Capítulo 13

1K 48 18
                                    

Era viernes al mediodía y había quedado con Marilia, Marta, María y Sabela para comer. Esa mañana había ido a la universidad pero había salido bastante pronto de allí pues solo tenía que ir a entregar un par de trabajos. Trabajos que me había costado un par de noches en vela debido al ritmo de vida que llevaba últimamente. Me pregunté cuando mi vida se había vuelto tan monótona y simple como pasarme noches enteras terminando un trabajo. No me permitía divertirme. Cuando llegué al restaurante que habían escogido ya estaban allí. Las cuatro me miraron con una mirada incriminatoria. Llegaba tarde de nuevo.

—Julia llegando puntual, que raro.— dijo María soltando una carcajada.

—Lo siento, he estado en la universidad hasta ahora y he venido en cuanto he podido.— Mentí dejándome caer sobre la silla.

—Con nosotras no te hacen falta las excusas.— dijo Marta uniéndose a las carcajadas de María.

—Sois las dos un par de estúpidas.— dije dejando escapar una sonrisilla.

—Sí, pero somos dos estúpidas puntuales.— dijo María cogiendo la carta de comida entre sus manos.
Pedimos lo que queríamos comer y no no tardaron mucho en servirnos. Estábamos charlando animadamente cuando el móvil de María sonó de repente. Esta se levantó de la silla y salió del restaurante para hablar con mayor tranquilidad. El sitio en el que estabamos comiendo era precioso, prácticamente todo lo que había allí era de diferentes colores marrones, tenía varias flores y pequeños tiestos con plantas repartidas por todo el local. Me miré un instante y pensé que tal vez no iba adecuadamente vestida para estar en un sitio tan exclusivo como ese. No pude evitar sonrojarme. No soy una persona que suela arreglarse mucho, me gustan las cosas simples, cosas cómodas a las que les puedas dar más de un uso. Aun así envidié a mis amigas con sus bonitas blusas y sus vertiginosos tacones. María volvió de la calle después de haber colgado el teléfono y se sentó de nuevo en su silla.

—Dice Damion que ha comprado cervezas y alcohol para esta noche, pero que necesita alguien que ponga la música y ha pensado que podría decirle a Pablo.— yo no conocía a Pablo pero sabía que era el novio de María desde hace algo más de un año. Ambos se habían conocido en el salón de tatuajes en el que el chico trabajaba. María siempre ha sido una cabeza loca, pero en cierto modo creía que Pablo le daba la estabilidad que ella necesitaba.

—Sí, pero dile que no traiga a sus amigas, no creo que a Carlos le haga mucha ilusión.— Dijo Marta entre risas.

—¿A Carlos?— pregunté instintivamente. Cuando las cuatro cabezas de mis amigas se giraron a mirarme me arrepentí de haber preguntado aquello.

—En la última fiesta que montamos, Pablo se trajo a sus amigos y una de ellas acabó liandose con Carlos. Pensamos que sería un rollo de una noche, como siempre pasa con Carlos, pero estuvieron un tiempo quedando.— María se calló y siguió comiendo. ¿Estuvieron un tiempo quedando y...? Las miré a las cuatro, preguntando con la mirada queriendo saber más sobre esa historia pero ninguna de ellas me prestó demasiada atención pues ya habían iniciado un tema nuevo de conversación. ¿Sería esa chica la razón por la que Carlos odiaba tanto el compromiso? ¿Y si lo era, qué? A mi no me importaba, Carlos era mi amigo y no debería meterme en sus líos amorosos. Sí, a partir de ahora no más preguntas sobre su vida pasada.

La comida se me pasó increíblemente rápida. A Marta le había gustado el camarero y se pasó prácticamente todo el tiempo llamándolo, a veces pidiéndole más pan, agua o cualquier cosa que se le ocurriese. La situación no podía parecerme más cómica. En mi vida nunca había tenido ese tipo de iniciativa con un chico. Si me gustaba esperaba a que fuese él el que me hablase o me aseguraba al 100% de que no me estaba tirando a una piscina que estaba totalmente vacia. Probablemente por eso hacía más de siete meses que no tenía una cita. ¿Siete meses? De repente esa cifra me pareció increíblemente grande.

Limbo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora