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18.

Oh por Dios.

¿Cómo demonios lo supieron? ¿De dónde sacaron nuestras fotografías?

Me acerco un poco más a la puerta de la habitación para escuchar la conversación que James está teniendo con el padre, pero luego de unos minutos de intento, me doy por vencida. Es imposible oír algo entendible desde aquí. Así que camino de vuelta hacia la cama y vuelvo a tomar mi teléfono para llamar a mi hermano.

Es probable que Ben no lo sepa aún, ni siquiera lee revistas. Pero las noticias vuelan rápido en estos días, y cuando menos me lo espere, seguro que las fotografías estarán en todos los canales y medios de comunicación existentes.

James mencionó en nuestra fiesta de compromiso que esto pasaría, que es probable que los canales de televisión hablen de este tipo de chismes, no creí que sea cierto en ese entonces. Pero al día siguiente, mi hermano estaba viendo la televisión y allí mismo estaba la noticia de que el hijo de Andrew Miller iba a casarse, no mostraron fotos de mi y agradecí no tener ninguna red social, porque si así lo fuera, la historia sería diferente. De todos modos, no me molestó tanto como pensé que lo haría.

¿Pero ahora? Fotos de mi rostro iban a estar por todas partes.

No estoy muy contenta con eso.

Tomo un par de respiraciones mientras acerco el celular a oído y espero.

—Hola, hermana. ¿Todo bien?

No lo sabe. Casi quiero saltar de la alegría.—Si, todo bien, ¿estás ocupado?—le pregunto cuando escucho un poco de ruido a lo lejos.

—No, solo estoy preparando la cena. Qué extraño llamándome a esta hora, ¿todo está bien?

—Eh si.

Bufa.—Te conozco, Claire, ¿qué ocurre? ¿Pasó algo? ¿Todo bien con James?

—Si, si, todo más que bien. Es solo...—paso una mano por mi cabello, debatiendo entre contárselo por teléfono o esperar hasta mañana. Creo que la segunda opción no servirá.—Tengo que decirte algo.

—De acuerdo. Te escucho.

Muerdo mis uñas y pienso en la mejor manera de decírselo. Pero la realidad, es que no la hay.—James y yo... Viajamos a Las Vegas, y bueno... Nos casamos.

Se queda en silencio unos segundos antes de responder:—Demonios, creí que me dirías que estas embarazada.

Suspiro y ruedo los ojos. Quiero preguntar por qué demonios creería eso, pero no lo hago. Pregunta estúpida.

—No lo estoy, Ben.

—Bien. Felicitaciones, entonces.

Frunzo el ceño y observo el identificador de llamadas en la pantalla de mi teléfono celular.—¿Eres Ben?

Suelta una carcajada.—¿Creíste que me enojaría?

—Bueno... Quiero decir...

—¿Mi mejor amigo se casó con mi hermanita pequeña? Si, lo superé.

—No suena como que lo hiciste.

—Estoy en proceso.—agrega.—Pero estaré bien. Cassie mencionó que te veía feliz. Es tu mejor amiga, por algo lo dirá.

¿Qué Cassie qué?—¿Por qué Cassie te diría eso? Mejor dicho, ¿cuándo hablaste con ella?

—Así que, ¿tú puedes casarte con mi mejor amigo pero yo no puedo con la tuya?

Que. Demonios.—Ben.

Se ríe.—Esta bien, pequeña. Estoy feliz por ti si tú lo estás. Solo quiero que sepas eso.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora