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Un viajecito en taxi nos solucionó nuestro problema de distancia con Saint Etienne.El inconveniente es que de nuevo nos tocó un taxista cotilla,como el de mi última misión.

Primero nos preguntó el porqué de nuestro aspecto de venir de un desfile-para mi una exageración-sin ninguna discreción.Luego para rematar quiso saber si eramos pareja,si vivíamos aquí en y si íbamos a alguna fiesta.

Fue un poco monótono responderle a todo con un seco "no".

Fue cuando empezó a exasperarme cuando Darrell puntualizó que estuviera atento de no pasarse el hotel.El taxímetro había avanzado mucho desde que perdimos de vista Roanne,pero a ninguno nos importaba.Navotny nos tenía malcriados con tarjetas de crédito ilimitadas para estos casos.

Por la ventanilla capté fragmentos de lo que era una noche en Saint Etienne:los contrastes de luces y sombras y la iluminación de los semáforos.

-¿Estás cansada?-me susurró Darrell de forma que solo yo pudiera oírlo.

-Si-admiti-Puede que un poco.

-Nuestras habitaciones solo están separadas por una puerta,por si necesitas algo.

Aquella insinuación no sé por qué me inquietó y agradó a la vez.Pero si algo tenía claro era que no iba a mostrarme desesperada y aceptar su oferta  a la primera de cambio.No iba a acudir a él en cuanto no encontrara mi pantufla,por ejemplo.

También tuve la sensación de que su propuesta encerraba algo,otra petición diferente.No me pude imaginar qué.

-Ya hemos llegado-anunció el taxista distraídamente.No habíamos vuelto a intercambiar palabra desde la intervención de Darrell,y era algo que agradecía al cielo.

El hotel era un moderno edificio hecho exteriormente de ladrillos pintados de negro.Sus ventanas simulaban ser "casuales" boquetes, y en realidad eran una verdadera obra de arte moderno.La puerta de acceso principal era giratoria y dejaba ver el interior.El vestíbulo tampoco se quedaba corto.

Cuando entramos pudimos apreciar que todas las paredes costaban de una exposición de pintorescos cuadros,formando una especie de galería improvisada en conjunto. El mostrador y los sillones que miraban a él eran color café, y el suelo estaba cubierto de baldosas color gris metalizado que tenían tuercas y tornillos como adorno,pues en realidad no eran de metal.

Justo cuando pasamos al recibidor el ascensor se abrió y un empleado uniformado condujo un carro-transportador hasta nosotros.Su uniforme era muy extravagante y fuera de lugar en un hotel tan moderno,con hombreras, botones adornados de encaje y un gorro plegado que podría ser de vendedor de helado.

-Laisse vos bagages ici,s'il vouz plaît-Pidió el empleado.Entendí las palabras «equipaje» y «aqui».

Le indicamos que no teniamos y nos acompañó hasta el cuarto piso después de que nos identificáramos en el mostrador.Nuestras habitaciones estaban en el medio del pasillo,ambas puertas consecutivas y unidas por una puerta en interior tal  como Darrell había dicho.Supuse que le preguntó a Achak.

En la mía flotaba un aroma a romero y a limón,y todo el mobiliario era color crema.Mis maletas estaban sobre un sillón y su apoyapies,y tenia una cama de matrimonio para mi sola.Por supuesto también tenia baño propio.

Me tiré a la cama sin miramientos y aspiré el aroma a romero de las sabanas.Olía de maravilla y me recordaba a casa,a mi verdadera casa.

Como yo solo había bebido un poco de Champagne,opté por bajar a la cafetería a por una cena ligera.Sustituí mi vestido color oxidado por un pantalón de seda que podría ser de un pijama,una camisa de algodón y una chaqueta de lana.Me recogí el pelo en una coleta baja y me calzé unas zapatillas de tela corrientes.

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