Capítulo 20: Buenos acuerdos

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—¿Aburrida?

Mire a Chad y después solté un suspiro —Un poco, bueno más cansada que aburrida, fue una semana agotadora.

—Aja.

Levante los brazos —Es la verdad

—¿No será que esta así por todos los problemas amorosos que tienes?

Rodé los ojos —No es por eso, la razón es que tuve mucho trabajo en la semana. Ni sé porque te estoy dando explicaciones así que mejor dime que haces en mi habitación.

—Nada.— se encogió de hombros pero parecía que me quería decir otra cosa.

Entrecerré los ojos —Mejor dime dónde están las niñas.

—Están en la sala.— soltó un risa divertido —Que por cierto están con su papá.

Me levanté de la cama de un salto —¿Landon está aquí?

—Eso dije.— contesto obvio —Y por cierto, dijo que quería hablar contigo, parece que es algo serio.

¿Hablar conmigo sobre algo serio? Los nervios se me pusieron de pinto y mil cosas me comenzaron a pasar por la mente.

—De acuerdo, ahora ya sal de mi habitación.

—¡Pero que humor!

Cuando al fin salió Chad de mi habitación pude arreglar un poco mi aspecto, no era la gran cosa pero no quería verme tan mal.

—¿Qué hacen?— pregunte al verlos y de alguna forma para anunciar mi llegada.

Landon estaba de cuclillas diciéndole algo a nuestras hijas, y ellas parecían emocionadas con lo que les decía, algo muy sospechoso.

—Hola.— saludó Landon al verme, venía vestido de manera informal y eso le daba una apariencia muy atractiva.

—Dijo Chad que querías hablar conmigo.

—A si es ¿te importaría que fueras a la cocina?— preguntó señalando con la cabeza a las niñas.

Me encogí de hombros cada vez más nerviosa —Claro.

En segundos llegamos a la cocina, el departamento no era tan grande pero si lo suficientemente cómodo para mis hijas, Chad y yo.

—¿Café?— le pregunté.

Negó, parecía que él también se encontraba nervioso ¿qué me iba a decir?

Después de prepararme el café me acerque a él —Habla.— dije animándolo.

—Quería pedirte tu autorización para llevarme a dormir a las niñas a la casa, mañana mismo las tendrías de vuelta a menos de que me las prestes por más tiempo.

Abrí los ojos sorprendida y escupí el café —¿¡Qué!?

El corazón me estaba latiendo de una manera muy acelerada y sentía como mis manos habían comenzando a sudar.

¿Prestarle a nuestras hijas?

Me aterraba la idea, desde que habían nacido no había un día en que no lo pasará a su lado o una noche en la que no les contara un cuento.

No me había separado de ellas, no era lo mismo que salieran con su padre a comprar un helado o a comer a que se fueran a dormir con él, ellas solas, sin mí.

—Ya sabes, llevármelas el resto de la tarde…

Negué todavía tratando de asimilarlo —Te entendí desde la primera vez.

—¿Entonces que dices?

—No lo sé Landon, no es cualquier cosa…

No me gustaba para nada la idea, me aterraba.

—Eso lo sé Emily.

—Yo…

Me quedé sin palabras y sin excusas que inventar para evitar que se las llevará.

—Emily confía en mi, soy su padre y no haría nada para lastimarlas.

Lo sabía a la perfección, pero mis inseguridades de madre me estaban atacando, tenía miedo de que me las quitara aunque el había prometido no hacerlo.

—Eso lo sé.— me abracé a mi misma —Siento como si me las quisieras quitar.— susurre conteniendo las ganas de llorar.

Además no me daba buena espina tener a mis hijas solas en esa casa, no quería que alguien las lastimara y que no pudiera estar ahí con ellas para defenderlas.

Se acercó a mí y me jalo a sus brazos, terminamos abrazados y con él consolándome —Tranquila Emily, prometí que nunca las apartaría de tu lado y voy a cumplir mi promesa. Sólo quiero pasar más tiempo a su lado, quiero acercarme más a ellas, trata de ponerte en mi lugar.— suspiró.

—Te creo, y lo intentaré.— difícilmente terminé separándome de él —Tienes mi autorización para llevártelas, sólo prométeme que las cuidarás sobre todo.— tomé aire  —Y todos, promételo Landon.

Levanto la mano —Lo prometo.

—Ahora sólo falta que ellas acepten ir, la decisión final será de ella ¿de acuerdo?

Aunque me negará a admitirlo, aún tenía la vaga esperanza de que mis pequeñas no quisieran ir con él y yo no tendría que soportar la angustia de no tenerlas a mi lado.

—No creó que haya problema por eso.— comentó con una sonrisa ladina.

Maldije, ahora lo comprendía, el ya se los había comentado por eso las sonrisas y el misterio que había a la sala cuando llegué y los vi.

Llegamos y nuestras hijas estaban sentadas juntas en el sillón, tomadas de la mano y moviendo sus pies inquietas. En ese preciso momento me di cuenta de que no podía ser egoísta y negarles el derecho y la alegría de pasar tiempo juntos, tanto a Landon como a ellas.

—¿Quiere ir a la casa de su papá?

—¡Si!— respondieron al unísono.

Sonreír —¿Entonces que esperan? Vamos a alistar sus cosas.

Caminaron al cuarto y yo las seguí, estaban felices y eso me ponía feliz mi también.

En menos de medio hora ya tenía sus cosas listas y metidas en una mochila, cada una cargando su propia mochila, se veían tan bonitas.

Landon sonrió cuando nos vio aparecer en la sala —¿Listas?— les pregunto y ellas asintieron felices.

Me agache a la altura de ellas y las abracé con todas mi fuerzas para después depositar un beso en la frente de cada una.

—Las voy a extrañar mucho princesas.

—Nosotras también mami.

—Prométanme que se van a portar bien y no van a hacer travesuras.

—No mamá.— se rieron e hicieron un saludo militar.

—Las quiero mucho, hora si vayan con su papá antes de que me arrepienta.

Los acompañé a la puerta —Se cuidan, cualquier cosa me llamas.— lo señalé

Landon se rió —Si pasa algo te llamó, lo prometo.

—Más te vale.

Landon se acercó a mi y se despidió con un beso fugaz, después tomo a las niñas se las manos y se fueron al elevador, antes de que se cerrará se despidieron de mi con las manos.

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N/A

El siguiente capítulo será muy lindo, esperó que les guste éste y el otro, háganmelo saber en los comentarios.

Capítulo 2/3

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