Epilogo

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Epílogo.

James.

Miro la llamada entrante en la pantalla de mi teléfono celular, pero decido ignorarla antes de volver a guardarlo en el bolsillo de mi pantalón. No ha dejado de sonar desde hoy a la mañana, pero no importa cuantas veces me llame, todavía no le estoy contestando.

Me gustaría decir que la relación con mi padre ha mejorado, pero estaría mintiendo. Ni siquiera he intentado contactarme con él desde la ultima vez que aparecí en su oficina para decirle que renuncia de su empresa. Incluso intentó llamarme cuando se enteró del nacimiento de Olivia, pero para ese entonces, ya era demasiado tarde. No podía hablar con el hombre que casi arruina a mi familia, por más arrepentido que esté. Soy un jodido afortunado de que mi esposa me perdone por los errores de mi padre.

Cierro la puerta de la casa detrás de mí, y sonrío cuando las voces pequeñas llenan el ambiente. Claire me recibe rápidamente con una sonrisa.

—Oye, ¿quién era?—me pregunta, y no puedo evitar sonreírle como un idiota. Soy un maldito afortunado, y ella sabe lo que estoy pensando porque rueda los ojos antes de reírse.

Es, en ese momento, que le muestro el paquete que sostengo en mi mano. Al principio, Claire frunce el ceño, pero luego una ola de reconocimiento llena toda su cara.—¿Llegaron?

Asiento antes de dejarlo sobre la mesa que Claire colocó en la entrada, se suponía que tendría que ser para poner nuestras llaves o pertenencias una vez que llegáramos a casa... Obviamente, no resultó así.

Sin esperar otro momento más, Claire comienza a desgarrar el papel y sonríe ampliamente cuando llega al gran álbum de fotos con las iniciales "J & C" en la portada. Ella me mira con una sonrisa, probablemente recordando todos los momentos compartidos que ahora se encuentran grabados en una fotografía para que podamos, no sólo imaginarlos, sino ahora admirarlos. Luego se inclina por un beso y, tomando su rostro entre mis manos, se lo devuelvo. No he salido de la casa en todo el día, por lo que pasamos todo este tiempo juntos, pero al estar con Claire, el tiempo no parece ser el suficiente. Y, especialmente, no un día como el de hoy.

—¡Joder, hermano!

Claire se separa de mí y rueda los ojos antes de voltearse.—Vocabulario.—le advierte a Ben, quien nos está observando desde la sala.

—Mami, ¿qué es joder?—Claire dirige una mirada fulminante en dirección a su hermano antes de mirar a nuestra pequeña. Puede que Olivia luzca como su madre, con el cabello rubio, largo y ondeado, y con su hermosa sonrisa. Pero tiene mis ojos, y también, lamentablemente, mi carácter.

—Nada, cariño. Vamos.—le dice, acercándose para tomar su mano.

—Pero el tío Ben lo dijo.—mira a Claire con el ceño fruncido, luego se voltea para observarme caminar detrás de ellas.—Papi, ¿qué significa joder?

Honestamente, quiero reírme fuerte, porque mi hija raramente se conforma con respuestas vagas. Y Claire sabe eso, pero a veces es más sencillo distraerla con otras cosas, que decirle la verdad sobre sus preguntas. Créanme, ella pregunta todo.

—Son cosas de adultos, Liv. Cuando seas grande lo entenderás.—le digo, tomando su mano cuando la extiende hacia mi.—Pero tienes que prometerme que no lo dirás, al menos no en frente de tus amigos.

Mi respuesta parece haberle gustado un poco, porque asiente.—Christopher dijo mierda, ¿eso tampoco lo puedo decir?

La mirada de Claire se dirige rápidamente hacia mí con el ceño fruncido, ¿de dónde es que escuchan estas palabras? Niego con la cabeza, dándole una pequeña mirada de advertencia. Mi hija me conoce, no puedo permanecer enojado mucho tiempo con ella y, que dios me ayude, pero lo usa para su propia ventaja. Aún teniendo cuatro años, Liv es más inteligente que la mayoría de los niños de su edad, y no lo digo por ser su padre (bueno, tal vez un poco). Pero es una pequeña preguntona y, mientras a otros niños les gusta mirar la televisión o jugar con los videojuegos, la diversión de mi hija es leer sobre animales.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora