DOS🔑

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Realmente todo se me hacía extraño y nuevo para mí tanto había cambiado las cosas desde mi encierro y para ser sincera ciento que estoy con extraños, apenas pude reconocer a mi madre y mi hermano de ahora 15 años. Me encontraba acostada en la enorme cama de lo que ahora deducía mi nueva habitación, era el doble de grande que los cuartos del tutelar. Después de haber comido mi madre me trajo aquí para que me instalara aunque ni siquiera tengo ganas, estaba completamente sola en esta inmensa casa excepto por los sirvientes los cuales me dedicaban unas miradas como observando que no me llevara nada que hubiera en la casa.

Mama me había dicho que llegaría más tarde ya que pasaría a la escuela por Kwan. Al parecer tanto ella como Taeyang su nuevo esposo querían hablar conmigo una vez todos estuviéramos reunidos.
Me reincorpore quedando sentada en la orilla de la cama, estire mis brazos para luego dirigirme a mi maleta. Rebusque entre mis cosas encontrando mi libreta roja, camine hasta el pequeño escritorio que había en una de las esquinas, me senté abriendo la primera página…en si no era un diario solo notas de recuerdos, recuerdos que puse desde mi encierro pues según yo para no olvidar nada de mi pasado o de las personas importantes para mí. Pase un por uno leyendo todo lo que escribí hasta llegar a un dibujo elaborado por una chiquilla de 8 años. Así es, había dibujado a mama’ y a Kwan, no era una obra de arte pero había captado todo las señas particulares de los dos, entonces recordé aquel retrato enorme pegado junto a la chimenea, me levante con el libro en mano saliendo de la habitación.

Baje las escaleras en forma de caracol seguido de pasar a la chimenea donde pare retrocediendo unos cuantos pasos hacia atrás, una vez tomando mi distancia alce mi libreta posicionándola alado de la foto en el aire, compare las dos imágenes. A pesar de que mi hermano haya crecido aun tenia esos ojos de borrego y su sonrisa tan cálida en cuento a mama’…cambio demasiado. Aquel pelo rizado y corto había sido remplazada por una cabellera larga y lacia digna de toda una señora de alcurnia, su ropa cara, maquillaje todo en ella había cambiado. Nada de lo que conocí hace 11 años estaba. Entonces me di cuenta de que talvez por eso nunca recibí ninguna visita de su parte, ambos habían hecho su vida de nuevo…

La puerta principal se abrió dejando entrar murmullos de risas me voltee para ver una escena que me confirmaba lo anterior, un adolecente fue el primero en entrar mientras sujetaba un balón de futbol, seguido de mama’ y lo que deducía era Taeyang. Los tres reían y dialogaban.


Y como dije antes yo ya no formaba parte de su círculo familiar, ambos siguieron sus vidas consiguiendo un presente, mientras que yo quede en mi pasado…


Mis ojos se encontraron con unos orbes negros, Kwan el pequeño Kwan ya no era tan pequeño, a simple vista era un niño muy apuesto, cabellera negra, piel blanquecina y un cuerpo atlético para su edad. Apreté mi libreta pues no sabía si me recordaría, me aceptaría o simplemente me ignoraría.

—H-Hara…Unnie—fue lo único que salió de sus labios. No supe cómo responder o sentirme al respecto, solo supe que ya tenía encima de mí a Kwan quien me abrazaba con fuerza.

—Kwan amor, deja a Hara no vez que la hostigas—hablo mamá

—No importa—le reste importancia—te recordaba más pequeño—fue lo único que articule.

—pues claro, tenía solo 4 años cuando te ence…—guardo silencio.

—lo se…

—Cuanto has crecido—dijo una voz masculina— ¿me recuerdas?—hablo con cautela.

—No del todo—negué.

—No importa, lo bueno es que ya estás aquí—me dedico una sonrisa—asentí. Se escuchó un aplauso al aire

ENSÉÑAME |JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora