34

12.8K 752 70
                                    

34.

—Gracias, Hardin.

Él simplemente se encoge de hombros.—Sólo hago mi trabajo, Claire.

Ruedo los ojos mientras caminamos por el pasillo de la cafetería, hasta llegar a nuestro lugar.—Lo sé.—admito, y dejo mi envase descartable de té helado sobre la mesa. Hardin, en cambio, decidió ir por un café negro.—Pero de todos modos, gracias. Siento que he estado muy desaparecida en estos días, y lo siento. Pero como dicen; nuevo año, nuevos cambios. O algo así.—hago una mueca.

Se ríe.—Estoy seguro que así no es la frase. No te preocupes, fue definitivamente un año de cambios para ti. Te casaste.—señala.

—Si.—murmuro. Hardin tiene razón.

—Y es entendible, te tuviste que ajustar a los cambios.—toma un sorbo de su café.—Suerte para ti que tienes un socio inteligente y, aparte, apuesto, que puede hacer su trabajo mientras no estás presente.

Sonrío ampliamente.—Gracias.—vuelvo a decirle, y él simplemente hace un gesto con la mano para que me detenga. Pero, honestamente, es lo mínimo que puedo decirle. Mientras yo estaba preocupándome por otros asuntos; como, por ejemplo, mis sentimientos por James que cada vez eran más difíciles de ignorar, Hardin estaba haciéndose cargo de la empresa. Mi empresa. Y de esa manera consiguió entrevistas con dos nuevas escritoras que estaban interesadas en la editorial. Esta mañana, cuando Hardin lo mencionó me sentí emocionada y contenta, pero también un poco decepcionada conmigo misma, porque dejar de lado mi trabajo nunca fue una opción. Y no debo dejar que lo que me esté pasando me impida hacer lo que realmente amo.—Te prometo que este año lo haré mejor.—le digo, y me juro a mí misma que lo voy a cumplir.

El mes de diciembre vino y pasó muy rápido. Después de pasar Navidad en una aburrida cena de negocios, disfrutamos de la fiesta de año nuevo en el departamento junto a Harlow, Elliot, Ben y, para mi sorpresa, Violet también, que vino por unos días. Pero así como llegó a San Francisco, se volvió a ir a Europa; escuché que ahora tenía planeado dedicarse al mundo de la moda. Mientras tanto, mi mejor amiga, Cassie, se fue de vacaciones a Alaska junto a toda su familia; algunos días hablábamos por teléfono por horas, o simplemente me envía fotografías de las actividades que estaba haciendo. Así que, teniendo a todos lejos, y regresando a mi nuevo "normal", se suponía que tenía menos personas que me distraigan.

—¿Te sientes mejor?

Suelto un bufido. Se necesitó solo cinco palabras para hacerme acordar a lo sucedido hace dos días. Acababa de llegar a la oficina luego de almorzar con James, estaba hablando con Lilly y Hardin que estaban en el escritorio, cuando simplemente lo perdí y tuve que salir corriendo al baño a vomitar todo lo que había comido. Mis amigos me dijeron que tenía intoxicación alimentaria, para nada bonito. Así que tuve que regresar a casa, tomar un par de pastillas y dormir. Ahora, luego de pasar todo el día de ayer en la cama, ya me siento muchísimo mejor.

—Si.—digo, y me estremezco tan solo pensarlo.—No sé por qué pedí pescado.—ese comentario hace que Hardin se ría.

—¿Desde cuando comes pescado?—me encojo de hombros porque, honestamente ni yo lo sé. Sólo creí que se veía apetitoso. Obviamente así era, pero no me cayó para nada bien. Hardin entonces recuerda aquella vez que fuimos a comer sushi a un restaurante. Yo nunca antes lo había probado, y cuando me enteré que realmente estaba comiendo pescado crudo, tuve que ir corriendo al baño. Así que, nunca tuve un buen historial con ese animal en particular.

De todos modos, cuando anoche James llegó al departamento y me encontró casi muerta en la cama, se preocupó por mi y me preguntó que me había pasado. Tengo que decir que también se molestó un poco porque no lo llamé para avisarle que me sentía mal, si ese fuera el caso, hubiera dejado de trabajar para cuidarme. Sus palabras, no mías. Y, por supuesto, mi corazón dio un pequeño salto intentando escapar de la jaula. Luego, se acostó conmigo y me abrazó hasta que me sentí un poco mejor.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora