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45.

Una semana después.

—Señora... Quiero decir, Claire. Tiene una visita.—me avisa Lilly por el comunicador. Rápidamente comienzo a repasar mi agenda en mi cabeza, pero no puedo recordar haber leído que tenía una reunión ahora mismo.

—¿Estás segura? No recuerdo...

—Eh, si... Lo siento, debí haber cometido un error, Claire. ¿Quieres que lo deje pasar?

Él.

Tal vez es el chico con quien firmamos un contrato hace unos días. Es normal que las personas más jóvenes tengan dudas o preguntas para hacer, y es entendible; se trata de su libro. Así que le digo que lo deje pasar, y comienzo a acomodar mi escritorio para dejar más lugar y que parezca más ordenado.

Realmente no esperaba visitas.

Es solo que cuando mi puerta se abre, no aparece Kyle del otro lado.

Es James, y mientras camina lentamente hacia mi escritorio, no puedo evitar recordar a la mujer alta y hermosa que estaba a su lado hace una semana atrás. La sonrisa que le dirigió y como él le abrió la puerta de su auto es algo que todavía sigue apareciendo en mi mente desde entonces.

Me gustaría decir que no sé por qué se encuentra aquí, pero estaría mintiendo. Creo tener una idea de su inesperada aparición, solo que no creí que realmente vendría.

Cuando deja un sobre en mi mesa sin ni siquiera decir algo es cuando sé que tenía razón. Pero sólo hace eso. Lo tira en mi escritorio como si tenerlo un segundo más en sus manos le diera asco, y luego se da media vuelta y comienza a irse.

¿Qué?

¿Es todo lo que hará? ¿Ni siquiera...?

Sé que no terminamos en los mejores términos, pero... ¿Eso era todo?

—James...

Ni siquiera me doy cuenta que esas palabras salieron de mis labios. Incluso tengo que llevar mis dedos a mi boca para asegurarme.

Pero si quería que se detuviera, entonces funciona. Porque de repente se detiene y se voltea.—Te dije que no hacía falta.

Asiento.—Lo sé, yo... Yo sólo quería hacerlo. Te dije que lo haría.

—Bueno... No lo quiero, Claire.

Miro el sobre en mi escritorio por unos segundos. Después de ver a James junto a esa mujer, regresé a la oficina y le dije a Hardin que antes de comprar un nuevo edificio debíamos devolverle a James el dinero que nos había prestado para la construcción de la editorial. Sabía que no lo aceptaría, pero estaba tan furiosa conmigo misma y con él por haberlo superado tan rápido que simplemente hice lo que se me ocurrió en ese momento.

Sin saber por qué me levanto en mi lugar e intentó controlar mi impulso de ir corriendo a sus brazos. Se ve tan bien, igual que lo hizo siempre. Y cada día que pasa lo extraño un poco más. Es difícil dejar de estar con una persona con quien pasaste un año entero. Uno se acostumbra a los besos y a las caricias, que cuando ya no lo tiene... Sentimos que algo nos falta.

La mirada de James rápidamente se dirige a mi enorme estómago y puedo detectar la mirada de sorprendido en su rostro. Y me recuerdo que la última vez que lo vi, tenía cuatro meses, y sólo podías darte cuenta que estaba embarazada si utilizaba ropa bastante ajustada a mi cuerpo. Pero ahora era algo completamente diferente; no importaba que usara, era imposible no verlo. Sin mencionar que había ganado un par de kilos extra, por lo que mi rostro se veía más redondo de lo normal... Y, no hablemos de los gigantes que lucen mis pies ahora; el mes pasado les tuve que decir adiós a los tacos. Tampoco me quejaba; los odiaba.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora