Folie à Deux (Frerard) [traducción]

Capítulo 5.

Punto de vista de Gerard.

Odio los lunes.

Con mucha pasión.

Una extremada pasión.

La mayor parte del día estuve jodidamente aburrido. Como le dije a Frank, me gusta aprender, pero no soy fan de sentarme y leer un libro de texto. Pienso que esa es una razón por las que extraño la escuela pública (realmente lo que extraño es tener a otras personas para discutir un tema). Mikey, mi mamá y yo hablamos mucho pero aún no logro debatir acerca de libros o hacer un proyecto con un grupo de personas que tienen un millón de ideas diferentes.

No, mis días eran más tranquilos que un proyecto grupal o una discusión sobre el uso de una metáfora en un poema de Shakespeare.

Lección, tiempo para tomar café, y después más trabajo escolar.

Así era mi vida escolar ahora. Todos los días las clases empezaban a las nueve, tomábamos un descanso a las doce y después volver a estudiar hasta las cuatro. Luego de eso leía o pintaba o escribía una canción, después me acostaba a las nueve. Los fines de semana era lo mismo, opté por hacer algo artístico para perder el tiempo en lugar de sólo mirar un muro.

Ahora supongo que eso no es correcto. Frank ha sido parte de mi horario los últimos días, y ha remplazado las cosas artísticas para perder el tiempo, con algo que realmente me hace feliz.

- Gerard - dijo Mikey dejando caer su silla junto a mi en la mesa de la cocina - explícame otra vez lo de matemáticas. Mamá me lo enseñó bueno pero no creo estar en lo correcto.

Suspiré y revisé rapidamente su hoja de papel - Ella lo explicó 'bien' Mikey, no 'bueno' - miré durante otros segundos lo que había hecho - Todo es correcto. Ahora sólo busca la raíz cuadrada de tu respuesta y habrás acabado.

Papadeó rapidamente empujando sus lentes sobre su nariz - ¿De verdad?

Asentí regalándole una sonrisa y revolviendo su cabello con una mano.

- ¿Estás seguró? - volvió a preguntar.

- Afirmativo.

No importa cuánto ame a mi hermano, él duda de sí mismo mucho más.

- oh, okay, entonces...

Y cada quién continuó con su trabajo.

Mikey y yo crecimos dependiendo el uno del otro. Él no tendría suficiente confianza si yo no estaba presente y yo no tendría con quien hablar cuando me sentía mal. Parece un trato injusto, confianza por palabras, pero así era. Yo le daba la habilidad de creer en sí mismo y él me daba la habilidad de no pensar mucho las cosas.

Si piensas mucho, empiezas a descubrir cosas de tí mismo que no te gustan y eso es algo peligroso para mí. Mikey me ayudaba a mantenerme alejado de eso. Él me daba una distracción de todas las cosas malas que se ocultan dentro de mi cabeza.

Creo que Mikey a veces se preocupa demasiado por mí. Él sólo tiene trece, cuatro años enteros menor que yo y él está convencido de que yo tengo las respuestas a todos los problemas.

Y la mayor parte del tiempo, cuando se trata de la escuela, lo hago. Pero cuando se trata de problemas de la vida real... soy más o menos un clásico ejemplo de lo que no debes hacer y más si se trata de asuntos sociales.

Aún recuerdo la primera vez que a Mikey le gustó alguien. Él tenía ocho y yo tenía doce, él estaba perdidamente enamorado de esta chica llamada Julie. Era una linda chica, parecía ser muy buena pero tenía la peor actitud cuando trataba con gente que no le agradaba o con gente que la molestaba y hay que mencionar que su papá era boxeador profesional.