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—¿Cuánto tiempo tardarán?

Miro a Stella, mi editora de textos, y me encojo de hombros.

Los constructores comenzaron a venir hace una semana y desde entonces se están encargando de hacer una oficina nueva en el terreno nuevo que tenemos. Incluso, Hardin se encargó de contratar a una decoradora de interiores para comenzar a hacer los nuevos diseños de la editorial. No es un cambio muy drástico, pero si costoso, por más de que no tenemos un edificio tan grande, y no hay planes para comprar otro más espacioso, hacemos lo mejor posible para que sea lo más llamativo posible.

—Espero que pronto.—le respondo. Porque es la verdad, por más de que la nueva oficina este un poco alejada de las demás, trabajar con el ruido es insoportable y más para personas como Stella que deben estar concentrados en que los manuscritos no tengan ningún error.

Stella se ríe.—No. Hablo de la boda.

—Oh.—digo y me detengo a pensarlo, porque tampoco tengo idea. Después de la fiesta de compromiso, hablamos con James de mudarme a su casa. Más bien, él lo dijo y yo acepté, porque estábamos por casarnos, y no creo que sea una buena idea hacer que él se mude conmigo y con Ben.

Pasó una semana de eso, y todavía no hemos oficializado la mudanza. Pero finalmente hoy es el día, tengo dos maletas con un par de cosas que necesito en mi auto, y este fin de semana iré a buscar algunos objetos personales más. Pero la verdad es que mucho no he hablado con James al respecto, ha estado ocupado estos días con el trabajo y apenas hemos hablado. Mucho menos de la fecha de la boda.

Justo en ese momento mi celular suena.

—Hablando de bodas....—dice Stella.

Le doy una pequeña sonrisa y me doy la vuelta mientras atiendo la llamada.—Hola.

—Hola. ¿Qué es ese ruido?—pregunta James.

Cuando llego a mi oficina, cierro la puerta detrás de mí.—Lo siento, es que empezaron con la construcción de la editorial.—le digo y casi le quiero decir que se lo había mencionado hace unos días, pero estoy segura de que ni siquiera estaba escuchándome, así que cierro la boca.—¿Todo bien?

—Si, solo quería avisarte que probablemente llegaré tarde a la casa. Si quieres pedir algo, hay un par de números en el cajón de la cocina o si quieres cocinar, hay bastantes alimentos en la heladera. Yo cenaré aquí, así que no te preocupes. Baja del auto lo que te sea necesario, mañana te voy a ayudar a bajar lo que queda, ¿está bien?

—Si, igual no tengo muchas cosas. El fin de semana iré a mi departamento a buscar un par de cosas más.

—De acuerdo. Te veo luego.

—Adiós.—le digo y suspiro cuando termina la llamada.

No voy a mentir, después de la fiesta de compromiso me he dado cuenta que James no es tan frío y distante como se muestra ser. De hecho, es bastante agradable. Habla con las personas y les pregunta sobre su vida como si realmente le importara.

E hizo lo posible para que Ben asistiera.

Mi hermano me contó que fue a buscarlo a la casa de Chad y que le dijo que si quería estar enojado con alguien, que sea con él y no conmigo. Que deje de ser un imbécil y preocuparme, porque sino iba a tener problemas.

No me importaba si solo lo había hecho por esta farsa o si realmente le molestaba que mi hermano me estaba preocupando al no aparecer por casa. En lo único que podía pensar es en Ben, y que se encontraba allí conmigo. Y que James había sido la razón por la cual él puso su mierda junta y vino a pedirme perdón.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora