26

12.6K 734 39
                                    

26.

"¿Está bien si compro un árbol para poner en el departamento?", le escribo a James. Después de todo, es su casa y lo último que quiero es que se sienta invadido por mi.

"Para que quieres un árbol?"

Ruedo los ojos, y le respondo.

"Porque es lo que la gente hace cuando se acerca la Navidad."

"Claro que si. Es tu casa también, haz lo que quieras."

Muerdo mi labio inferior y decido tentar a la suerte. "¿Y un par de adornos?"

"Si te hace feliz, entonces cómpralo." Sonrío con su respuesta y guardo mi celular en mi cartera, lista para ir a mi reunión de negocios con un nuevo escritor. Probablemente pase por Target antes de volver al departamento para comprar todo lo necesario, todos los años compro las decoraciones allí. Y, aunque este año será diferente, no significa que no puedo hacer de la casa de James un sitio más hogareño.

Justo en ese momento, Hardin entra a mi oficina.

—¿Estás lista?—me pregunta, a lo cual asiento y salgo de la oficina con él a mi lado.—Recuerda que la próxima semana Abby tiene el lanzamiento del libro.

—Lo sé.—sonrío sin poder evitarlo. Ella amó la portada y cada pequeño detalle que nuestros editores agregaron. Y, como la fecha de publicación estuvo programada hace meses, pudimos conseguir un lugar exclusivamente para que los fans de Abby pudieran ir, comprar el libro antes de la venta oficial y, también, conseguir un autógrafo de ella.—Estoy tan emocionada.—admito, porque por más que ya sepa de qué se trate la historia, y conozca la portada, la emoción está ahí.

Hardin se ríe cuando salimos del ascensor.—Bueno, dado que amas sus libros, es totalmente comprensible tu emoción.

Sonrío en su dirección.—Voy a conseguir un libro autografiado.—le aseguro

—No podría esperar menos de ti.—dice bromeando. Cuando un taxi se detiene frente a nosotros, nos subimos y le damos la dirección al chófer. Aunque me gusta salir un poco de la editorial —ya que paso todo mi día allí encerrada—, realmente no puedo esperar a que la construcción termine para poder tener las reuniones allí y no en otros sitios. Probablemente esté terminada en dos semanas, o al menos, eso es lo que me dijeron.

***

—Gracias.—le digo a Hardin mientras me ayuda a sacar todas las cosas de la parte trasera de su auto. Después que volvimos a la oficina, y de terminar el poco trabajo que tenía, hablando con Hardin le dije que tenía que ir a comprar un par de adornos navideños y, después de considerarlo, acepté. Después de todo, lo más probable es que compre varias cosas, y no voy a poder llevarlas todas por mí misma. Así que fuimos a Target y, después de dos horas, salimos de allí con dirección al departamento de James. Solo nos toma dos viajes llevar todo hacia arriba. Y agradezco no haber comprado el árbol todavía, porque no tenía idea de cómo iba a hacer para que entrara en el ascensor.

—Que lindo sitio. ¿Hace mucho estás viviendo aquí?—me pregunta luego de bajar la última bolsa y mirar alrededor. Recuerdo la primera vez que llegué aquí, también había pensado en lo bonito y elegante que era todo, ahora estoy tan acostumbrada a estas habitaciones que no me detengo a pensarlo más.

—Hace un par de meses.—contesto, no queriendo decir más en caso que comience a preguntar sobre nuestra relación.—¿Quieres beber algo?—Hardin asiente y lo guío hacia la cocina, en donde le sirvo jugo de naranja, porque sé que es su favorito. Antes de conocer a James solía preguntarme por qué no funcionó las cosas entre nosotros dos. Lo más probable, porque no quería arruinar las cosas entre nosotros; nuestra amistad y nuestra relación de negocios. Creo que si lo hubiera conocido en un bar o en algún otro sitio, tal vez las cosas podrían haber funcionado. Porque Hardin es un hombre atractivo. Tiene el cabello castaño, y unos ojos de color verde o a veces de un tono parecido al color de la miel, dependiendo del día. Y, si bien es alto, no lo es tanto como James, tal vez cinco centímetros más bajo. Pero se viste bien, siempre casual pero nunca desprolijo, y algunos días usa gafas—los cuales son mis días favoritos—y otros no.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora