Capítulo 37.

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Punto de vista de Frank.

Gerard estaba de lado, con la boca abierta, su cabello negro y rebelde. Estaba roncando, lo cual era lindo, teniendo en cuenta que nunca antes lo había oído roncar.

Levanté la mano y toqué su mejilla, su piel pálida y suave debajo de mis dedos. Sus párpados se agitaron, como si quisiera despertarse pero aún estaba demasiado cansado para hacerlo, lo callé, besando su nariz. 

Era tan lindo cuando dormía. 

Habían pasado dos meses desde la última vez que dormimos en la casa de su madre y algo sobre el cambio de lugar o la forma en que mis rodillas se ajustaban cómodamente entre las suyas por la noche, lo estaba ayudando a dormir. 

Dejé que mi palma descansara a un lado de su cara, mi pulgar tocando su mejilla. 

- ¿Gerard? - Dije suave. 

Sus labios se torcieron, pero era difícil saberlo en la tenue iluminación de nuestra habitación. Le di unas palmaditas en la mejilla con los dedos. 

- Oye, Gee, despierta, maldita sea.

Parpadeó abriendo los ojos lentamente, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa que me pareció más linda cuando presioné un beso contra su nariz. 

- No me habías dicho Gee en mucho tiempo - se rió, cansado. 

- Lo sé - le dije, mirándolo. 

Sus cejas se juntaron de esa manera adormilada, confusa y jodidamente adorable. 

- Espera, espera. ¿Está todo bien? ¿Por qué me despertaste?

- Todo está bien - le aseguré. 

Nos habíamos mudado de la cama de Gerard en la casa de su madre, a aquí, nuestro departamento. Las sábanas eran de color oscuro y la habitación era blanca, había montones de libros y arte de Gerard por todo el piso. Mi guitarra estaba apoyada en la pared junto a la puerta y la única decoración en la habitación eran fotos que Gerard había pegado el miércoles pasado, mientras yo hacía el almuerzo, eran fotos que había tomado de nosotros y dibujos de los que estaba orgulloso. Nuestro armario estaba en la pared opuesta a la cama, y ​​había una ventana alta sobre nuestra cabeza.

- ¿Sabes?, Me preguntaba... - dije suavemente, mirando a Gerard - ¿nos vamos a casar algún día, Gerard? ¿Vas a casarte conmigo?

Él solo me miró por unos segundos, como si fuera una especie de misterio al que mis ojos tendrían la respuesta. 

- '¿Vas a casarte conmigo?' Eso suena como una propuesta ¿Sabes? - susurró. 

Parpadeé, quitando mechones oscuros de su frente con mis dedos. 

- Bueno - dije exhalando la palabra, algo aterrorizado. Me estaba mirando con esos malditos ojos marrones-verde-avellana, jodidamente hermosos - ¿Lo harías?

Sus labios rozaron mi boca, sus ojos se centraron en los míos, su rostro aún se veía cansado. 

- Por supuesto que me casaré contigo.

Lo estaba abrazando antes de que él terminara la oración y se rió de mí, pasando un brazo cansado sobre mi cintura. 

- Te amo - le dije, besando cada centímetro de piel en su rostro y cuello que estaba a mi alcance. 

- Yo también te amo - Presionó su rostro contra mi cuello y murmuró, cansado - Frank, tengo sueño, ¿puedes seguir besándome más tarde?

Me reí y lo abracé. 

Folie à Deux (Frerard) [traducción] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora