Capítulo 8.

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Punto de vista de Frank.

Me desperté bastante temprano considerando que era fin de semana. Había una tenue luz que entraba por la ventana, pero seguía lloviendo, por lo que era difícil decir exactamente qué hora del día era. Me quedé mirando la ventana por unos momentos, casi sin creer que había podido dormir durante la tormenta.

Me moví estirando mis piernas, dejando escapar un gemido mientras forzaba a mis ojos a permanecer completamente abiertos. Por unos segundos estuve demasiado confundido como para funcionar, no estaba en mi propia habitación, y ciertamente no estaba en mi propia cama.

Todo olía a humo de cigarrillo y mi espalda estaba rígida por dormir en el suelo.

- Buenos días.

Giré mi cuello hacia un lado, encontrandome con los ojos de Gerard. Me sonrió con una sonrisa torcida y adormilada, que regresé levantando mi mano en un pequeño saludo.

- Hola - dije con cansancio - Buenos días.

Se rió, arrugando la nariz ligeramente.

- Hola.

Suspiré, cerrando los ojos por un momento, hundiéndome contra la pila de mantas que se habían convertido en mi cama la noche anterior. No era la cama más cómoda del mundo, pero funcionó. Me mantuvo cómodo y eso es todo lo que realmente importaba.

Algo me tocó la cara y abrí los ojos, viendo como los dedos de Gerard acomodaron un mechón de cabello del frente de mis ojos, le sonrei cansadamente.

- Incluso en la mañana ¿todavía te preocupa el cabello? - Se encogió de hombros, sonriendo.

- Siempre me preocupo por el cabello. Probablemente todavía me preocupe por el cabello cuando esté muerto.

- ¿Sí? Bueno, obviamente no has visto el tuyo esta mañana.

- ¿En serio? ¿Qué tiene de malo?

Estudié su rostro por un minuto, sacudí la cabeza y reí.
Esta mañana todo estaba mal con el característico cabello rojo de Gerard. Estaba todo enredado y despeinado, en lugar de enmarcar su rostro como normalmente lo hacia.

- Aquí - Me estiré, pasando mis dedos a través de su cabello hasta que quedaran lisos y tendidos detrás de él en un intento poco convincente de domarlo. Algunos días me pregunto cómo demonios logra mantenerlo acomodado. Su cabello a veces parecía tener una mente propia. - Eso se ve mejor. Mas o menos. ¿Cuándo fue la última vez que lo lavaste?

Sonrió, estirándose y pasándose la mano por el cabello, prácticamente destruyendo mi arduo trabajo.

- Hace unos días... Bueno, más o menos una semana. De todos modos, gracias - Me reí.

- De nada - Gerard se acercó, haciéndole algo a mi cabello de nuevo.

- El tuyo no se quedará abajo.

- No te preocupes por eso, normalmente no lo hace por la mañana.

Siguió metiendose con mi cabello por un momento antes de dejar caer su mano.

- ¿Es ese tu color de cabello natural?

- Sí.

- El negro te queda bien.

- Gracias - Sonreí y él simplemente me devolvió la sonrisa.

Incliné mi cabeza hacia un lado, estudiando la mirada cansada de Gerard y la forma en que su sonrisa vaciló.

- Realmente te quedaste aquí toda la noche, ¿verdad?

Rodó sobre su espalda, haciéndome estremecer ante el sonido del piso de madera debajo de él. Yo tenía mantas y cosas para dormir encima y ​​ni siquiera estaba cómodo.

Folie à Deux (Frerard) [traducción] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora