Capítulo 15

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(Zoe)


La navaja estaba a punto de rajar mi mejilla cuando alguien grito detrás de mí.

-¡ALTO! –reconocí la voz enseguida, era Enzo.

Todos nos quedamos tan quietos como las estatuas. ¿Qué hacia él aquí? ¿Por qué siempre tenía que estar en todos lados? ¿Habría venía a buscarme porque sabía la verdad? ¿Habría averiguado que soy una chica? ¿Qué soy Zoe?

-Presidente ¿Cómo has llegado aquí? –pregunto el chico que estaba frente a mi bajado la navaja.

-Alguien me aviso de que había una reunión algo peligrosa por aquí –se puso al lado del chico y me miro- Nolan ¿Tu otra vez? ¿Por qué no me sorprende?

-Solo vine a recuperar me móvil –dije a la defensiva.

-Sera mejor que dejen por hoy su reunión –dijo mirando al resto de los chicos.

-Nuestra reunión no se acaba aquí –dijo el rubio molesto.

-Lo que estás haciendo es contra las reglas del internado. No puedo dejar que eso suceda –dijo Enzo cruzándose de brazos con superioridad.

-Deja de bromear... Incluso si eres tú –contesto el rubio señalando a Enzo- no permitiré que te interpongas en nuestro camino.

Se pone a pelear pero a mi aun me seguían agarrando. Él de la navaja se separó del grupo y fue hacia Enzo por la espalda.

-¡Cuidado! –grite para advertir a Enzo.

Derroto al rubio dándole una fuerte patada en la boca del estómago, tirándole al suelo y giro para encarar al de la navaja que de un puñetazo le quito la navaja y con otro puñetazo en la cara le hizo quedar noqueado en el suelo.

Les había derrotado en un abrir y cerrar de ojos.

-Si dejan que ese chico se vaya tranquilamente, sin hacer ningún escándalo más, dejare pasar por alto lo de hoy –dijo Enzo mirando a los chicos que aún seguían en pie.

-¿Qué debemos hacer? –se preguntaron entre ellos.

-¿Acaso tengo que decirles todo? ¡Largaros! –ordeno Enzo.

Salieron todos corriendo ayudando a los otros dos a irse con ellos, mientras se empujaban entre ellos por entrar primero al edificio, para poder irse. Panda de cobardes, asquerosos.

Todos se habían ido solo por las palabras de Enzo. Como se nota que es porque es presidente. Además de que Enzo es muy fuerte, como había demostrado ahora mismo.

-Gracias –tuve que agradecerle a regañadientes.

-Se ha dicho mucho sobre ti últimamente en los pasillos, sobre que derrotaste a tres chicos ¿Es eso cierto? –pregunto mirándome de arriba abajo.

-Eso es un rumor falso.

Le tuve que decir eso para no causarme más problemas. Si se enteraba que era cierto quien sabe de lo que era capaz. Ya tenía el agua al cuello, no quería ahogarme del todo.

-¿Rumor falso? –pregunto levantando una de sus cejas, sorprendido.

-Si. Fueron a atacarme pero resbalaron por la escalera. Solo tuve suerte ese día ¿No piensas que exageraron el rumor? –Le mentí, pero decidí que era momento de hablar de esto con él, lo mejor era cambiar de tema- En vez de eso dime porque llamaste a mi familia.

-Para hablar con tu hermana –respondió como si nada.

-Ya te dije que no podías hablar con ella.

-No sé porque tratas de ocultar a tu hermana, pero esto es entre ella y yo. Aunque tú hermana este fuera del país, pude obtener su número de teléfono. Por lo tanto tu ocúpate de tus asuntos –dijo sonriendo porque había ganado esta batalla.

-No pareces entender que no quiero que hables con ella –dije empezando a molestarme.

-¿Por qué? Parece que estés decidido a que no me encuentre con ella ¿Acoso tienes complejo de ángel protector? ¿Por qué no la dejas vivir un poco?

¿Complejo de ángel protector? Es normal que me quiera proteger a mi hermano y a mí misma ¿Qué cojones le puedo decir para que deje de buscarme? Tenía que decir algo rápido.

-¡Porque me gustas, Enzo! –grite a lo loco, sin pensar.

Se quedó tan impactado como yo misma. ¿Qué acabo de decir? ¿Me había vuelto loca ya? ¿Qué clase de excusa era esa? La había cagado. Enzo estaba mirándome de arriba abajo e hizo que mi corazón empezando a palpitar con fuerza ¿Qué estaba pasando? Reprimí el impulso de llevarme la mano al pecho.

-Lo siento... no quise decir –empecé a decir nerviosa mirando a todos lados menos a su cara, pro vergüenza a estar sonrojada- solo era...

De repente empecé a notar un peso en mi cabeza. Al levantar un poco la vista vi que era Enzo, había puesto su mano en mi cabeza. Como si fuera a acariciar a un perro.

-Perdón –dijo de manera seria, pero no dura.

-¿Eh? –fue lo único que pude decir.

-No quiero hacerte daño, pero no me gustan los hombres. Lo siento –dijo sacando la mano de mi cabeza.

-Esto... Emm... -no sabía que decir pero notaba cada vez más una molestia en el pecho.

Enzo se fue caminando lentamente, hasta dejarme sola en la azotea. En cuanto se fue caí de rodillas, por el alivio creo yo.

Estaba respirando como si hubiera corrido una maratón completa. No sabía si era porque me había entrado miedo por ver una navaja en mi mejilla o por... No, imposible. No podía ser eso. Me dije para auto convencerme de que no podía ser por nada más. Me había sorprendido lo de la navaja y eso era todo. Punto.

¿Por qué estaba latiéndome de esa manera el corazón? Me duele como si de verdad me hubiera confesado yo a Enzo. Como si hubiera abierto mi corazón de verdad y me lo hubieran pisado en mi cara.

Me levante y decidí que tenía que averiguar algunas cosas antes que nada.

Por lo que cogí el teléfono que aun seguía en el suelo y me fui de ese edificio. Me dirigí hacia la zona del césped de la parte de atrás de los dormitorios. No se veía a nadie cerca por lo que pude sentarme bajo la copa de un árbol y mirar mi móvil. Tenía que hacerlo.

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