El siguiente mes estuvo, completamente, lleno de emociones.
Hacía un tiempo, Leah y Sídney habían aceptado participar en el vals de XV años de Laura junto a otros cuantos amigos que tenían en común. Un día, después de haber ido a medirse los vestidos de damas, Leah fue a la casa de Abril para la reunión semanal; Sídney no pudo ir porque tendría que salir o algo así.
Ella llegó de mal humor a donde se encontraban sus amigas, pues su madre y su abuela se la pasaron regañándola durante todo el transcurso frente a Sídney debido a que, según, ella nunca prestaba atención por las calles en donde iba y que debía de comenzar a aprender a ser buen copiloto. Pasó una enorme vergüenza en esos momentos, y ni siquiera tuvo el ánimo de despedirse bien de Síd o de su familia. No sabía si esa clase de regaños eran solo a su persona o si había más jóvenes que tenían que lidiar con eso también.
Una vez estuvo con el resto, la joven se acurrucó en la cama que tenían en la sala (no, no sabía por qué había una cama ahí) y cerró los ojos tras mandarle unas disculpas a su amiga por mensaje de texto. Cansada, sintió cómo un lugar a su lado se hundía poco a poco y unos brazos la rodeaban brevemente, entreabrió los ojos un poco; a quien vio le causó una pequeña sonrisa. Amy estaba ahí, a centímetros suyos y mirándola en silencio.
—¿Todo bien?
—Sí.
Aunque ahora su corazón latiera fuerte y rápidamente a causa de la cercanía. A la azabache no pareció importarle mucho si el resto las veían, pues permaneció a su lado unos minutos y eso había generado que su mal humor desapareciera, haciendo que, en su lugar, las ganas de besarle aparecieran. Y vaya que tenía ganas.
Tras eso, algunas de las jóvenes decidieron ir a la tienda que se encontraba cruzando la calle para comprar algo de comer. Diana y Abril decidieron quedarse en la casa, esperando; mientras que Fanny, Berenice, Amy y Leah fueron a conseguir lo necesario junto a la mamá de Abril.
—Agarra lo que quieras. —Sí, esas palabras subían los ánimos a cualquier persona que adoraba comer, como Leah; aun así, solo tomó un refresco y se lo tendió a la azabache—. ¿Solo eso? —Bueno, también agarró una bolsa pequeña de frituras.
Mientras iban de regreso y la castaña pensaba en cualquier cosa, sintió cómo una tímida y delgada mano se deslizaba sobre la suya. Confundida, miró a la propietaria en silencio: nuevamente Amy estaba ahí, avergonzada y posiblemente nerviosa.
—Ay, no. Me siento sola ahora —se quejó Berenice, cogiendo de la mano a Fanny. Callada, la castaña sostuvo con algo de fuerza su mano, ocultando los latidos de su corazón (otra vez, en menos de dos horas.) Tal vez en algún momento una de ellas dijo algo sobre su bromance cibernético, pero ella estaba demasiado ocupada tratando de contener ese recuerdo siempre en su memoria.
Un «me gustas» se quedó atascado en su garganta cuando Amy apartó su mano en ese momento.
Horas después, en el comedor, todas se encontraban comiendo las cosas que tiempo atrás habían llevado. Amy estaba junto a Diana, quien desde hacía un rato se encontraba muy callada y con un semblante que incomodaba demasiado a la castaña, a la cual le parecía una forma muy ridícula e infantil de actuar; se suponía que su amiga había negado sus sentimientos y que, por tanto, no tenía ningún derecho a sentir celos y, a decir verdad, eso le molestaba demasiado... Sí, tampoco Leah tenía, pero ese era otro caso.
—Vamos. —Dijo la azabache, tirando de la mano a Diana. Ambas subieron hacia la segunda planta en silencio, dejando con un mal sabor de boca a las cuatro restantes que decidieron la charla, indecisas. Ellas volvieron tras un momento, pero dejando un aura que nadie pudo ignorar.
Leah: Güey, estoy bien incómoda. Ya me quiero ir.
Sídney: ¿Por qué?
Leah: Diana, güey. Anda con una carota y Amy se la tuvo que llevar arriba para que hablaran y cambiara su forma de actuar, parece un bebé.
Sí, probablemente Leah también actuaba así; pero en ese entonces no sabía la situación en la que estaban ellas dos.
Sídney: Ah, no mames. Qué bueno que no fui.
Leah: Ni que lo digas...
En ese momento, le llegó un mensaje por parte de Amy. Con el ceño fruncido, miró a su amiga de reojo, tras haber llegado de hablar con la chica se había entretenido con su teléfono.
Amy: ¿Estás bien? Estás muy seria, otra vez.
Leah: La verdad, ya me quiero ir. Es demasiado incómodo.
Amy: ¿A qué te refieres? ¿A Diana?
Leah: Sí.
Amy: Ya hablé con ella, tranquila.
Leah: Ay, sí. Como si eso le fuera a calmar.
Con la mejor intención del mundo, Amy se acercó a su amiga y le ofreció sus brazos, esperando que eso le ayudara a que estuviera tranquila. Claro que ella no lo aceptó, pese a su insistencia. Había echado a perder la tarde.
—No. Se pondrá celosa otra vez. —Dijo ella, apartándola.
—Oye, relájate, ¿sí? Mira, ven. —Nuevamente, la azabache subió las escaleras, esta vez con la castaña siguiéndole— Ya hablé con ella, ¿de acuerdo? Le dije que se calmara y que no pasaba nada.
"Ni siquiera tienes que darle explicaciones. No te gusta." Pensó, rodando los ojos.
—Ven aquí, tonta. Todo estará bien, ¿de acuerdo? Lo prometo. —Esa vez, en la oscuridad del segundo piso, ambas se abrazaron durante un largo rato; un abrazo largo y tibio. Y sí, así se le pasó el enojo.
«Nada de esto es una coincidencia.
Solo sigo la corriente.
El mundo es diferente de ayer solo por tu alegría.
Cuando me llamas, soy tu flor,
Como si hubiera estado esperando.
Florecemos hasta que todo se enfríe.
Tal vez esta es la manera del universo
Así es como es.
Yo lo sé, tú lo sabes.
Tú eres yo, yo soy tú.
Tengo mucho miedo, tanto que mi corazón late rápido,
Porque el destino sigue teniendo celos de nosotros.
Tengo tanto miedo como tú,
Cuando me ves,
Cuando me tocas.
El universo se ha movido por nosotros sin perder ni una sola cosa,
Porque nuestra felicidad ha sido planeada.
Porque me amas,
Y te amo.Serendipity
-Park JiMin.»
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ENTRE SECRETOS Y ANHELOS
Teen FictionSiendo compañeras desde el jardín de niños y separando sus caminos en primaria, Amy había llegado a la vida de Leah sin siquiera una complicación. Únicamente se veían en encuentros casuales en aquel pueblo aburrido. Un día, cuando todo iba prácticam...