríos me atravesaron.

-Señoritas,permitanme presentarme-
dijo dirigiéndose a mis tias-Soy Emmet Groyel,y estoy aquí por una razón muy importante.Soy adepto de grado superior en la asociación secreta en la que participa involuntariamente cada viajero del tiempo,más conocida como la TTS,siglas de:Times Traveler Segregatory.He venido por indicios de que su sobrina-volvió a dirigirse a mis tias-ha incumplido la segunda regla de oro de los viajes en el tiempo.

-Y...¿cual es?-preguntó con interés la tía Donna,echandome una rápida mirada.

-Las reglas son:uno,no revelar el secreto,dos,no traer nada del pasado o futuro,y tres,no cambiar nada notablemente.

Tragué saliva.¡Dios mio!¡Estaba descubierta!

La tía Donna seguía sin comprender lo que pasaba.

-Señor Groyel,comprendo su dedicación en su trabajo,pero no entiendo que ha podido hacer Charleen.No ha traído absolutamente nada del futuro,ni del pasado,¡jamás!

-Usted ignora lo que pasa en su propia casa.

-¿Es por los reproductores de música que Arnold...?-empecé,pero no parecieron darse cuenta,y siguieron discutiendo.En cuanto el hombre se fuera,pensaba echarle en cara a Arnold todos los objetos que había cogido como recuerdo.

-¡Le exijo que se vaya!¡Pierde el tiempo!

-No me iré hasta cumplir mi cometido-justo en ese momento tuvo que reparar en mi presencia-Charleen,¿serías tan amable de enseñarme tu cuarto?

Donna estaba que echaba chispas.Así que fue Alaine quien intervino,poniéndose delante de su hermana.

-¡¡Esto es indignante,si Charleen hubiera hecho algo así lo sabríamos!!-me miró a los ojos,entre avergonzada y enfadada.

-No me refiero a un simple objeto,o dos o tres,me refiero a algo más grave.La palabra objetos,entre nosotros,abarca incluso seres vivos-malditos burócratas.¿Cómo iba a ser una persona un objeto?

No debía seguir por ese camino,porque iba a descubrir él pastel.Tuve la tentación de gritarle antes de que dijera nada que me arruinara mi vida o acabara con la salud mental de las tias.

-Escuche:no tengo nada en contra suya,solo está haciendo su trabajo,pero más le vale dejar de acusar sin pruebas a mi sobrina-estalló Jane.Todo él salón guardó silencio como esperando una guerra,pero el adepto respondió con toda la calma del mundo:

-¿Quien dice que no las tenga?Permitanme examinar la habitación de Charleen.

Las tías se miraron entre si,indecisas.Al final Alaine asintió.

El siniestro hombre empezó a subir las escaleras,sin que nadie se lo impidiera.Quise echar a correr y encerrarme en mi cuarto antes de que él  llegara,pero mis piernas estaban paralizadas.Me obligué a levantar la vista del suelo;seguro que las tías ya se estarían extrañando de mi reacción, si yo supuestamente era inocente.Me miraban en busca de una explicación.

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