De Vuelta a ti | ✓

Epílogo

—¿Podemos ir a los juegos?— preguntaron  Lía y Candy.

Era un día agradable y habíamos decido salir a dar un paseo al parque, como un descanso del trabajo y la escuela y para pasar un día en familia.

Asentí, amabas salieron corriendo hacia los juegos —Tengan cuidado.— les gritó Landon.

—Claro papá.— gritaron ambas al mismo tiempo.

Cada día su vínculo de padre e hijas crecía más, y eso me ponía tan feliz, ellas se merecían una familia y amor, y lo tenían.

—Y no se acerque a los niños, sólo a las niñas.

Solté una carcajada, Landon era un papá demasiado celoso con sus pequeñas, esa faceta me daba risa y ternura —No pasará nada, sólo son niños.

Me quedé parada unos momentos antes de continuar avanzando.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres que regresemos a la casa?

Rodé los ojos al escuchar el tono preocupado de Landon, desde que no habíamos enterado de que estaba embarazada hace 5 meses Landon me trataba como si fuera de cristal y me pudiera romper en cualquier momento.

Todos en familia se habían tomado la noticia de mi embarazo con alegría, Chad estaba orgullo de ser tío de nuevo al igual que Adelia y Kaleb de volver a ser abuelos. Estaba segura que era la embaraza más consentida y querida, todos estaban al pendiente de mi y cada antojo que tenía me lo complacían al instante. Y además me ponía muy feliz compartir mi embarazo con Landon, lo que había fantaseado cuando me quedé embarazada de las niñas.

—Tranquilo, ya te he dicho un millón de veces que sólo estoy embarazada no en estado terminal.— suspire —Sólo estoy cansada.

Mi redondo vientre de 7 meses de embarazo ya no me deja moverme con la misma facilidad de antes y agotaba todas mis energías en cuestión de minutos.

—Así que el pequeño Landon te agota más que el grande. Debería de remediar eso.— dijo burlón.

Desde que habíamos ido al ultrasonido y nos había revelado el sexo del bebé todos se habían puesto como locos con la noticia y en especial Landon, estaba tan emocionado de tener un hijo, y para nuestro alivio las niñas se había tomado de buena forma la noticia de tener un hermanito.

Incluso después de saber el sexo del bebé Landon y las niñas me había dado la sorpresa de haber decorado el cuarto del niño, ese día rompí en llanto, las hormonas me había hecho más sentimental.

—Deberías.— le di un fugaz beso.

—Eres la mujer más hermosa.

Levanté la ceja divertida —¿Aunque parezca una pelota?

Frunció el ceño —No pareces una pelota.— me tomó de la mano —Estar embaraza te hace ver más hermosa y adorable, si eso es posible.— me guiño el ojo.

—Que adulador señor Evans.

Él sonrió seductor —Sólo con mi esposa.

—Vaya, que afortunada es.

—Pero yo lo soy más por tenerla a ella.

Caminamos de la mano y nos sentamos en una banca cerca de los juegos, donde pudiéramos supervisar a nuestras pequeñas, Candy y Lía, que se encontraban jugando.

—Pronto también nuestro pequeño Landon estará jugando con sus hermanitas.

Reí —Apuesto que se va a parecer a ti, será un mini tú. 

—¿Sexy y encantador?

—También agrégale lo gruñón y celoso.— ambos reímos.

—Faltan menos de dos meses para conocerlo.— inhaló y exhaló —Estoy tan emocionado y nervioso, me arrepiento de haberme perdido tu primer embarazo por idiota.

—Eso ya quedó en el pasado, todos cometemos errores, ahora lo que debemos hacer es disfrutar la segunda oportunidad que la vida nos razón.

Me dio un beso en la frente—Tienes razón.

Desde nuestra reconciliación nuestra vida era feliz y perfecta, todas las cosas estaba en armonía. Aprendimos a ser una familia y un buen matrimonio, sabía que quedaban cosas por superar y aprender pero lo haríamos juntos.

—Gracias por darme los mejores regalos de mi vida, bonita.

Sonreí —Podría decir lo mismo.

Amaba mi vida, tenía una hermosa familia, un marido maravilloso y personas que me quería demasiado.

—Soy la mujer más afortunada por todo lo que la vida me ha dado.

—Es justo como me siento.

Sentí como el pequeño Landon comenzaba a dar pataditas, tomé la mano de Landon y la coloqué en mi redondo vientre, al sentir las pataditas de nuestro pequeño Landon sonrió orgulloso.

—Está feliz de escuchar a sus padres.— agregué.

Nos besamos demostrando todo los que nos embargaba en ese momento, amor y alegría.

Cuando nos separamos nos tomamos de la mano y apoyé mi cabeza en su hombro para observar a nuestras pequeñas jugar contentas.

—Te amo, Emily.

Le di un pequeño apretón a nuestras manos unidas —Te amo, Landon.

Tenía una sensación de felicidad que no podía describir.

Estaba en lo cierto, me sentía y era la mujer más afortunada, tenía una familia grandiosa que no cambiaría por nada.

Desde que Landon había entrado a mi vida ésta había estado llena de cambios, cambios que al principio no me habían gustado pero que le habían dado un giro a mi vida para bien.

Ahora que veía las cosas desde este momento  en retrospectiva no me arrepentía de nada, absolutamente nada. No me arrepentía de haberme presentado en esa entrevista de trabajo, ni de haber firmado un estúpido contrato sin leer, ni de haber aceptado la situación sin pelear, porque gracias a esas decisiones había encontrado al amor de mi vida, tenía a mis preciosas hijas y un bebé en camino. Cada una de esas decisiones fueran malas o buenas me habían dado éste presente.

Era divertido ver como la vida era caprichosa, me había arrojado a los brazos de mi jefe y lo había convertido en mi marido, había hecho que me enamorará de él y  después nos había separado de una manera dolorosa, hizo que nos rencontráramos de una manera bastante peculiar y al final se había apiadado de nosotros y nos regaló una segunda oportunidad para darnos toda la felicidad que nos merecíamos.

Sabia con seguridad que sólo nos esperaban días lleno de alegrías, aventuras y con mucho amor.