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—¿Claire?—James dice golpeando la puerta.—Voy a entrar.

Ni siquiera me da cinco segundos para arreglarme, cuando entra al baño. Tampoco trato de ocultar el hecho que estoy sentada en el suelo con mi cabeza a un lado del retrete. Al parecer, las nauseas durante la mañana eran las peores, sin hablar que despertarme con el olor a café —algo que amaba profundamente— que ahora saca lo peor de mi. Mi gran amigo Google me dijo que era normal tener este tipos de síntomas durante el primer trimestre de embarazo y que una buena manera de controlarlos es tener, al menos, cinco comidas por día en pequeñas porciones. Según dice, las nauseas aparecen cuando hay fuertes olores y cuando el estómago está vacío.

Miro a James con una pequeña sonrisa y comienzo a levantarme del suelo para lavar mis dientes. Él no dice nada, simplemente me observa desde su lugar en el marco de la puerta. Me da mi tiempo, y yo le doy el suyo para poder acomodar sus ideas. Después de anoche, tuve tiempo para pensar en el porvenir. Decidí en no decirle a James sobre el embarazo, al menos, no ahora cuando las cosas iban bien. Durante la cena él mencionó que su padre le había encargado las preparaciones del nuevo hotel en París, y al parecer eso era algo bueno. James lo vió como un avance. Yo solo pude preguntarme cuantos más pequeños avances van a haber antes de que finalmente su padre se decida a darle la empresa. No porque quiero que esto entre James y yo termine, sino porque lo necesito.

—¿No deberías ir a algún médico para que te de algunas pastillas?—me pregunta, y luego se acerca para tocar mi frente.—No tienes fiebre, ¿seguro que no es otra cosa? Tal vez gripe.

Asiento con la cabeza, y le doy una pequeña sonrisa para que se quede tranquilo.—Estoy bien, lo juro.—tomo su corbata y la comienzo a arreglar.—Llamaré a mi médico, pero es normal tener nauseas después de una intoxicación.—no le digo que ayer programé una consulta con una ginecóloga para hoy.

—¿Quieres que vaya contigo?—me dice, pero comienzo a negar rápidamente con la cabeza. Definitivamente no.—No me dejes afuera, Claire. No es normal que vomites tanto,—mira mi cuerpo antes de decir:—Vas a desaparecer.

Me río un poco.—James, estoy bien. Tú necesitas ir a trabajar. Te llamaré si se algo.—miento.

Suspira y, luego de unos segundos, asiente con la cabeza.—Llama a Cassie y dile que te acompañe.

—De acuerdo.—asiento, porque sé que es la única respuesta que lo dejará tranquilo.

James se inclina para dejar un corto beso en mis labios.—Llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo?

Sonrío y asiento antes de dejarlo ir a trabajar. Pongo una mano sobre mi corazón cuando oigo la puerta de la habitación cerrarse, y suelto un suspiro. ¿Por qué corazón? ¿Por qué simplemente no puedes quedarte en tu lugar en silencio?

Cuando mi celular suena, camino hacia mi habitación para tomarlo. Efectivamente es Cassie, y como la estuve ignorando durante todo el día de ayer, decido contestarle para no preocuparla más. Tampoco es justo para ella que le haya cortado después de escuchar a la señora de la farmacia preguntarme cuándo fue la última vez que tuve mi período.

—Jesus, Claire. Voy a asesinarte.—es lo primero que me dice cuando le contesto el teléfono.—¿Cómo demonios vas a dejarme así?—la dejo enojarse conmigo mientras camino hacia la cocina a buscar algún alimento que no tenga demasiado olor. Ya pasé mucho tiempo en el baño, muchas gracias. Encuentro unas galletas con sal y decido que ese será mi desayuno de hoy.—...soy tu mejor amiga.—me dice, y es lo suficiente como para sentirme culpable.

Sin saber por qué mis ojos comienzan a lagrimear.—Lo siento, C. Tenía... Necesitaba un tiempo para pensar.

—¿Por qué? Creí... Espera, ¿estás en el trabajo?

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora