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Me volví hacia donde había escuchado el grito.Era una mujer menuda,vestida con un mandil y una cofia,que acababa de dejar caer la bandeja que llevaba,y me miraba espantada.

Recordé que mi aspecto que me habían hecho cambiarme antes de elapsar,pero solo de unas décadas más atrás, tampoco vestía como en esta época.

Todo en mi delataba que no pertenecía a esta época. Según las tías me contaron, a menudo viajeros del tiempo viajaban al pasado e intentaban colarse en Navotny para hacer alguna que otra gamberrada,como vender en el futuro algún tintero original que cogieran de un despacho.

Pero en el pasado se veía como un sacrilegio,o como un serio robo,y sobre todo las mujeres se escandalizaban por ello.

Debieron de confundirme con uno de esos viajeros,por la forma en la que la mujer me miraba.

Intenté ignorarla y correr hacia un pasillo que se abría paso a la izquierda.Los hombres me pisaban los talones.

-¡Detengase,señorita!-Espetó el que más había contradicho a Roger.Hice caso omiso,y seguí corriendo.

Si no recordaba mal,este pasillo conducía a una escalera que ocultaba un cuarto secreto,a pesar de su apariencia de no llevar a ninguna parte.Seria mi salvación si lograba llegar más rápido que ellos.

Por el camino tuve que sortear a varias asistentas,que gritaron como la primera,e intentaron detenerme.

Justo cuando iba a llegar, tropecé con una especie de mayordomo,que me agarró fuertemente de la muñeca.

-¿A donde crees que vas?-Gruñó alzando una ceja.Le propine una patada en la espinilla,y aprovechando su despite, entré en una puerta a la derecha, la primera que vi, antes de que los hombres con los trajes de tweed me atraparan.

Era un pequeño almacén de limpieza,que tenia un ventanuco por el que cabria un adulto.Parecía diseñado para rápidas huidas.

Empujé unas pesadas cajas contra la puerta,no sin esfuerzo,mientras pensaba en mis opciones.

No tenía muchas,la verdad.El debate estaba entre entregarme e intentar convencerles de que yo no era ninguna ladrona,aunque seguramente no me harían mucho caso,se fiarian más del mayordomo al que acababa de patear la espinilla,o saltar por la ventana,sin saber muy bien con que altura me encontraría.

Asomé la cabeza por el ventanuco,elevandome de puntillas.Más de siete metros,una probable muerte si caía debajo de algún coche de caballos y estos me aplastaban,o peor aún,volvía a caerle encima a alguien y me encarcelaban por intento de asesinato.

También me las vería con la ley si a mis perseguidores les diera por llamar a la policía,algo que no siempre se hacia en una época en la que se podían derribar las puertas con facilidad.Recé para que no se les ocurriera intentar probar su fuerza en los hombros ahora mismo.

Así que todo se reducía a saltar,por muy aterrador que fuera.Escuché como las cajas que había colocado iban cediendo.Puse una vieja silla bajo el ventanuco,y empecé a deslizar un pie fuera de éste.Al menos ya no llevaba el vestido.

Otro sonido chirriante.La puerta empezó a abrirse,y distingui por el rabillo del ojo como uno de los hombres introducía un hombro en el cuarto ,y luchaba por empujar lejos las cajas.Alguien le echó una mano,y consiguió crear suficiente espacio como para que uno de ellos pasara.

Deslice fuera las piernas,presa de pánico. Debajo de mi no habría ningún tejado,solo una buena caída.Sentia el vacío rodear mis pies.

Me deslicé un poco más cuando el hombre empezó a acercarse a mi,sorteando toda una montaña de cubos de fregar y mini-estantes de latón.

Lost SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora