Folie à Deux (Frerard) [traducción]

Capítulo 24.

Punto de vista de Frank.
Parte I.

No sé cuánto tiempo nos sentamos en el piso del baño. Tal vez diez minutos, tal vez solo dos. 

Pudo haber sido una hora. Se sintió así, como horas. 

Me senté al lado de Gerard, y él descansó su cabeza sobre la mía. 

- ¿Por qué no me lo dijiste? - Pregunté eventualmente. 

- No sé - dijo, en voz baja, encogiéndose de hombros. Se enderezó y yo también, girando mi cabeza para mirarlo - No pensé que fuera importante.

- Por supuesto que es importante. Todo sobre ti es importante para mí - Suspiré. Gerard no dijo nada por un rato.

- Ya que te estoy diciendo cosas... tengo un arma.

- Lo sé. Mikey me lo dijo.

- Supuse que lo haría. Sabes, no lo haré, no podría hacerlo - Él suspiró. 

- Lo sé - dije - Sé que tú eres como el niño con aracnofobia que debe matar arañas por sí mismo- Él sonrió, apenas. 

- Sí. Es para... alivio del estrés, ¿sabes?

- ¿Por qué no te he visto con eso antes? - Él se encogió de hombros. 

- Yo... no sé. No la he tocado en mucho tiempo - Moví mi cabeza hacia él. 

- ¿Cómo comenzaste con todo el asunto del 'arma'? No parece algo que te interese.

- Mi papá - dijo en voz baja - Mikey no lo sabe, creo que era demasiado joven para recordarlo, pero papá estaba realmente metido en ese tipo de cosas. Armas. Guerra. Pero no en el mal sentido, sólo era patriótico, ¿sabes?. Mi abuelo,  evidentemente, estuvo en la guerra. Mikey lleva su nombre. Mi padre quería que Mikey y yo fuéramos a la escuela militar.

- Entonces, ¿por qué no lo hiciste?

- Porque yo... bueno, nunca quise pensar en la escuela militar ni nada de eso. Incluso cuando era más joven, creo que sabía que quería hacer algo creativo. Algo que fuera productivo, no destructivo.

- ¿Entonces por qué el gusto por las armas?

- Por la misma razón por la que me gustó el piano cuando la salud de mi abuela comenzó a deteriorarse. Es algo para recordar a alguien que me importa - Asentí.

- Eso tiene sentido, supongo...

- Me alegra que lo tenga.

Nos quedamos en silencio nuevamente, y me encontré mirando a Gerard.

Era molestamente atractivo, sentado en el piso del baño con las piernas levantadas hacia el pecho, derramando su corazón hacia mí.  Me miró por unos segundos y luego apoyó la frente sobre las rodillas, los labios entreabiertos en un ligero suspiro, mechones de cabello negro enmarcando su rostro. 

- Otra cosa que creo que debería decirte es que no he estado tomando mis pastillas.

Me eché hacia atrás, inclinando la cabeza, mirando al techo. 

- ¿Qué pastillas? - Pregunté, aunque ya había adivinado.

- Depresión.

Cerré los ojos y solté un suspiro lento, tragando la tristeza que me tapaba la garganta. 

- Bueno - Lo miré - ¿Por qué dejaste de tomar las pastillas, Gerard? Mikey me lo dijo hace tiempo, pero quiero escucharlo de ti. Ha pasado un tiempo y quiero escuchar tu opinión al respecto.