Capítulo 11

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La luz del sol me despertó. En el mismo instante en el que abrí los ojos supe que no me encontraba en mi habitación, sino en el sofá de mi casa. Tenía la cabeza ligeramente apoyada sobre el hombro de Carlos y este tenía un brazo rodeando mis hombros mientras con el otro sujetaba al pequeño que dormía entre sus brazos. El pequeño tenía la boca totalmente abierta, daba la impresión de que estaba totalmente agusto en esa posición y la verdad es que en ese momento no pude encontrar mejor sitio para dormir que sobre Carlos. El mayor de los hombres de la casa abrió los ojos y con ellos aún entrecerrados me miró a los ojos.

—¿Que hora es, Juls?— apartó el brazo que tenía sobre mis hombros y miró el reloj que llevaba en su muñeca.— Mierda, son las nueve y media.— se levantó de un salto y depositó al niño sobre el sofá con muchísimo cuidado.— Tengo que irme, llego tarde a la oficina.— me revolvió el pelo, se calzó y salió corriendo de mi apartamento. Mi cara era de resignación, me hubiese gustado alargar aquél momento un poco más...
Aproveché que Hugo seguía dormido para crear a su alrededor un fuerte de cojines y aprovechar ese tiempo para ducharme y preparar todas las cosas de la universidad. Antes de ir a clase dejé a Hugo en el centro con Miriam, le avisé de que su madre iba a pasar a buscarle sobre las doce y que yo no iba a poder quedarme allí.  El pequeño lloró al principio pero con ayuda del cochecito rojo se entretuvo y pude escaparme de allí para ir por fin a la universidad. A penas pude centrarme en las clases de aquél día, solo estaba pensando en terminar las clases para poder ir por fin al centro. ¿Tenía ganas de volver a ver a Carlos? No, eran solo mis ganas de ver a los niños, de rodearme de nuevo de ellos, Sí, era eso, ¿verdad?. Mi móvil sonó, sacándome de mis pensamientos.

—Julitaaaaa— oí pronunciando a Dave al otro lado del teléfono.

—¿Que pasa Dave?— dije recogiendo mi bolso y encaminándome al centro.

—Damion va a volverse a Alemania por lo menos tres meses, dice que echa de menos a su familia y que hacerles una visita le vendrá bien.—  Damion había expresado en varias ocasiones sus deseos de volver a Alemania a ver a sus padres, sobretodo a su hermana pequeña a la cual echaba inmensamente de menos.—Va a dejar su casa y dice que quiere despedirse de ella a lo grande, va a montar una fiesta y quiere que vayamos todos.—.

—Por mi bien, hablaré con Carlos haber que opina él.—

—¿Ahora necesitas su permiso?— pude notar su tono de burla al otro lado del teléfono.

—Nos vemos allí Dave.— dije colgando el teléfono sin darle pie a que siguiese con sus bromas insinuantes.

Llegué al centro y Elisa me avisó de que la madre de Hugo había pasado a recogerle a la hora que había dicho y que Carlos se encontraba ya trabajando en la habitación. Me apresuré a entrar a la habitación del fondo donde un grupo de cuatro niños me estaba esperando. Esa tarde se me pasó increíblemente rápida. Hoy Hugo no estaba asi que no tenía porqué quedarme hasta tarde esperando a que llegase la madre del niño. Cuando el último niño se había ido me quedé un rato recogiendo todos los juguetes que había tirados por la habitación.

—Juls...— oí como una voz me llamaba al fondo. No sé en que momento Carlos había empezado a llamarme Juls, pero no iba a quejarme, me encantaba.

—Estoy recogiendo un poco todo este desastre, cuando termine cerraré, te puedes ir yendo si quieres.—

—No. Ven aquí.— Dijo Carlos acercándose a mi y colocándose justo detrás de mi. Puso sus manos en mis ojos y todos mis músculos se tensaron.— Vamos Juls, confía en mí.— susurró en mi oreja y sentí como todo el oxígeno que había en mi cuerpo me abandonaba. Me guío a través de la habitación hasta que salimos de allí y se paró en frente de la habitación que estaba pintando. Sentí como abría la puerta y me condujo hasta el interior. Había un fuerte olor a pintura allí dentro y hacía más frío del normal. Poco a poco fue deslizando sus manos que tapaban mis ojos, bajando por mi cuello y siguiendo por mis brazos hasta dejarlos caer al lado de sus caderas. Cuando mis ojos se hubieron acostumbrado a la claridad de la luz otra vez, no podían creer lo que estaban viendo. La habitación estaba totalmente pintada de azul cielo y había varias manchas blancas simulando pequeñas nubes. En el suelo había montículos verdes que parecían montañas y sobre estas habia preciosas flores dibujadas perfectamente y al milímetro. La habitación no estaba completamente terminada pero lo que pude ver me emocionó por completo. Lo que había hecho Carlos era precioso y eso que solo tenía que pintar la habitación de azul, el único color que le habíamos proporcionado, por lo que supuse que el resto de colores habían corrido de su cuenta.

—Pero Carlos, esto es precioso.— fue lo único que logré articular cuando pude salir de mi asombro. Carlos seguía detras de mí mirando todo lo que yo le señalaba mientras soltaba pequeños "oooh" por cada detalle que encontraba.

—Julia...—dijo girándome, haciéndome quedar justo en frente de él.— el otro día no tuve el momento para agradecerte todo lo que estás haciendo por mí. Sé que no te he dado muchas explicaciones y aun así no me has mandado a la mierda.—

—Ganas no me han faltado.— dije yo provocando esa sonrisa torcida de Carlos a la cual ya me estaba acostumbrando.

—Es increíble el trabajo que haces aquí dentro, llegas y todo lo que haces es siempre por y para ellos.—

—Ellos lo necesitan y yo lo tengo.—dije encogiéndome de hombros.

—Me das mucha envidia Juls....— De todos los sentimientos que pensaba que podría provocarle a Carlos ese precisamente no era uno de ellos. En sus ojos vi esa necesidad que sentía Carlos, necesidad de enorgullecer a alguien, de saber que estaba haciendo las cosas bien. Quise decírselo, quise decirle que no tenía porqué dar esa apariencia de tío duro, de persona a la cual no le importa nadie, pero me quedé callada de mi boca no salió ni una palabra. Carlos colocó uno de los mechones de mi pelo detrás de una de mis ojeras y luego bajó la mano acariciando mi mejilla. No pude evitarlo, me sonrojé. ¿Por qué Carlos provocaba en mi sentimientos de adolescente que acaba de conocer a su ídolo y no le salen las palabras?
No sé cuando pero la distancia entre ambos se había recortado, tanto que la distancia entre su pecho y el mio era ínfimo. No podía mirarle a la cara, tenía miedo de hacerlo y perderme entre esos ojos marrones. Notaba como mi pecho subía y bajaba a mayor velocidad de la que me hubiera gustado. Carlos cogió mi cara por la barbilla y la levantó hasta dejarla a la altura de la suya. Nunca me había fijado en la cara perfectamente esculpida de Carlos, tenía una mandíbula notablemente marcada y los agujeros de su nariz eran totalmente asimetricos entre ellos. Tenía una nariz perfectamente imperfecta y unos ojos.... De repente me sentí insignificante, el era jodidamente atractivo y yo era en definitiva un puto desastre. Vi como Carlos se mordía suavemente el labio inferior mientras me miraba y yo sentía que iba a derretirme allí mismo en cualquier momento. Acercó su cara a la mía hasta que sus labios tocaron mi frente. Sobre ella dejó un calido beso que hizo que todo mi cuerpo se tensara de nuevo. Hizo lo mismo esta vez dándome un beso en la nariz y repitió el proceso dándome un beso en la mejilla. Cuando separó sus labios de mi mejilla y sus ojos volvieron a mirarme me di cuenta de que no estaba respirando y que el color de mi cara probablemente era un rojo intenso, parecido al color del fuego que estaba fundiéndome por dentro. No sé cuanto tiempo estuvimos así hasta que oí como sonaba la melodía de un teléfono que procedía de los pantalones de Carlos. Este sacó su teléfono y separándose de mi cogió la llamada.

Esa misma noche no pude dormir. ¿Me hubiese besado si el teléfono no hubiera sonado? ¿Hubiese dejado que lo hiciera? No, Carlos es mi amigo y jamás estropearía mi amistad con él por un simple polvo. No. Era atractivo, estaría mintiendo si lo negara, pero Carlos no se compromete con nadie. Me estaba haciendo demasiadas paranoias mentales. Carlos era mi amigo y punto.

Anda mira, en la vida real en este momento están igual que ahora, negando lo evidente escondiéndolo detras de una "amistad".
Aviso que el proximo estará narrado por nuestro Sir Right. ¿Qué creéis que opinará él de todo esto? ¿Pensará lo mismo que Julia?❤

Limbo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora