Capítulo 11

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(Zoe)


-¿Dónde están todas las mesas y sillas? –pregunto Shaun entrando sorprendido a clase.

-Hoy nuestra clase va a estudiar en el suelo –conteste.

-¿Qué?

-Tiro todas las mesas por la ventana –le dice Marco.

-¿Qué ha ocurrido?

-Yo no quería que mi mesa estuviera sola afuera y por eso tire fuera todas las demás –dije como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Y ahora qué pasa con mi mesa? –dijo Shaun no queriendo sentarse en el suelo.

-Antes de que mi mesa entre en clase, todas las demás se quedaran fuera –dije con determinación.

Shaun se acercó a Marco y Ryan, junto con los demás compañeros de clase.

-Traed la mesa de Nolan –ordeno.

-¿Eh? –Pregunto Ryan, entre confuso y enfadado- estas de coña.

-¿Acaso queréis dar la clase en el suelo?

-Es verdad... -dijo aunque se podía notar que no quería reconocerlo.

Vi como los dos fueron hacia la puerta para ir a buscar las sillas y las mesas.

-¡Hey chicos! ¿Dónde vais? No es posible que la mesa de ese entre aquí –dijo Alan impidiendo que nadie saliera.

-Para, ¿No sabes que esto está afectando a todos por tu culpa? –le corta Shaun a Alan.

Alan suspira y se va de clase.

Esto era una pequeña victoria para mí, pensé sonriendo.


******


Me encontraba limpiando los baños. El castigo del profesor por tirar las mesas por la ventana. Aun así, limpiar los baños durante un mes, es simplemente demasiado exagerado.

Entonces para más desgracia mía, entro Alan.

-¿Has venido aquí para molestarme de nuevo? Te voy a decir que no te voy a seguir el juego esta vez –dije mirándole.

-Para tu desgracia yo no soy el único que te tiene muchas ganas en este momento –dijo sonriendo con malicia.

Aparecieron Marco y Ryan tras de Alan, seguidos por bastante gente de otras clases. La mayoría del club de lucha o de boxeo.

-¿Has llamado a otros chicos porque no tienes la suficiente confianza en ti mismo? Que cobarde –dije picándole.

-¡Cállate, joder! Me asegurare de que te arrepientas de ir contra mí –Dijo Alan antes de señalar al grupo de chicos tras su espalda- Cada uno de ellos está preparado para darte una paliza. No lo vas a tener tan fácil como con los otros chicos. Voy para afuera, de modo que salir cuando acabéis.

-Vale –dijeron todos a coro.

Y se fue sin dejarme decir ni una palabra. Me dejo junto con todos los chicos que querían pegarme. Sera bastardo. El muy imbécil.

Todos se lanzaron contra mí y aunque intente defenderme con el palo de la fregona.

-Nunca nadie ha podido con nosotros –dijo una quitándome la fregona y partiendo el palo de un rodillazo.

Estaba en total desventaja frente a ellos. Como me tocaran acabaría en un nicho. Tenía que encontrar una salida y lo único que podía usar era la ventana, y de perdidos al rio, corrí a descolgarme por la ventana.

Pude escuchar gritos de los chicos gritaba que me escapaba y que iban a ir a buscarme abajo. Pero yo no tenía intención de saltar desde el segundo piso.

Camine con mucho cuidado por la cornisa hasta entrar por otra ventana. Mire al alrededor y vi que había camillas y armarios llenos de frascos de cristal. Había acabado en la enfermería. Pero estaba vacía, no estaba la enfermera.

Entonces vi como una de las camillas estaba ocupada y para mi sorpresa era Enzo. Estaba ahí dormido o eso suponía yo.

Me acerque silenciosamente a él. ¿Qué hacia él aquí? Pude ver la cara relajada de Enzo. Mirándolo así, podía notar lo atractivo que era.

Cuando me quise dar cuenta de lo que estaba haciendo tenía la mano a medio camino hacia su cara. Como si la hubiese levantado para acariciarle. La retire antes de tocarle.

Justo en ese momento escuche pasos y me escondí en la camilla de al lado y cerré la cortina para que me vieran. Me quede sentada sobre la camilla.

-Enzo –me quede parada al escuchar esa voz.

Era la voz de Mónica ¿Qué hacia ella aquí?

-Eso no se hace Mónica –contesto Enzo- ¿Me esperabas dormido?

Espera ¿No estaba dormido?

-¿Arrepentida? –Dijo Enzo en tono serio, no sabía de qué estaban hablando- no tome la pastilla que decías que era para el dolor de cabeza.

-¿Cómo lo has sabido? –pregunto ella.

-Sabes que si se enterara alguien de que la hija del director está aquí ¿Qué pasaría? Por hoy no diré nada, ¿entendido?

Escuche pasos como si alguno de los dos se fuera a ir.

-¡Espera! –Grito Mónica- No te vayas Enzo. Te voy a dar la última oportunidad de volver a estar juntos.

-Creo que ya te dije lo que sentía por ti, Mónica –contesto sin perder los nervios.

-¿Por qué ya no me llamas cariño? –lloriqueaba Mónica.

-No tenemos ninguna relación, es obvio que te llamare por tu nombre.

De un momento a otro se escuchó un golpe, una bofetada.

-Te vas a arrepentir de esto –se escuchó a Mónica muy enfadada antes de un portazo.

Lo sabía, sabía que Mónica sentía algo por Enzo aun y que como Nolan fue dejada. Pero no me sabía que aun sentía algo por él, y menos después de haberme dicho todas esas cosas de Enzo.

-Nolan –escuche la voz de Enzo.

Abrió la cortina asomando su cabeza.

-A menos que tu hobby sea espiar, te sugiero que salgas –dijo serio.

¿Cómo sabía que estaba aquí? ¿Qué debo de hacer? ¿Salgo de vuelta por la ventana?

Yo no estaba tratando de escuchar a escondidas, intencionalmente –me excuse al tiempo que salía de detrás de la cortina.

-Debiste tener una razón muy importante, debido que entraste por la ventana –dijo Enzo.

¿Acaso puede ver con los ojos cerrados? ¿Cómo lo ha sabido? Era imposible.

-Ya que no vas a hablar, me voy –dijo Él girándose con intención de irse.

-Espera –dije llamando su atención.

Se volvió a mirarme otra vez.

ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora