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La montaña rusa había sido toda una experiencia desde mi punto de vista ya que fui la única que no quiso subirse en ella, y creo que fue una buena opción ya que los gritos y vueltas que ese gran carrusel daba eran atemorizante. Aparte aquel vestido me había salvado ya que dije otra excusa de que si me subía se me podía llagar a ver todo, lo cual era algo estúpido. Tenía abrazado el gran oso de felpa que Jimin había ganado para Jennie en esos juegos del tiro al blanco, mientras los esperaba decidí ir a uno de esos puestos donde vendían gaseosas.
—Me podría dar una cola por favor—pedí a la empleada mientras sacaba un billete de mi bolso.
—Aquí tiene—di las gracias tomando mi lata de refresco.
Al parecer las vueltas habían terminado pues el carrusel estaba por comenzar otro recorrido, había demasiada gente llegando, subiendo y bajando del gran juego que me era imposible ver a los chicos desde mi posición, incluso pensé que a lo mejor bajaron cuando Salí en busca de algo de beber y ahora estaban buscándome. Estaba por márcales hasta que en mi pantalla apareció el número de Jennie.
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—Hara en ¿dónde estás?, no te vimos cuando bajamos del juego—hablo Jennie desde la otra línea.
—Disculpa solo fui a comprar algo y cuando volví no los encontré, incluso volví al mismo lugar donde me quede—explique— ¿En dónde están ustedes?
—Perf-qued-nosotros.
—Hola, Jennie sigues ahí.
—Hara, me- escu-as quédate- iremos—la llamada se cortó.
—¡Demonios! No hay señal—camine un poco en busca de señal pero no había— ¿Ahora qué hago?—mire a todas mis direcciones en busca de los chicos pero con tanta gente era casi imposible, decidí volver al sitio donde me dejaron cuando subieron al juego pues puede que ellos tengan la misma idea que yo.
Camine entre la multitud pues entre más tarde la gente llegaba, estaba por llegar al juego cuando sentí como mi bolso era arrebatado. Gire viendo como un tipo salía corriendo con mi bolso, así que solté aquel peluche gritando para que alguien parara al ladrón, corrí pasando y empujando a la gente para tratar de no perder de vista al tipo que me había robado.
— ¡Oye! ¡Detente! Agarren a ese ladrón, él tiene mi bolso—corrí lo más que me daban mis piernas las cuales ya empezaban arder un poco.
Entre a lo que era un espacio donde no estaba habitado por personas, más bien un muelle algo retirado de la multitud. Me detuve para recobrar el aliento mientras buscaba algún indicio del hombre, puede que estuviera loca por seguir a un tipo hasta un sitio deshabitado pero no dejaría que se llevara mi bolso. Camine hasta llegar a una parte de la playa donde divisé mi bolso tirado, baje los tres escalones hasta llegar a él, lo tome en manos revisando en su interior y para mi sorpresa todo estaba adentro. Suspire aliviada de no haber perdido nada de importancia, cuando estaba dispuesta a volver una sombra se reflejó en la arena; sentí como mi aliento se volvía gélido y como mi piel se erizaba por el miedo ya que era lo único que en estos momentos sentía.
