Lo que digo para salvarte

56. Roel

Mejor cómprate un paraguas

Dicen que no puede llover bajo techo, pero la teoría queda desmentida.

Me sobresalto al oír el impacto. Freno en seco para luego volver a la carrera: bajo seis escalones y levanto el teléfono, astillado y con trozos faltantes.

Cuando levanto la vista, veo por el hueco de las escaleras a Kenna tambalearse, y luego su cuerpo desaparece al caer al piso. El eco del impacto me hela.

Bajo techo puede llover el miedo, lo estoy sintiendo mojarme de pies a cabeza.

Bajo techo pueden llover teléfonos, como el que tengo en la mano.

Bajo techo pueden llover muchas cosas, te puedes empapar en desesperación y olvidar que también puede llover esperanza.

Grito su nombre.

Bajo techo pueden llover lágrimas.

¿Corro de regreso a ella o alerto sobre el chico que agoniza en el elevador? Si bajo, alertaré sobre ambos.

Pero…

¿Si el corazón de Kenna ya dejó de latir? ¿Qué si necesita mis manos sobre su pecho para ayudarlo a recordar cómo latir hasta que llegue la ayuda? ¿Qué si me marcho y cuando regresemos es demasiado tarde?

¿A quién salvo?