Capítulo 25

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*Narrador en tercera persona*

Cuando el chico volvió a casa, ya entrada la noche Julia lo estaba esperando. Estaba sentada en la mesa de la cocina rodeada de papeles y libros, haciendo de puro adorno pues en su mente no había cavidad para otra cosa que no fuera Carlos. Julia lo miró, el aspecto de él era absolutamente deplorable. Tenía unas enormes ojeras marcadas, el labio inferior roto, probablemente por las mordidas que le había dado a causa del nerviosismo, no se había retocado la barba y había una enorme mancha en su camiseta. Julia se levantó de la mesa y se acercó a él, no la miraba, por lo menos su mirada no transmitía nada.

-¿Dónde has estado?- Preguntó ella igual de intrigada que preocupada por la respuesta. Él no contestó, no sabía muy bien como iba a decir lo que estaba a punto de hacer. A la morena no le hacían falta las palabras de Carlos para saber que todo su mundo, todo lo que habían construido hasta ese momento estaba empezando a desmoronarse. Aun así Julia necesitaba oírlo de su boca, no iba a darle la oportunidad a Carlos de librarse de darle explicaciones. En cierto modo estaba pidiendo que le rompiese el corazón. Julia lo necesitaba, necesitaba que le hiciesen trizas el corazón para poder reconstruirlo desde cero. El chico la miró por primera vez desde que entró en casa y recordó, si es que en algún momento las había olvidado, las palabras del padre de Julia antes de salir de su casa. Era un cobarde, siempre lo había sido. La imagen de su padre vino a su mente, él era el culpable de su cobardía, su padre nunca había sido un hombre, ni la mitad de lo que lo había sido él. Tenía que darle a Julia las explicaciones que se merecía, era lo mínimo que podía hacer por ella.

-Lo siento.- fue lo único que salió de su boca. Se sentía frustrado por no saber expresar todo lo que sentía, por no saber controlar sus emociones, por haber perdido por primera vez, las riendas de su vida.

-¿Qué sientes Carlos?- dijo ella alzando la voz. No iba a dejarle irse de allí sin afrontar los hechos. No. Ella no iba a ser uno más de los ligues de Carlos, de esos a los que despachaba a la mañana siguiente. Si conseguía que Carlos le diese las explicaciones que merecía comprendería que para él, ella no había sido una más. Le miró a la cara, pero él había apartado la mirada de ella, le costaba mirarla, mirar esos ojos rotos en los que le gustaría perderse. Darían lo que fuera por volver a estar en la bañera, desnudos, leyéndose los sentimientos en cada caricia. Pero estaban en medio del salón. En algún momento había empezado a llover, como si el universo, que tantas trabas les había puesto, también estuviera roto de dolor.

-Haberte hecho daño, haberte hecho ilusiones, hacerte creer algo que no puede ser.- No la miraba. Ni siquiera él sabía donde miraba. De repente todos los muebles de su casa le parecieron nuevos, como si nunca los hubiese visto antes.

-No.- dijo ella empujándolo con la mano.- Tú no sientes haberme hecho daño, lo que sientes es ser tan cobarde como para afrontar que podría ser suficiente para ti.- Tenía razón, él lo sabía, tenía razón en cada palabra que escupía de su boca. Julia salió de allí, entró en la habitación y comenzó a meter toda su ropa en la mochila. No quería llorar, Carlos no se merecía sus lagrimas. No sentía rabia hacia él, no lo odiaba, sentía pena por él. Julia siempre había sido una persona pasional y cuando de emociones se trataba se lanzaba a la piscina sin pensar, sin saber si estaba llena o no. Y le dolía, le dolía en el alma que él no fuese capaz de saltar con ella. La culpa no era de nadie más que suya, fue ella la que se hizo ilusiones a pesar de las repetidas advertencias de Carlos. Y no solo de Carlos, en ese momento descubrió que a pesar de no saberlo nadie todos los hombres de su vida le habían advertido de que ese momento llegaría.

Carlos seguía quieto en el mismo sitio oyendo a lo lejos como Julia golpeaba las puertas de los armarios, intentando descargar por medio de la fuerza todos lo sentimientos que se habían acumulado en su interior.

Limbo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora