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Capítulo 25: Peleas pasadas

Ella fue la encargada de dar el primer paso, se abalanzó sobre mi y me jalo del cabello así que le devolví el gesto enseguida, comencé a sentir arañazos en la cara pero nada me detuvo.

Escuché como varias cosas de la mesa se caían y se rompían pero no nos importó.

Por fin estuvimos de frente, como pude me separé de ella y le di una cachetada, ella trató de devolverme el golpe pero fui más rápida y le detuve la mano.

Trato de zafarse y en eso le di otra cachetada tan fuerte que terminó cayéndose.

Me subí arriba de ella y comencé a darle más cachetadas, ella tratando de defenderse me arañaba y algunas si me las devolvía.

Pero estaba segura de que ella estaba más lastimada que yo.

Comenzó a gritar y patalear tratando de librarse —¡Suéltame maldita estúpida! ¡Ayúdenme! ¡Quítenmela de encima!

Después de eso sentí como una manos se enrollaban en mi cintura y me jalaban alejándome de ella, trate de zafarme y seguir dándole su merecido pero no pude.

Giré y al ver que era Landon el que me sostenía me sacudí mas fuerte —¡Suéltame idiota! ¡Todavía no terminó con ella!

Traté de quitar sus manos de mi cintura pero no obtuve éxito —¡Tranquilízate!

Lo ignore y me seguí retorciendo, busque con la mirada a la zorra y la encontré refugiándose en los brazos de su abuelita. Tenía el maquillaje todo corrido, creo que le había arrancado algo de cabello y le estaba sangrando la nariz, al parecer algunos golpes habían sido con el puño y no con la palma de mi mano.

—Emily, ¡Carajo, tienes que tranquilizarte!

Volví a enfocar la mirada en Landon y dejé de forcejear —De acuerdo, ya puedes soltarme.

Negó —Hasta que me prometas que no vas a volver a saltar sobre ella.

Gruñí y al ver que no cedía, suspire tratando de relajarme —Lo prometo.

Me fue soltando despacio, y las dejo cerca de mi tratando de asegurarse que no saltará sobre esa zorra, levanté las manos en señal de paz.

—Necesitamos ir por el botiquín de primeros auxilios.

Lo mire extrañada —¿Qué? ¿Por qué…?— comencé a escanearme y lo entendí, mis nudillos sangraban y creo que mi labio también, sentía el sabor metálico en mi boca.

—Vamos.— me extendió la mano y se la tome.

—¿A dónde van?— chillo Yolanda.

—Voy ayudar a mi esposa con sus heridas, le pediré a la ama de llaves que te traiga un botiquín.

Yolanda parecía a punto de explotar —¡Pero tu no puedes hacer eso! ¿Cómo la vas a preferir a ella antes que a mí?

Parpadeé ¿De que me había perdido? ¿Cuándo se había ido por el retrete la relación de Landon y Yolanda?

Landon soltó un gruñido y le dio una mirada de advertencia —Mira como lo hago.

Yolanda se separó de su queridísima abuelita y se plantó enfrente de nosotros, parecía que me quería saltar encima de nuevo, Landon me puso detrás de él para protegerme.

—¿Cómo me puedes hacer esto Landon? ¡Ella fue la zorra que te engañó no yo! ¡Tienes que recapacitar!

Sentí como el cuerpo de Landon se tensaba y di un apretón en nuestras manos unidas —Deja de provocarme Yolanda, no abuses de mi autocontrol.