Capítulo 40

1.1K 53 10
                                    

*Narrador en tercera persona*

Julia se sentó en el sofá de su casa por primera vez desde que llegó de viaje. Había silencio en su casa, demasiado silencio. En su mente retumbaban todos lo acontecimientos que habían pasado recientemente. Imágenes pasaron por su cabeza, rápido, desordenadas.

———————————

Carlos tiraba del brazo de Julia y la transportaba por las estrechas calles del pueblo. Julia tenía que tener cuidado de no chocar con ninguna esquina y trataba de mover los pies todo lo rápido que podía para seguir el paso acelerado de Carlos. No había dicho nada desde que ella bajó del escenario y pronunció ese "Nos vamos". "¿A dónde?" Quiso preguntar Julia, pero Carlos agarró su muñeca y la sacó de entre el gentío con rapidez. Mientras avanzaban vio a lo lejos a sus amigos que a penas habían notado su ausencia.

Julia seguía corriendo tras Carlos mientras miles de preguntas rondaban por su cabeza. Entraron en el hotel y subieron hasta su habitación por las escaleras.

Una vez dentro de la habitación Carlos sacó las maletas de debajo de la cama y empezó a rellenarlas con la ropa que tenían en el armario y tirada por la habitación, metiéndolas a presión sin ningún tipo de orden establecido. Julia miraba la situación quieta en sus sitio tratando de controlar sus emociones y también tratando de entender que era lo que estaba ocurriendo.

—Carlos.—Susurró ella en un tono casi inaudible e imperceptible para el chico que no se paró.—Carlos.—Volvió a decir ella esta vez más alto que la anterior pero la respuesta fue la misma, ninguna.—¡Carlos!—Dijo finalmente gritando. Agarró a Carlos por los hombros y vio entonces en ellos una profundidad que no había visto antes. Veía en el brillo de sus ojos todos los traumas y decepciones de su vida y por un momento a Julia se le encogió el corazón, sintió miedo. No estaba acostumbrada a ver a un Carlos tan vulnerable y roto.—¿Qué ha pasado?—Se atrevió a preguntar Julia aunque por dentro la respuesta le aterraba más de lo que podía imaginar. Carlos la miró, por primera vez, había tenido la mirada perdida todo el tiempo desde que recibió la llamada y por primera vez tuvo la noción de quien era y donde estaba. Sentía la necesidad de destrozar aquella habitación, de salir corriendo de allí hasta que las piernas se le agarrotaran y cayera destrozado al suelo. Pero la voz de Julia le hizo volver la la realidad, a aquella que le había destrozado. Quería hablar, pero no sabía qué decir. Julia seguía mirándole, fijamente, como si en sus ojos estuviera la verdad de lo que estaba pasando.—¿No vas a contestarme?—Replicó ella que no estaba dispuesta a dejar pasar aquello. Carlos se dio media vuelta y siguió haciendo lo que había estado haciendo hasta que Julia le interrumpió. Recogía la habitación en una velocidad pasmosa, callado, concentrado.—Vas listo si crees que voy a irme de aquí sin que me des ni una mísera explicación.—Dijo Julia interponiéndose entre Carlos y las maletas. Carlos se paró en seco y la miró.

—Mi padre...Mi padre ha entrado en casa de mi madre.—Fue lo único que el chico alcanzó a decir. Había mantenido hasta ese momento la puerta cerrada a sus emociones y con aquellas palabras había reventado el dique que las contenía. La mirada perdida de Carlos tomó forma de repente para Julia, era una mirada de odio y rencor a partes iguales y aunque le costara admitirlo también había dolor y miedo.

Julia le dejó hacer. Le dejó recoger sus cosas y en menos de quince minutos ya estaba en la puerta esperando por Julia.

—Carlos, no podemos irnos sin avisar a los demás.—Le advirtió Julia.

—————————————

Alba se acercó a Dave y le susurró algo en el oido. El chico asintió con la cabeza y miró rápidamente al escenario. Su mejor amiga estaba subiendo. Le parecía increíble que Alba la hubiera convencido para que subiera al escenario y cantara para ellos. No eran pocas las ocasiones en las que tanto Dave como Carlos le pedían encarecidamente a Julia que les cantase con la guitarra. Julia siempre se negaba, tímida como era ella. Aun así, siempre la pillaban cantando en la ducha, o mientras cocinaba o incluso trabajando. La vio tan nerviosa que por un momento creyó que no sería capaz. Carlos pareció creer lo mismo pues tras hablar con Alba, en un tono no muy amable se dirigió como un relámpago al escenario. No llegó a él cuando Julia cogió una guitarra entre sus manos y comenzó con el festival de sensaciones.

Limbo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora