(Zoe)
Me levante del suelo al tiempo que el conductor salía del coche.
-¿Estas bien? –se acercó el señor.
Me revise y aparte de un gran rasguño en mi brazo no tenía nada. No sé si era por la adrenalina del momento pero no me dolía nada, salvo el brazo.
-Sí, estoy bien –le conteste mirándole.
-No te he visto venir.
-Es mi culpa iba corriendo sin mirar a ningún lado, así que...
Se ofreció a llevarme al hospital a que me revisaran pero me negué y entonces lo dejamos y se fue.
Entonces fue cuando mire a mí alrededor y vi a Enzo a un lado sobre su moto, casi tumbado, escondiendo su cabeza con los brazos, al tiempo que temblaba como un flan.
-¿Enzo? –le llame desde cierta distancia.
-Acércate –me pidió levantando la cabeza pero sin mirarme. Podía notar que estaba llorando, lleno de tanta preocupación, que me hizo preocuparme por él- ¿estás bien de verdad?
-Sí, de verdad. Estoy bien, solo tengo unos rasguños –dije intentando sonar convincente mientras le enseñaba el brazo.
Bajo corriendo de la moto y me estrecho entre sus brazos, escondiendo su cara en mi cuello. Me había tomado por sorpresa, sobre todo verle venir a mí con la cara roja del lloro.
-Gracias a dios que estés bien –dijo aun contra mi cuello- que suerte.
-Estoy bien, pero tengo algo que decirte.
-No hace falta –dijo separándose lo justo para verme a la cara.
-¿Por qué? Pero yo...
-Solo necesito que estés a salvo. Quien te guste no es importante.
-¡Pero si él que me gusta eres tú, Enzo! –le dije.
Se quedó pasmado por mis palabras.
-Pensaba que no debía permitirme sentir nada por ti por lo que le paso a Nolan, pero ya no puedo engañar a mi propio corazón. Puedo hacer lo que sea, menos odiarte.
Vi como sonrió levemente.
-Gracias, Zoe –dijo cogiéndome como una princesa de repente- Lo haré lo mejor que pueda, para que no te arrepientas de esta decisión.
Antes de que pudiera decir cualquier cosa unió nuestros labios en un beso, en un beso de necesidad de prisa, como si tuviéramos urgencia uno del otro.
-¿Estas bien, de verdad? –me volvió a preguntar.
-Sí, ya te lo he dicho.
Entonces me subió a la moto y él se subió delante.
-Ahora encontremos un lugar tranquilo donde charlar.
-¿A dónde vamos? –pregunte cuando arranco.
-Mi familia tiene una mansión por aquí cerca.
Habíamos recorrido tres manzanas cuando note que Enzo se tensó y miraba mucho por el retrovisor. Así que me gire y vi como un coche se acercaba a mucha velocidad hacia nosotros.
-Enzo ¿Quién es? Ese coche parece que nos siga –le dije por si no se había dado cuenta.
No entendía porque nos estaba siguiendo. Enzo empezó a acelerar para dejarlo atrás pero no lo consiguió. En vez de eso dimos a una carretera sin salida, daba a un muro. ¿Quién habría puesto el muro ahí?
Cerré los ojos esperando el impacto. Note como Enzo giro la moto pero no a tiempo y salimos despedidos al suelo.
-¿Estas bien? –se apresuró Enzo sobre mí.
-Sí, lo estoy. Solo unos rasguños más.
Nos giramos para ver el coche que no había tenido mejor suerte que nosotros. Estaba estrellado contra el muro. Estampado de frente, parecía un acordeón.
-Creo que el conductor estará fatal –comente.
Nos levantamos y Enzo se apresuró a abrir la puerta como pudo y cogió en brazos a la persona de dentro.
Me quede de piedra al ver que la persona era Mónica. Tenía una herida que sangraba, en mitad de la frente.
-Tenemos que llamar a una ambulancia –dijo Enzo- la casa está aquí al lado voy a llar desde allí, mi móvil a muerto.
-De acuerdo, yo me quedo aquí –dije cuando sentó a Mónica en el suelo.
Enzo se alejó corriendo y yo me puse al lado de Mónica.
¿Por qué nos estaba siguiendo? ¿Por qué se esa manera? Era obvio que quería atropellarnos. Solo había que ver lo lejos que ha llegado, tanto como para estrellarse a sí misma. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Cómo ha sabido que estaba con Enzo?
-¡Cerda! –Grito de repente Mónica, tirándome del pelo- ¿Por qué no elegiste a Shaun en lugar de a Enzo?
-Mónica, por favor quítame las manos de encima y entonces hablamos –dije quejándome no queriendo pegarle, ya estaba ella suficientemente dañada.
-¡Rompe con Enzo ahora mismo! Si no...
La interrumpí cogiéndola de las muñecas para que parara. Como no tenía fuerza daba igual cuanto forcejeara.
-No voy a hacer eso.
-¿Qué? –estaba escandalizada.
-Siento no haber cumplido mi promesa, pero de verdad quiero a Enzo. Así que no romperé con él.
-¿Qué demonios? –dijo soltándose cuando afloje el agarre.
De repente se levantó por lo que la seguí.
-Mónica ¿A dónde vas a ir? Necesitas tratarte esas heridas.
De repente se giró empuñando una navaja y apuntarme con ella.
-Si no rompes con Enzo, solo hay una manera de resolver esto –dijo acercándose.
-Cálmate, Mónica por favor –dije dando pasitos para atrás.
-¡MUERETE! –me grito alzando la navaja.
Cerré los ojos para volverlos a abrir y ver como Enzo la tenía agarrada de las muñecas por la espalda. Mónica forcejeaba contra él.
-¿No te lo advertí ya? No la toques –dijo Enzo con una calma que asustaba.
-¡Muérete! Cualquiera que se atreva a tratar de arrebatarte de mi lado debe morir –contesto Mónica.
-Estas siendo ridícula –dijo tirándola al suelo.
-¿Por qué me tiras? ¿No sabes cuánto te amo? Eres mío, solo mío. Por favor, no me dejes. No puedo vivir sin ti –dijo llorando mientras agarrándose a su pierna- si me dejas moriré.
-No me importa si vives o mueres.
Después de eso se acercó a mí y puso un brazo por mis hombros para animarme a caminar.
-Vamos a casa.
-¿Qué hay de Mónica? –pregunte.
-¿Te ha hecho daño?
-No, estoy bien. Has llegado a tiempo.
-Bien. Puedes estar tranquila llame a la ambulancia, pronto llegara y la recogerá. Vamos.
-Si.
Cuando estábamos en el portal de la casa escuchamos a Mónica correr, navaja en mano hacia nosotros.
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Zoe
RomanceDe alguna manera acabe estudiando en un internado masculino, disfrazada como mi hermano, para averiguar qué era lo que había llevado a mi hermano a querer suicidarse.