El último año escolar fue, sin duda, el que más sucesos trajo consigo. Nuevas amistades, nuevos romances, celos, preferencias, peleas, pánico, nervios, felicidad, desesperación, ansiedad... Sí, son solo un par de cosas que merecen ser mencionadas; faltan aún muchas por mencionar y que aún no le vienen a la cabeza a la Leah actual que escribe esto.
En el comienzo todo fue perfecto, por llamarle así. Sídney, Amy, Berenice y Leah se habían hecho amigas de Abril y Diana, las cuales eran compañeras suyas desde que ingresaron a la secundaria pero que nunca habían tenido una interacción tal cual entre todas. Su amistad comenzó gracias a que las cuatro primeras comenzaron a adentrarse al mundo de la música coreana y el resto, principalmente Abril, las fueron guiando poco a poco; el grupo que las describía mejor era BTS, siendo el primero que escucharon conscientemente (antes ya habían oído a otros cantantes coreanos, pero sin darse cuenta.) Cada una terminó representando a uno de los jóvenes músicos dentro de la amistad sin darse cuenta, jugando su papel y encajando de esa forma. Leah tomó el lugar de Jin, Diana el de YoonGi, Berenice hacía a un NamJoon muy mexicano, Abril era un tipo de JiMin altísimo, Sídney era TaeHyung y Amy a JungKook; más adelante se anexó otra amiga más que representaba a HoSeok, pero esto irá de acuerdo a como pasó. Así se fundó La Familia Kim.
Un día, interrumpiendo alguna clase, el director llamó a Leah junto a otro par de chicos de su salón y del "A" para darles una noticia. Mientras esperaban en la oficina a que el hombre apareciera, la joven echó un vistazo a sus compañeros: Lucía, Cynthia, Edgar, Mauricio y Ashley. Eran los más inteligentes de los grupos y los menos probables de causar problemas.
—Felicidades. Son la escolta oficial de la escuela durante este año. —Había sido el aviso tan "importante" por el que los sacaron de una clase— Leah, fuiste la más alta. Muy bien, portarás la bandera —con una sonrisa fingida, la joven asintió levemente. No le caía muy bien el director—. Mauricio, segundo lugar... —El señor nombró a cada uno con su respectivo lugar; sin embargo, la castaña ya no oía nada: si Edgar estaba ahí, eso significaba que tendría que pasar tiempo con él. Las manos comenzaron a sudarle, nerviosa por la simple razón de tener que entablar alguna posible conversación con él. ¿Seguirían siendo amigos?—. Edgar y Ashley, como son el quinto y sexto lugar, pueden turnarse en la formación.
—Yo entrego la bandera. —Se apresuró a decir el menos esperado por Leah.
"Mierda."
La joven salió casi corriendo hacia su salón una vez la reunión acabó y se sentó en su lugar, alterada. Si no podía ni entablar una conversación con él que no fuese acerca de un mandato de dirección, ¿cómo demonios le vería a la cara cuando le entregara la bandera?
—¿Todo bien? —Susurró Amy cuando la vio regresar. Leah meneó de lado a lado la cabeza, antes de asentir—. ¿Qué pasó?
«Lucía, Cynthia, Ashley, Mauricio, Edgar y yo formamos parte de la escolta oficial.» Escribió en un papel que le pasó a escondidas de la maestra.
«¡Genial! Muchas felicidades, Leah.» Respondió Amy.
«Güey, ni siquiera puedo ver a Edgar a la cara. No mames.»
«Tal vez aún no te guste, ¿no? ¡El primer amor nunca se olvida!»
Negando con la cabeza, Leah releyó un par de veces la respuesta de su compañera con algo de tristeza y decepción ocultándose en su mirada; otra vez quería que intentara algo con un chico. No, no le gustaba. Le gustaba ella y, sin embargo, debía de seguir actuando con lo del pobre de Fran.
Tomando sus cosas para la siguiente clase, las amigas se dirigieron con el resto hacia el salón donde se reproduciría el programa para televisión que realizaron para el ciclo pasado. Amy lo había editado y se había tardado y esforzado demasiado; durante muchas llamadas se la pasaba editando audios, poniendo subtítulos, cambiando la música o descargando efectos para eso.
—Nadie se merece el diez, pero tienen puntos extras. —Habían sido las palabras de la maldita profesora, como dirían las actuales Amy y Leah, antes de salir de vacaciones. ¿Nadie merecía el diez? ¿En verdad? Leah, Manuel y Anapaula habían interpretado el papel de los conductores, hicieron más apartados con sus amigos para ayudarles y grabaron contenido extra porque la maestra lo perdió; Amy editó todo el vídeo y tuvo que estar detrás de muchos que no le pasaban los archivos, porque la maestra no los pasó completos o en buena calidad; otros equipos, incluyendo el de Leah y Amy, tuvieron que hacer y aprenderse coreografías para hacer los segmentos de baile. Pero nadie se lo merecía, ¿verdad? Tal vez solo ella, como la maestra peor organizada.
—De seguro te quedó muy bien, no te preocupes. —Leah alentó a Amy en un susurro, sonriendo. Sabía que estaría fabuloso, como todos sus trabajos de edición: ella estuvo casi presente en el proceso de realización gracias a las llamadas.
Cuando vídeo comenzaba a reproducirse, la chica estuvo prestando atención durante la mayoría del contenido, hasta que decidió centrar su atención en su amiga. Estaba a unos pasos suyos, prestando atención a su propio trabajo y riéndose junto al resto cuando alguna tontería pasaba. Se sentía mal por tener que ocultar sus sentimientos y, peor aún, mentir con respecto a ellos para que pensaran que estaba enamorada del desconocido; no podía confesarse y correr el riesgo de ser rechazada rotundamente por Amy, pues era su mejor amiga. Claro que, pese a todo, de repente había señales que parecían querer darle a entender lo contrario: los detalles que tenía con ella, las miradas que a veces sentía o los rumores que ninguna de las dos quería negar en su totalidad.
—¿Le dirás a Alexis sobre Fran? Podría ayudarte para confesarte, ¿no? —Dijo su amiga, murmurando. Él era un amigo de ambas desde kínder que tenía más "experiencia" que cualquiera en el salón.
—¿Ya? Pero si Fran lleva mucho tiempo sin conectarse... —Ah, eso era otro punto en contra del joven: estaba tan ocupado que eliminaba sus redes sociales durante un tiempo para centrarse en sus estudios. Si es que tuviesen una relación, no podrían hablar mucho (si ni siquiera podían como amigos.)
—Cuando se conecte, le envías la canción que te dije, ¿bien? Ya tienes su regalo para cuando hagan el intercambio ese de libros que dijiste; pero debemos de tener puntos de vista de hombres.
Leah tuvo que contar todo mediante notas a Alexis, quien las leyó todas en la misma clase. Él no estaba del todo de acuerdo con ello (era mayor, no se conectaba mucho, no vivía en el mismo país y estaba enamorado de alguien más) pero le parecía una buena organización, por si algo no funcionaba.
—Ten cuidado. —Fue lo único que dijo. Sí, era algo protector cuando se enteraba de esos temas. Antes él también fue el encargado de avisarle de que corría el rumor de que Amy estaba interesada en ella románticamente, cosa que la azabache se lo negó al instante, dejándole algo deprimida. Le hubiese gustado que, al menos, se tardase un poco.
—Lo tendré, no te preocupes. Siempre lo tengo.
Sí, no había de qué preocuparse con él. Se había enamorado demasiado de Amy, no de Fran.
«¿Qué pasa si te hace sentirte triste estar conmigo?
¿Qué pasa si te ríes ahora,
Pero luego lloras antes de dormir?
Si te deja sin aliento y apenas puedes respirar,
Si hace del último sonido, el mejor de todos.¿Qué pasa si lo que quiero te hace estar triste?
¿Es todo esto culpa mía
O puedo arreglarlo, por favor?
Porque sabes que siempre estaré para ti.
Sabes que siempre estaré para ti.¿Qué pasa si te hace que pierdas la fe en mí?
Si te hace cuestionar cada momento que no puedes ver,
¿Qué pasa si hace que te estrelles
Y no puedes encontrar la llave?
Si hace que te preguntes cómo hacer
Para dejarlo todo en el olvido.What If
-Safety Suit.»
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ENTRE SECRETOS Y ANHELOS
Teen FictionSiendo compañeras desde el jardín de niños y separando sus caminos en primaria, Amy había llegado a la vida de Leah sin siquiera una complicación. Únicamente se veían en encuentros casuales en aquel pueblo aburrido. Un día, cuando todo iba prácticam...