Folie à Deux (Frerard) [traducción]

Capítulo 7.

Punto de vista de Gerard.

- ¿Mañana? - Frank se quejó cuando el informe meteorológico cambió al tráfico local, dejando caer su cabeza hacia atrás. Su cabeza golpeó la parte de atrás del sofá casi golpeando donde descansaba mi mano - ¿Cómo diablos se supone que debo caminar a casa a través de una tormenta? ¡Ni siquiera me gusta estar dentro cuando hay tormenta!

Le di una mirada compasiva. Sabía lo que se sentía tener que enfrentar fobias. Se sentía como si fueras a morir.

- Puedes quedarte aquí hasta que se acabe, si quieres - le ofrecí, sin siquiera pensar en ello. Miró hacia arriba, con sus ojos color avellana.

- Oh, no puedo hacer eso, Gerard, yo... - Un trueno se escuchó afuera, las ventanas temblaron y él saltó con los ojos aún más abiertos -Está bien, está bien, no importa - se apresuró a decir tropezando con sus palabras - Pasaré la noche aquí, es solo una noche, ¿verdad?

- Correcto - dije ofreciéndole una sonrisa triste. Odiaba verlo asustado, se veía tan débil - Estoy seguro de que mi madre estará bien con eso. Casi nunca recibo visitas y ella siempre me dice que sea más sociable. Ella te amará, confía en mí. ¿Quieres llamar a tu mamá?

- Sí... Pero esperemos a que tu mamá llegue a casa primero. Solo para estar seguros de que está bien.

- De acuerdo. Pero como dije, sé a ciencia cierta que ella te dejará quedarte.

- Está bien - Parpadeó un momento y luego sonrió - Gracias, Gerard. De Verdad. Probablemente me hubiera desmayado si tuviera que caminar a casa a través del desorden que está ocurriendo allí. Significa mucho.

- No hay problema - le devolví la sonrisa.

- Entiendo - Él sonrió - Entonces, qu... - La puerta principal se abrió de golpe y mi madre entró, hablando en voz alta.

- Gerard - cantó, desafinada y excesivamente exagerada - ¡Estamos en casa! ¡Te olvidaste de cerrar la puerta!

Puse los ojos en blanco y Frank se echó a reír. Mi madre obviamente acababa de comprar un nuevo paquete de cigarrillos; siempre estaba tan de buen humor cuando tenía un nuevo paquete de muerte enrollada en el bolsillo. Aunque no la culpo. De vez en cuando, sacaba un cigarrillo del paquete y disfrutaba también de mi propia desaparición. Es una experiencia bastante relajante, inhalar el cáncer en mis propios pulmones.

- Mamá - me reí entre dientes mientras ella giraba dramáticamente - ¡Tenemos compañía, detente!

Entró en la sala. Se congeló, giró a medias, dejó caer los brazos a los costados y la parte inferior de su falda se arremolinó alrededor de sus tobillos.

- ¿Oh? ¿Quién es él?

- Ma, este es mi amigo Frank. Frank, esta es mi madre.

- Encantado de conocerla, señora Way - sonrió Frank.

- También es un placer conocerte Frank, pero por favor cariño, llámame Mamá Way - me guiñó un ojo - Señora me hace parecer muy vieja - Frank sólo sonrió.

- Bien, seguro.

- Frank necesita un lugar para quedarse esta noche - dije mirando a mi madre - ¿Está bien si se queda aquí? - Mamá sonrió.

- ¡Por supuesto! - Se volvió un poco hacia la cocina - ¡Mikey! ¡Dale la bienvenida al huésped de la casa!

Mikey entró en la habitación un poco confundido mirando a Frank y luego a mí y luego a Frank otra vez.

- Um, hola - Frank asintió con la cabeza.

- Hola - Mikey me miró y luego a nuestra mamá.

- Uh, solo voy a... Ir a mi habitación, así que...