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22.

James pasa los siguientes minutos en el baño tomando una ducha, mientras que yo voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua y vuelvo a la habitación, lista para irme a dormir. No voy a mentir, estoy confundida por todo. Todavía no logro descifrar lo que James había querido decir durante nuestra discusión. ¿Por qué hablaba de las reglas? ¿Por qué me preguntó si tenía que contarle algo? Todas las posibles respuestas llegaban a su padre. Si bien no lo sabía con exactitud, no creo que haya sido coincidencia que justo todas esas locas preguntas y dudas que tuvo hayan salido después de la discusión que tuvo con Andrew. Pero, ¿por qué lo haría? ¿Por qué su padre pondría mentiras en su cabeza? ¿Para separarnos? No tiene sentido. Siempre que hablé con él parecía simpático, no parecía odiarme o desconfiar de lo nuestro,

Siento el colchón moverse a mi lado, y sé que James terminó de bañarse. Pero, esta vez, no puedo hacerme la dormida. No cuando tengo muchas dudas en mi cabeza y, si bien lo perdoné, no mentía cuando le dije que tenemos que confiar en el otro, porque ¿discusiones así? No van a solucionar nada. Así que me doy la vuelta en mi lugar y me sorprendo al ver a James mirando en mi dirección también, ya que, usualmente, dormimos de espalda. Creo que puede ver en mi rostro todas las dudas y preguntas que tengo, porque suelta un pesado suspiro y cierra los ojos por unos segundos antes de abrirlos.

—James,—le digo en susurro.—¿Qué quisiste decir cuando me preguntaste si tenía algo que decirte? ¿Alguien te dijo algo o que? Porque si es así, sabes que puedes decirme lo que quieras y....

—Detente.—dice James y acerca su rostro al mío, al mismo tiempo que sus manos caen sobre mis mejillas, sus pulgares moviéndose en pequeños círculos en mi piel. Y me besa.

James me besa.

Su labio inferior va a mi labio superior, su agarre tranquilizador e inflexible mientras mueve su boca para besarme totalmente. Y hago lo que cualquier persona en su sano juicio haría: presiono mis labios contra los suyos y llevo mis manos hacia sus brazos, dejándome llevar tanto como él lo está haciendo. Y no es nada igual al que nos dimos en Las Vegas el día de nuestro casamiento, en donde solo fue un leve roce de labios, con el sólo propósito que quede registrado ante las cámaras para después mostrarle las fotografías a nuestra familia. ¿Ahora? No hay nada de leve en esto, y no hay nadie a nuestro alrededor. Solo nosotros dos. Siento sus manos presionando mi cintura, pero no soy capaz de disfrutar su tacto sobre mi piel lo suficiente, porque me lleva hacia su regazo, y ahora en todo lo que puedo pensar es en su cuerpo debajo del mío, y en el cosquilleo que me recorre el vientre al sentir la presión que se encuentra debajo de sus pantalones. Sin poder evitarlo, balanceo mis caderas sobre él, y lo hace gruñir de nuevo sobre mis labios.

Está bien. De acuerdo.

Está bien.

No se qué demonios está sucediendo, pero no voy a pensarlo demasiado. O, al menos, no quiero pensar sobre ello en este momento, cuando sus manos están recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Pero entonces siento mi celular sonar. James sabe que estoy apunto de apartarme así que sus manos van hacia mis mejillas y me detiene a unos pequeños centímetros de su rostro.

—Ignóralo.—me dice.

Pero no puedo, no cuando mi celular está sonando a la 1am.—Debe ser importante.—le digo, antes de alejarme de él y tomar mi celular y caminar hacia el baño para tener más privacidad. Y tiempo para recomponerme, también.  Puedo sentir la mirada de James durante todo el trayecto, pero hago lo mejor que puedo en ignorarlo, porque si lo miro, voy a querer volver a su lado, y eso estaría mal. Cuando estoy en la seguridad del baño, cierro la,puerta detrás de mí, y luego de tomar un par de respiraciones, contesto.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora