-¿Y ahora qué?
-Esperad.
-Eso hacemos.Llevamos un buen rato.
-Paciencia.
Resoplé.
Se me hacia extraño que Harold supiera tanto sobre nosotros,y nosotros tan poco de él.
Era increíble: ya había asumido la muerte de mi padre y este resurgía como el ave fénix.
Durante toda su vida,mi padre guardó bajo siete llaves sus verdaderos pensamientos y solo los mostró cuando tuvo conflictos con las otras empresas.Nadie lo conocía realmente,tenian de él la imagen de un hombre razonable, callado,y justo.
Pero yo si que lo conocía.Estaba al corriente de las emociones que él tanto ocultaba.
Me hubiera gustado que el resto de la población también las supiera y apreciara la dedicación que tenia con sus hijos o lo divertido y bromista que era.
Para colmo,las tías no se esforzaron mucho en consolarme por su pérdida;me dijeron que la muerte era parte de la vida,y que cuanto antes me hiciera a la idea mejor sería.
Así sucedió que todo pasó a darme exactamente igual y olvidé la libertad de pensamiento con la que había crecido,para pasar a pensar solo lo aceptado por la sociedad y al mismo tiempo no sentir interés alguno por nada.
Recuerdo que a los nueve años desperté un Domingo sin otro pensamiento diferente a:si la muerte es parte de la vida,¿por qué no vivo plenamente?
Lógicamente, sin la palabra plenamente incluida,por la falta de vocabulario que tenía a esa edad.
Escalé al tejado de la mansión Heatherfield escabullendome por el balcón de Beth.En aquellos tiempos,ella se echaba la siesta y no pudo delatarme.Entonces conseguí mi propósito.
Di un largo paseo desde lo alto de la edificación,y luego me senté en el borde con las piernas colgando.No me preocupó que alguien pudiera verme.La única evidencia de que algo iba mal en Charleenlandia era el libro que había dejado tirado sin piedad por el suelo-algo impensable para mi-,mientras salía al pasillo a la carrera tras haber sido iluminada.¡Y vaya iluminación tuve!
Me senté justo encima de un carro llena de tarros de mermelada que había dejado un vendedor ambulante mientras hablaba con mis tías en la puerta.No estaba lejos de la puerta principal,pero pensé que, si me tiraba,los cristales me atravesarían como había visto en la tele.
No fue solo porque lo hubiera visto en la tele,también por una cita de "el general en su laberinto","¿Como escapar del laberinto del suftimiento?".
Con el laberinto, me explicó Donna,se refería a la vida.Y me gustó la comparación.
Así que me puse en pie,di un paso atrás y me incliné hacia delante.Estaba a punto de inclinarme más cuando tía Jane me vio desde la ventana de su cuarto.
-¡Ni se te ocurra,Charleen!-me instó con histeria.
El vendedor y las tías alzaron la vista y también me vieron.
Acorralada,di media vuelta y salí corriendo hacia el otro extremo del tejado.Salté sin pensármelo, y en mitad de la caída me enganché la camisa en un cedro alto,quedando enganchada como un saco de patatas.
Tiré y tiré y seguí sin poder descolgarme,mientras a las tías y al vendedor les daba tiempo a rodear la casa y llegar hasta el árbol.
-¡Que alguien la baje!-la tía Alaine se hizo la damisela,fingiendo ir a desmayarse.
Donna vino corriendo con una escalera vieja y la apoyó en el cedro.Luego puso en un aprieto al pobre hombre-que no era más que un bachiller flacucho intentando ganar algo de dinero- y le pidió que fuera a rescatarme.
Yo me indigné y me crucé de brazos mientras esperaba a que el enclenque joven me alcanzara.Era ridículo como presentaba menos valentía que yo al estar en las alturas.
Me agarró del cuello de la camisa como si fuera un perro en vez de una niña y descendió tambaleante hasta llegar a mis tías.
Debía de parecer una auténtica mocosa,con dos trenzas deshechas y la ropa y la cara sucia.Les miré desde todo lo alto de mi estatura e intenté fusilarlos con la mirada-en respuesta me llevé un bofetón de Donna.
-Niña insolente-escupió después mientras se examinaba la palma de la mano colorada,como si yo le hubiera obligado a hacerlo.Lo había hecho ella solita.
El vendedor empezó a sentirse visiblemente incómodo, y cuando vio que ni Donna ni Alaine iban a agradecerle el haberme pescado de lo alto del cedro,se despidió con mal humor y fue a por sus tarros.
A la bofetada le siguieron frases como: "Mira lo que has hecho",
"¿Cómo se te ocurre?".
Desde aquel día no volví a intentar ninguna estupidez-al menos no que ellas supieran.
Lo que más me había sorprendido era descubrir la verdadera razón por la que había estado perdiendo a Arnold.
Harold le dijo que se distanciara,y la verdad es que su discurso y sus caras de pena fueron actuaciones magnificas para lograr su propósito.No podía haberlo estropeado más entre nosotros,fue a lo que dolía.
Pero sinceramente,creí que sus motivos eran otros.
Pensé que era todo por amor.Por ese amor que se te filtra por los huesos y te inunda el alma.Ahora veo que no,porque de haberlo sido jamás hubiera dicho lo que dijo.
Estaba impaciente por reunirme con él, por decirle que ya lo sabía todo,y preguntarle hasta que punto estaba él informado.
Quería que supiera que lo perdonaba,cada uno de sus discursos hirientes y expresiones de lástima.Me había hecho daño,si,pero el alivio de que todo hubiera sido una farsa me hacia sobrellevarlo.
Deseaba que todo se arreglara cuanto antes.Me planteé echarle de mi vida demasiado pronto,y cuanto me alegraba de no haberlo hecho.
Estaba enfadada por haberme mentido,pero tenia una buena razón. Supongo.
-¿En qué piensas?-me sorprendió Darrell.Se había desplazado hasta mi y se inclinaba para que nadie más nos escuchara.
-En todo.En como pude odiar a Arnold,sin pararme a pensar en si de verdad hablaba en serio.¿Por qué?
-Llevas mucho en tu mundo.
-Siempre estoy en mi mundo.
Sonrió, sin ninguna condescendiencia u obligación de hacerlo.Sincera y voluntariamente.Fue una sonrisa algo triste, porque todavía persistía el nerviosismo y la presión de que todo saliera a la perfección.
Él era así,sus planes tenían que ser tan perfectos como él.Ahora fui yo la que respondí con una sonrisa.
Harold nos sacó de nuestra ensoñación susurrando:
-Robert.
Inmediatamente nos giramos.
-Sé que está ahí.Puedo escucharle-casi me dio miedo la firmeza con la que lo dijo,como si tuviera un sexto sentido.
Clavé la vista en la puerta,como si Robert fuese a traspasarla,a sabiendas de que tendría que llamar antes.
-Adelante.Va a llamar tarde o temprano,así que,Thompson,deberías abrirle. Arnold estará en breve en esta misma habitación en el futuro,y la TTS con él. Charleen,tú debes salir de aquí, y a ser posible Darrell también.Puede que le sigan los pasos a Robert.
Ya os he advertido,ahora marcharos y dejarme acabar con esto.
-Pero tú has dicho que avisaríamos a la justicia nosotros. Este asunto nos incumbe-apunté no dispuesta a moverme de mi posición. Mi determinación flaqueó cuando Harold se plantó a mi lado con mirada amenazante.
-Ha habido un cambio de planes-me alejé de él.No era mayor que Beth.No tenia derecho a darme órdenes,ni aunque fuera el líder de toda esta revolucionaria operación.
-Escuchame tú a mí.Llevo nueve años sin ver a mi padre.No voy a entregarle a la justicia nada más tenerlo delante,por muy desesperado que estés de terminar tu plan con éxito.Ni aunque con su detención tengamos al hombre que está detrás de todo esto,podría escapar y nos quedaríamos sin nada.
De ninguna manera vas a hacerme cambiar de idea.
«Así se habla»,me habría elogiado Lucy.
-Muy bien-escupió rojo de ira.Le palpitaba una vena en la sien furiosamente,y tenia apretada la mandíbula.totalmente fuera de sí-No puedes imaginarte lo que...
Pero nunca llegué a saber lo que no podía imaginar,porque un timbrazo seco resonó el piso.
Me sentía tremendamente confusa,enfadada y engañada,pero a la vez entendía por qué había sucedido todo y perdonaba a mi padre si así volvía a tenerlo a mi lado.
Me temblaba ligeramente la mano,pero la oculté tras mi bolso para disimularlo.
Thompson se adelantó unos pasos al recibidor,y se pegó a la mirilla.Estaba más perdido que cualquiera de nosotros.
-¿Quien es?-gritó.
-Soy yo,Robert.
-No creo que debas entrar.No te lo permi...-antes de que pudiera decir algo más Harold ya estaba abriendo la puerta. Apartó a Tomó son de su camino y tironeó de Robert para meterlo en el salón.
Se me aceleró la respiración,porque tenía delante a mi padre y debido a que estaba girado hacia Thompson no podía verlo.
Harold le agarró del hombro,y lo volvió mientras decía:
-Con quien tienes que hablar es con ella.
Robert tenía el mismo aspecto que el adepto,pero añadiéndole un pesado abrigo de piel marrón. Sus ojos relucieron bien abiertos,del color del hielo. Por un momento pareció que debía de ser un error.
Aquel hombre tan mayor y entrado en carnes era imposible que fuera mi padre.¡Y esos ojos!Tenían la misma calidez que el hielo,y no inspiraban ninguna confianza.No se parecían en nada a los ojos compasivos y bondadosos del señor Heatherfield.
Pero la expresión del hombre no podía negar lo inevitable:se alegraba enormemente de verme y le costaba creerlo.Se le escurrió una lágrima de sus ojos vidriosos,y no pareció darse cuenta.
-¿Eres...tú?
En ese instante comprendí que no podía haber ningún engaño, pues su voz sonaba exactamente como la recordaba.Robert introdució la mano en su pesado abrigo y sacó un modulador de voz de alta tecnología que acababa de desenchufar y tenia roto el cable que lo unía a su cuello.
Luego se quitó el abrigo al completo, dejándolo caer al suelo,se subió el jersey de pico y extrajo de debajo de él relleno falso y dos pesas atadas a su cadera que le hacían parecer obeso.
Luego se dio un tirón del poco pelo que le quedaba en la cabeza,y pensé que se había vuelto loco cuando no consiguió nada y siguió tirando.Después de tres intentos desprendió de su cabeza una perfecta peluca de calvo,dejando al descubierto su mata de pelo oscura.Otro tirón en el cuello y su papada desapareció.
Solo faltaban los ojos,que me miraban con cautela y un brillo apagado.Parpadeó y se pellizcó el ojo derecho con precisión-por dentro. ¿Qué hacia?¿No se estaba haciendo daño?
Retiró una de sus manos de su iris con un objeto transparente. Lentillas.
Ahora tenia un ojo de cada color,y un aspecto que refumaba vitalidad y juventud.
-Soy...yo-murmuró.Su disfraz a sus pies,revuelto.Me miró con desesperación-Ya no tendrás que confiar más en ellos.Estoy aquí. ¡Santo Dios!Estás tan...hermosa.Te pareces a tu madre.Perdona.Perdonadme por hablar como ellos.Tan solo...
Antes de que pudiera terminar ya me había abalanzado sobre él.Me pegué a su pecho como si todavía fuese esa niña de la que él hablaba.
Olía a humedad y a geranios-,olores muy familiares para mi. Me rodeó con los brazos y me apreté más a él si era posible.Quería que la sensación durara para siempre,porque aún parecía un sueño.
-He esperado tanto este momento-susurró.Me dije que tenia que guardar distancias o Darrel se pondria celoso.Así que me separé solo un poco,y él tardó en hacerlo.
Harold nos aplaudió con sarcasmo.Le odié por ello.
-Conmovedor encuentro.Ahora la TTS nos espera.
Algo se accionó en mi padre,pues se puso rígido y apretó la mandíbula.
-Yo no trato con esos tiranos.
-Una pena.No tendrás más remedio-papá me miró.
-¿Charleen,que está pasando?
-Silas-susurré-Creen que puedes llevarles hasta Silas.Explicales que solo has sido su juguete,diles que te usó en contra de tu voluntad.¡Diselo!
Papá negó con la cabeza.
-¡Si fuera tan fácil!
Era extraño compartir con él la vida que nunca quiso para mí, el mundo en el que estaba metido.Donde las empresas te controlaban como a una marioneta.
Pero ya puestos, era aún más extraño estar hablando con él en un lugar diferente a un sueño.Se me escapó una lágrima que nadie percibió.

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Lost Souls
General FictionCharleen lleva toda su vida sintiéndose un estorbo para los demás,a pesar de que hace todo lo que puede por superar la muerte de sus padres. Ni siquiera sus tias,con las que se ve obligada a vivir,le tienen demasiado cariño.La obligan a usar su incr...