Folie à Deux (Frerard) [traducción]

Capítulo 10.

Punto de vista de Frank.

Decir que Gerard fue cuidadoso conmigo sería poco. Gerard, desde el momento en que admitimos nuestra atracción mutua, me trató como si pudiera romperme en cualquier momento.

No es que me importe. Es cierto que yo era nuevo en esto. No soy bueno en estar en una relación con un chico, no era bueno en las relaciones, punto. 

Todavía estaba procesando mis propias emociones por lo que tratar con alguien más no estaba exactamente en la parte superior de mi lista ahora mismo.

Lo que me había hecho admitir que me gustaba, todavía no puedo entenderlo. Tampoco sé cuándo sucedió. Nunca antes había visto a Gerard como un interés romántico, pero tampoco lo había puesto fuera de los límites.

Gerard para mí nunca había sido solo un amigo, pero tampoco me permití verlo como algo más.

Hasta ahora. 

Nos sentamos en silencio por un momento, ambos pensando en nuestra conversación.

- Entonces - dijo Gerard - Supongo que...

- Supongo que... Estamos...

- Um...

Parpadeamos el uno al otro y luego nos echamos a reír por un momento rompiendo la tensión. 

- ¿Estamos en un acuerdo? - Gerard preguntó en voz baja. 

- ¿Acuerdo?

- Qué somos, uh... ¿Cómo lo pone la gente hoy en día? ¿Un objeto? - Me reí.

- Sí, creo que así es como la gente lo llama.

- Entonces...

- Supongo.... que.... estamos...¿Juntos? - Gerard sonrió con esa pequeña y media sonrisa que también me hizo sonreír. 

- Sí, esa es una buena palabra para describirnos. Juntos.

Su mano apretó la mía.

- ¿Quieres decirle a tu mamá? - Yo pregunté - Quiero decir, estoy aquí todos los días, de todos modos, así que... - Se encogió de hombros. 

- No digamos nada. Si ella lo descubre, lo entenderá.

- ¿Y Mikey?

- Lo mismo para él - Asentí. 

- No... no creo que quiera decírselo a mi madre. Todavía no. Ahora no.

- Está bien. Entiendo... Esto sólo es el comienzo, tenemos todo el tiempo del mundo.

Ambos nos quedamos en silencio de nuevo. Gerard se inclinó hacia mí, presionando sus labios rápidamente en mi mejilla.

Sentí el sonrojo en mis mejillas.

- Gerard... - sonrió. 

- ¿Te vas a sonrojar cada vez que hago eso?

- Probablemente.

- Entonces espera que suceda mucho más a menudo.

Lo hizo de nuevo, sus labios se demoraron un segundo más. 

En ese momento, la madre de Gerard llamó desde la cocina, distrayéndonos a los dos.

- ¡Chicos! - ella gritó - ¡La comida está lista!

Nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, con los dedos aún entrelazados. También cenamos así, con los dedos entrelazados debajo de la mesa. Cada pocos minutos, Gerard me enviaba una mirada que me recordaba que todo estaba bien.