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El escarabajo se detuvo frente al edificio de Navotny.

-He oído que os tienen preparado un encargo muy especial.Buena suerte-Willfred sonrió.Puse los ojos en blanco.

-Por muy especial que sea no va a compesar mi malhumor de este dia-Repliqué a la vez que salía del coche.

-He oído también que es sobre libros.

¡Libros!Eso lo cambiaba todo.Se me iluminó la cara.

Había crecido entre ellos,añoraba su aroma a papel envejecido y el tacto de sus cubiertas.Me rodeaban en cualquier lugar de la casa.Grandes y pequeños,gruesos y finos,de diferentes colores y portadas;daba igual como fueran,se arremolinaban hasta en los pasillos,casi tapaban la luz del desván.Eran los únicos que me acorralaban sin agobiarme en absoluto,y ya tenían que ser malos para que me separara de ellos.

Todo eso,claro,cuando vivía en casa de mis padres.Mi madre era una excelente lectora,y cada semana se hacia con un nuevo ejemplar que acababa por no saber donde poner de tantos que teníamos.

La cosa cambió drásticamente cuando pasé a vivir con mis tías y abuelos:sustituyeron las novelas por enciclopedias,los cuentos por libros de recetas y cualquiera de mis lecturas por libros educativos según ellos más maduros y "útiles".

El caso es que dejé de leer a los trece años,y para cuando ya tuve edad de ir sola a la biblioteca,todo el asunto de los viajes en el tiempo me quitó el tiempo libre.

Así que estaba contenta de tener un "reencuentro" con mis viejos amigos.

Willfred nos acompañó hasta la sala de armas:una antigua clase de ballet que en realidad nunca habia tenido nada más peligroso que unos tutús pálidos.

Me reí por lo bajo ante mi ocurrencia.

Entonces caí en que Arnold podría haber venido para elapsar.La simple idea de volver a verlo me revolvió el estómago, pero no me moví del sitio.

Una mujer no muy alta,de rizos pelirrojos y piel muy pálida se giró al vernos.Iba muy estravagante con pestañas postizas granates, exageradamente largas, sombra de ojos azul ópalo, los labios de un naranja mezclado con granate,y un vestido corto y abultado que combinaba con su maquillaje.

-Buenas tardes,pajarillos.Creo que necesitáis de mi ayuda-El inconfundible acento de Madame Magnifique me llegó como canto a los oídos.Su voz aterciopelada me hizo sonreír.Al final mi día no iba a ser tan malo.

-¿Quién diablos es?-Me susurró Darrell con disimulo.Madame Magnifique empezó a hablar con Willfred.

-Será nuestra estilista por el tiempo que colabores con Navotny.Más te vale llevarte bien con ella,tiene un carácter muy susceptible y muy mal genio cuando se enfada.Pero en el fondo es un ángel.Y podrás comprobar que hace su trabajo como nadie.

-¿A que te refieres con nuestra estilista?

-¿Acaso crees que en la revolución francesa no destacarás con esto?-Señalé su ropa.Guardó silencio por unos minutos,estupefacto.

-Está bien.Tú ganas.Dejaré que me vista como a un maniquí y que solo Dios sepa lo que vendrá después.

-No es para tanto-Aseguré-Además tampoco será necesario la mayoría de las veces.

Asintió, con el ceño fruncido.En esa pose estaba encantador.

-Bien-Madame Magnifique interrumpió mis cavilaciones-Acompañadme,por favor,a mi taller.

-¿No íbamos a esperar a alguno de los Fana...miembros de Navotny?-Pregunté.

-Cambio de planes,parece-Informó Willfred,medio embelesado con la inusual belleza de la estilista.

Lost SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora