33 // parte 2

12.7K 751 11
                                    

33.

Cuando regresamos a la casa, lo primero que hago es observar los regalos debajo del árbol. Estoy segura que mañana lo primero que Elliot querrá hacer al despertarse, es venir a la casa de su tío a abrirlos. Eso me hace recordar el regalo que le compré a James que se encuentra guardado en mi armario.

De hecho, es algo que compré a ultimo momento hace unos días cuando fui al centro comercial con Cassie. No tenía planeado comprarle algo a James, porque ¿qué le puedes comprar a alguien que lo tiene todo? Fue entonces cuando recordé la única cosa que creí que le hacía falta, así que no me importó lo que podría llegar a pensar con mi regalo, simplemente fui y lo compré. Ahora, simplemente estaba planteándome si había sido una buena idea.

Subo las escaleras primero, dirigiéndome a la habitación y luego, encerrándome en mi closet. Allí, junto a donde dejo mis zapatos, hay una caja mediana de color rojo. Estuve hablando con Harlow sobre mi regalo, después de todo, necesitaba su ayuda. Ella fue muy específica diciéndome que no me sorprendiera si a James no le gustaba, que tal vez debería pensármelo mejor y comprar otra cosa. Creí que estaba siendo dramática, pero ahora, los nervios me están jugando una mala pasada. ¿Qué si no le gusta?

Escucho un pequeño golpe en la puerta.—¿Estás bien?

—¡Si, ya salgo!—le digo en respuesta, antes de quitar mi vestido y mis zapatos para poder ponerme la ropa para dormir. Sin pensarlo dos veces, tomo la caja en mis manos y la llevo a la habitación. James mira en mi dirección con una sonrisa, pero en cuanto ve lo que sostengo en mis manos, se pone en alerta.

—¿Qué es eso?—me pregunta.

Le sonrío para que sepa que no tiene por qué preocuparse. No le digo nada, y cuando me acerco a él, dejo la caja sobre la cama, entre medio de nosotros.—Feliz Navidad.—murmuró, y me digo a mí misma que no hay nada de raro en esto. Los amigos se dan regalos mutuamente. Aparte, él me regaló un libro para acción de gracias.

Suelta una pequeña risa, que me ayudan a identificar que no está muy cómodo con la situación. Hay algo que me di cuenta hace unas pocas semanas; James no está acostumbrado a recibir regalos de otras personas, y tampoco está muy acostumbrado a que le cuestionen la razón detrás de los mismos. O le resuelta extraño que no los acepten fácilmente.—No tenías por qué. Pero gracias.—dice tomando la caja, para dejarla a un lado de la cama.

Cuando veo lo que está haciendo, sostengo su brazo.—Espera, ¿no lo vas a abrir?—él me observa a extraño.—Ya son las doce, James. Tienes que abrir el regalo.—le digo, y no puedo evitar sentirme como si le estuviera explicando eso a un niño de dos años.

Murmura algo en voz baja antes de volver a dejar la caja en medio de los dos. Se acomoda sobre la cama y lentamente quita la tapa de la misma, como si tuviera miedo que una serpiente saliera de ahí para asustarlo. No es el caso. Frunce el ceño cuando encuentra otros paquetes envueltos dentro de la caja.

—Creí que sólo sería un regalo.—me dice.

—Lo es. Lo juro.—le aseguro con una sonrisa, tratando de ocultar mis nervios cuando e,pieza a quitarle la envoltura al primer regalo. Cuando toma el pequeño cuadro con una foto de su sobrino y él en sus manos, su ceño se suaviza un poco. Lo deja a un lado para abrir el otro, allí puse una foto de él con sus hermanas. En el próximo hay una foto junto a Andrew—estuve por no poner ninguna foto con ese hombre pero, después de todo es su padre. Y, por último, él con su madre. Cuando le pedí esa última a Harlow, su rostro cambió rápidamente. No era enojo, ni tristeza, parecía... Aliviada. E incluso feliz, podría decir. Se levantó del sofá y trajo un álbum de fotografías aparte, allí había sólo fotos de Margaret sola o con sus hijos. Fue entonces cuando encontré una hermosa foto en blanco en negro, donde Margaret estaba sonriendo a la cama, y un pequeño James sostenía su rostro mientras besaba su mejilla. Pude que haya derramado un par de lágrimas mientras veía el álbum y a la madre de James.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora