El mes de abril por fin llegó, trayendo consigo el primer cumpleaños en el círculo de amigas: el de Leah. Ella tenía planeado realizar un viaje hacia Querétaro para sus XV años, pero se canceló cuando su mamá le contó que no había recursos necesarios; entonces decidió hacer una pequeña fiesta de pijamas con sus amigas, donde ahora todas sí se quedaron (cosa que, al menos por Diana, no quería.) Aun así dejó que aquello no le intimidara y, pese a su vergüenza, le pidió una tarde a Amy si podrían dormir juntas durante esa noche, abrazándose: ella aceptó.
Para aquella tarde, Amy, Sídney y Leah prepararon una serie de actividades para divertirse: la gallina ciega, las escondidas, adivina la frase con el teléfono descompuesto, sigue la canción, quién es más probable de..., juegos de mesa, bailes, entre otras cosas. La que más jugaron fue la primera porque había mucha interacción entre todas y se podían esconder en cualquier lugar de la casa (sí, era como una especie de unión entre los dos primeros juegos que se mencionó antes.)
Durante ese periodo de desorden, Berenice y Fanny se perdieron durante un breve instante, quedándose en la sala ambas. No se supo qué pasó en ese lugar hasta más adelante y la actual Leah no se lo creía; pero, bueno, había sido algo sin mucha importancia para las dos. Ahora cada quien tenía a su pareja estable y se veían con ella durante mucho tiempo.
A su vez, en una de las partidas del juego, Amy y la cumpleañera decidieron esconderse juntas después de la segunda insistiera tanto. Primero, se querían esconder en un armario pequeño; pero, para la azabache, era muy incómodo. Fueron a esconderse a la tina del baño y ahí se quedaron durante un largo rato, siendo las que ganaron en esa ronda.
—No hables muy fuerte. —Susurró una.
—Me duele la panza. —Rió la otra, nerviosa. Leah estaba más inquieta por el hecho de estar a oscuras y tan cerca de su amiga que por cualquier otra cosa; solo quería abrazarla y besarla. Tuvo que contenerse durante mucho rato, en realidad, pues hubo más escenas de esa clase a lo largo de toda la reunión y, pese a todo, lo disfrutó demasiado.
En uno de esos momentos, mientras jugaban, ambas decidieron no esconderse esa vez y solo sentarse en un sofá con posición de indios para no ser descubiertas por Sídney, quien traía la banda en los ojos. En silencio, Leah se la pasó recostada contra su compañera de juego mientras esperaba a ser encontrada; sin embargo, cuando eso iba a pasar, Amy se interpuso en todo momento para evitarlo, haciendo que Síd se desesperara y enojara por un tiempo.
—Güey, ese es mi brazo. No mames. —Mentía.
—Claro que no. Ya me harté. —Decía la "afectada." Cuando se molestó lo suficiente, decidieron parar el juego y que todas se sentaran a esperar las 12:00 am para que fuese el cumpleaños de su amiga.
Eso pasó justo en el momento en el que Leah se encontraba acurrucada contra el pecho de la azabache, abrazándole como en muchas otras reuniones: su cumpleaños décimo quinto lo pasó entre los brazos de ella. Inclusive en las reuniones se encontraba por mucho tiempo en esa posición, pues le encantaba la sensación de calidez y comodidad que le brindaba siempre aunque su corazón saliera afectado cuando se apartaban.
Tras las divertidas mañanitas, Leah al fin pudo abrir sus regalos. ¿A quién mentirle? Le emocionaba, demasiado, saber qué le regalaron Amy y Sídney, quien le hizo mucho misterio para entretenerla días antes.
—Mi regalo te lo daré después. Aún no está listo —avisó Abril—. ¡Solo te daré la pista de que es de un grupo de música! Obviamente lo conoces y me ayudaste a que los siguiera más.
—¿A.C.E? —Pregunta, esperanzada. Casi no vendían cosas de ese grupo, pues era muy poco conocido.
—No lo sé. Tú dime.
Con las mejillas hinchadas, la joven abrió el resto de regalos: recibió un lindo mandil rosado y un adorno de mesa de rana por parte de Berenice, de Diana y Fanny obtuvo dinero, por parte de Sídney fue una botella con temática de un anime, dinero, una carta y una camiseta que se asemejaba a las que llevaba BTS en su último tour...
—¡Gracias!
—Te dije que te gustaría. —Dijo la joven, sonriendo con gran satisfacción mientras la otra abría la pequeña carta hecha a mano. Era una carta de disculpas y buenos deseos, la cual agradeció más adelante con un abrazo por la espalda a su amiga.
Posteriormente llegó el turno de abrir los regalos de Amy, los más esperados de la noche por la joven. Con los ojos vendados, comenzó a sacar los objetos de su bolsa, llevándose la sorpresa de ver todo rosado una vez se quitó lo que le obstruía la vista: un reloj, una hermosa bolsita, una gorra de gatito y un monedero. Todo de un mismo tono de rosa, similar al de la goma de mascar.
«Es tan linda...» Lloriqueó internamente cuando se giró hacia su amiga, sintiéndose algo culpable porque, pese a que Sídney también le dio cosas hermosas, las de Amy le encantaron.
Más adelante, y omitiendo un poco el hecho de que a Leah le dio igual que sus amigas la vieran cambiarse de ropa en la misma alcoba, habían decidido dormir un poco porque parecía que Sídney se estaba poniendo de mal humor a causa de sus horarios de abuelita. Entonces, tras haber decidido cómo se acomodarían, jugaron una última vez a cualquier tontería; lo único que la castaña recuerda es que estaba cómodamente recargada en su pequeño Ratoncito, como Evan llamaba a Doomi.
—Sídney, Amy y yo dormiremos en la cama. Cabe alguien más, ¿quién quiere? —Preguntó Leah.
—¡Yo, yo! —Gritó al instante Fanny, tirándose al colchón.
Entonces Abril durmió del lado izquierdo de la cama, en el piso, y Diana junto a Berenice al pie de la misma.
—¡Ya cállense! —Gritó Síd cuando se suponía que debían de estar preparándose ya para dormir; pero era imposible, las que estaban sobre la cama junto a Berenice se estaban riendo.
Pese a los gritos en ese momento, es de los mejores recuerdos que Leah puede tener de su cumpleaños número XV. Estaba abrazando a Amy, cobijadas muy apenas con su pequeña manta individual, tan cerca que podía sentir la respiración de la misma contra su pecho.
—¿Dormiremos así toda noche?
—Sí. ¿Te molesto?
—No. Todo está bien.
Acurrucándose en ella y sin poder resistirse, la castaña dio un pequeño beso sobre la frente de su la contraria. No sabía si ella sentía sus latidos apresurados y fuertes porque eran demasiado difíciles de ocultar; pero, muy en su interior, quería que los oyese. Quería que se diera cuenta de lo que le provocaba internamente.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Amy en un susurro.
—Suelo besar a mis peluches antes de dormir.
—Oh...
Sonriendo con los ojos levemente cerrados, la mayor jugó su cabello en silencio, dejando un suave beso más sobre su coronilla. Posiblemente ese pasó desapercibido, pues ni la actual Amy sabe de él.
«Solo un día, si puedo estar contigo,
Solo un día, si puedo sostener tu mano.
Solo un día, si puedo estar contigo,
Solo un día (solo un día.)
Si tú y yo estamos juntos, dejemos el tiempo irse.
24 horas, si solo pudiera estar contigo,
Te besaría desde el comienzo de la mañana.
No puedo olvidarme de traer el almuerzo.
Sostengo tu mano y la levanto hacia el sol.
Todavía no ha terminado, en el medio de una hermosa noche,
Me confesaré ante ti, con la luna como nuestra luz.
Todas estas cosas me dicen:"Si solo tengo un día, es posible."
Just One Day
-BTS.»
ESTÁS LEYENDO
ENTRE SECRETOS Y ANHELOS
Novela JuvenilSiendo compañeras desde el jardín de niños y separando sus caminos en primaria, Amy había llegado a la vida de Leah sin siquiera una complicación. Únicamente se veían en encuentros casuales en aquel pueblo aburrido. Un día, cuando todo iba prácticam...