Capítulo 17

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(Zoe)


Los días pasaron, llego el domingo y Shaun seguía igual de raro.

Para hacer tiempo hasta la tarde, durante la mañana me dedique a hacer los deberes y adelantar todo lo que pudiera.

Mientras recogía, vi como Shaun aún seguía dormido. Mientras recordaba lo que había pasado el otro día, que me encontraba arreglando la clase porque el profesor me lo pidió. Cada viernes se lo pide a un alumno diferente, pues esta semana me había tocado a mí.

En eso que entro Shaun.

-¿Qué haces? –me dijo.

Le explique que me tocaba arreglar la clase esta semana

-¿Qué es lo que haces? ¿Por qué no usas a tu esclavo para esto? –Dijo refiriéndose a sí mismo mientras me quitaba la escoba de las manos.

-¿Qué? –pregunte sorprendida.

-Entrar chicos –grito mirando la puerta.

Entonces un grupo de chicos entro, a uno le pasó la escoba y se puso a dar órdenes para que limpiaran la sala por mí. Recuerdo haber pensado que ¿no se suponía que él era mi esclavo? ¿Qué hace delegando? Lo que realmente quería era dar órdenes y punto.

Pero ahora Shaun, seguía durmiendo. A pesar de ser domingo duerme hasta tan tarde, ni que se hubiera tomado un somnífero.

Pero a mí ya me venía bien, así podía aprovechar esta oportunidad para salir sin que él me vea.

Cogí mis cosas y me fui al baño a cambiarme y vestirme como yo, de chica. Para luego salir a hurtadillas de los dormitorios.

Tenía que ir por la parte de fuera de los dormitorios. Por suerte al ser fin de semana apenas había chicos en el campus. No sabéis lo que detesto esta situación. Odio que nos tengamos que ver en su dormitorio ¿Por qué todo me tenía que ocurrir a mí?

Cuando empecé a pasar por debajo de las ventanas iba mirando para ver cuál era la de Enzo. ¿Era esta? No me acordaba muy bien.

Me la jugué y pique al cristal con los nudillos. No tardo en abrirse y aparecer Enzo en el marco de la ventana, sonriendo.

-Bienvenida a mi habitación. Aunque tenga que ser a través de la ventana, pero bueno. Te ayudo.

Me ofreció la mano para ayudarme y la acepte, así iba a ser más fácil. Tiro de mi hasta estar dentro de la habitación, a escasos dos centímetros de él, que para no dar un tras pies había echado sus brazos a mi espalda. A modo de abrazo.

-Me pregunto si es porque sois gemelos o qué, pero tenéis un olor muy similar.

-Déjame ir –proteste apartándome de su abrazo- ¿Por qué me llamaste para que nos viéramos?

-¿Por qué no comemos algo primero? –dijo señalando la mesa de su escritorio.

Entonces me di cuenta que había apartado el ordenador para poner sobre la mesa platos de comida. Comida hecha, se no taba que no era de microondas.

-¿Por qué te has molestado en esto? Solo voy a estar unos minutos.

-Dado que fui yo él que te invito, es mi deber servirte algo. Por la hora que es pensé que tendrías hambre.

-No quiero nada. No tengo hambre ¿Qué clase de persona comería en este momento?

Justo en ese momento mi estómago rugió como si hubiera un león hambriento en mi estómago.

-Siéntate –dijo sonriendo mientras separaba la silla para mí. Otro príncipe azul.

Qué vergüenza. Me senté ¿Por qué tuvo que rugir de esa manera mi estómago en ese preciso momento? Entonces me acorde de Marco. ¿Qué pasaría si me viera así aquí? ¿Y si me reconocía?

-Una cosa. Por Nolan sé que compartís habitación ¿Dónde está tu compañero? No quiero que me vean aquí.

-Ese chico tenía algo que hacer fuera, así que volverá tarde. No tienes que preocuparte por nada.

-Yo no me voy a quedar mucho más tiempo –le avise antes de probar un bocado de la comida.

Estaba riquísima. Me tuve que controlar para no gemir de lo bueno que estaba.

-¿Esta bueno? –pregunto antes de empezar a comer él también.

-Sí, realmente delicioso, pero ¿Cómo es que ya tenías preparada esta comida? No tenéis cocina en las habitaciones ¿Cómo lo has hecho?

-No, en los dormitorios no nos dejan cocinar.

-¿Entonces?

-He traído esta comida de la cocina del bufete, se lo pedí a la amable cocinera, como un favor personal, y también le dije que hiciera una porción extra para ti.

-Ya veo –dije asintiendo.

De verdad que es un niño rico, solo mira lo que puede conseguir.

-No deberías de hacer cosas así...

-Me pareció lo más apropiado para nuestra primera cita –dijo sonriendo.

-¿Primera cita? ¿De qué hablas? –Pregunte levantándome de la silla y plantando las palmas en la mesa amenazante, esperaba- yo no pienso salir contigo.

-¿No has dicho antes que serias mi novia?

-Te lo dije, no tengo la más mínima intención de salir contigo.

-Eso no está bien. Tú hiciste una promesa conmigo. Yo nunca rompo una promesa.

-¿de qué hablas? Además eres un picaflor, un Don Juan, un...

-¿Eso te lo ha dicho Nolan? –pregunto interrumpiéndome.

-De todas formas es cierto ¿verdad?

Enzo me cogió desprevenida y cogió una de mis manos para ponerla entre las suyas.

-¿Debería jurarte que te seré fiel a partir de ahora? –dijo mirándome a los ojos.

Como que eso era posible. No era posible lo que estaba diciendo. No lo veía capaz de cumplir esa promesa en particular, viendo lo que le había hecho a Nolan. Se creía que era tonta ¿o qué?

-¿Por qué me haces esto? –Dije levantando la mano que él me tenía cogida, pero sin que me soltara- Existen muchas otras chicas ¿Por qué estás haciendo esto si yo te sigo rechazando? ¿Te das cuenta que no tiene sentido?

¿Pero porque aunque tenía eso en miente, me sentía nerviosa? Podía notar como se había acelerado mi corazón desde que me había cogido la mano.

-Es porque... siento algo por ti –dijo apretando un poco más mi mano sin apartar la vista de la mía.

ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora