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43.

James.

Hace un año atrás.

—Gracias por avisarme.—termino la llamada y arrojo el teléfono en el asiento pasajero mientras paso las manos por mi cabello.

Definitivamente no creí que el abogado de mi padre me llamaría para esto, mucho menos esperaba que mi padre se hiciera a un lado de su empresa. Cuando era pequeño, estaba seguro que mi padre moriría en su propia oficina, debido a su preocupación y amor luego de la muerte de mi madre. Allí fue donde se refugió todos estos años.

Pero Andrew Miller se estaba retirando y sus condiciones eran simples: poner un anillo en el dedo de una mujer.

Lástima que no he estado en ninguna relación formal desde... Hace mucho tiempo.

Tengo que pensar en algo y rápido. Mi primo es un jodido bastardo y estoy seguro que cuando se entere de la noticia estará riéndose en mi cara. Él la tiene un poco más fácil, tiene una esposa e hijos. Una lástima que mi padre no sepa el pedazo de mierda que es.

Miro de nuevo la hora en mi reloj y suelto un fuerte suspiro antes de encender el auto y conducir hacia la casa de Ben. Chad solía unirse con nosotros antes, pero ahora su novia estaba embarazada y pasaba la mayor parte del tiempo en su casa con ella. Así que solo somos los dos. La casa de Ben no queda lejos de mi trabajo, por lo que en unos pocos minutos estoy subiendo por el ascensor, y tocando el timbre.

Mientras espero para que la puerta se abra, comienzo a pensar lo que ocurrió esta tarde. No solo la llamada del abogado de mi padre, sino el mensaje que recibí. Ha pasado muchísimos años desde la ultima vez que Andrea me mandó un mensaje, o que incluso tuvimos una breve llamada o conversación, así que puedo afirmar que escuchar sobre ella me sorprendió demasiado.

Nunca significaba buenas noticias.

Andrea y yo estuvimos por siete años juntos, nuestras familias se conocían desde la secundaria, así que la conocía desde que ambos teníamos pañales. Era bastante predecible que íbamos a terminar juntos, mucho más cuando nuestras familias no hacían lo mejor para ocultar su emoción cada vez que nos veían juntos. Así que, cuando teníamos catorce la invité a salir y desde ese momento hemos estado juntos. Un año después de graduarnos le pedí que se casara conmigo y ella dijo que si. Para cuando teníamos veinte, una semana antes de la boda, la encontré en nuestra cama con otro hombre. Decir que estaba devastado es decir poco. Creí que amaba a esa mujer y qué pasaría el resto de mi vida con ella; así de cursi y estúpido.

Terminé con ella en ese momento y me fui a la casa de mis padres para avisarles que la boda estaba cancelada y que no quería ver a la familia de Andrea —o a ella— de nuevo. Meses después me llamó para contactarme y decirme que estaba embarazada de mí. Fue un momento jodidamente difícil, mi madre acababa de morir y, por más que estaba enojado con ella, la invité a tomar un café y hablamos durante muchas horas. Todo lo que habíamos compartido estaba ahí todavía; el amor no desaparece tan rápido.

Así que la acompañé a las visitas con su doctora y estuve junto a ella hasta que llegó a los cinco meses. Ahí se desató la mierda. Encontré en su celular mensajes con el tipo con el que me había engañado desde el primer momento y cuando me enfrenté a ella para decirle que era una jodida mentirosa, me dijo la verdad: que no era mi hijo.

Ese día me emborraché demasiado. Ni siquiera recuerdo lo que ocurrió o cómo fue que terminé en la casa de mi padre. Mis hermanas me encontraron y pusieron mi culo borracho en la cama, y al día siguiente hablaron conmigo y pusieron toda mi mierda junta.

Hasta que el contrato nos separe. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora