21. FUERA DE LUGAR

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Días después del tranquilo y alegre cumpleaños de Amy, llegó el de Fanny. Ella, a diferencia del resto, pudo disfrutar de varios días de festejo: tuvo una fiesta y, más adelante, una comida. Se podría decir que ella era la energía de la Familia Kim, pues siempre rompía la tención en todo momento y hacía bromas tontas para alegrarlas.

Unas horas antes de que la fiesta se llevase a cabo, la mayoría se encontraba reunida en la casa de Abril tras un aburrido ensayo de las coreografías para su quinceañera. Leah y Sídney se quedarían ahí para arreglarse e irse las tres juntas, así que se habían apresurado para darse una ducha y ponerse las mejores garras que encontraron en su clóset. La castaña decidió por irse con un lindo vestido azul marino con el que planeaba sorprender a Amy, mientras que el resto se arregló para su comodidad y gusto propio.

—No necesitas tanto maquillaje. Tienes la piel bonita. —Señaló Leah a Sídney, quien se encontraba ya casi lista y solo esperaban a Abril.

—No quiero que se me ponga roja la cara. No me gusta... A parte, me gusta maquillarme. —Eso era cierto; las sombras le quedaban muy bien la mayoría de las veces. Con los labios apretados en un línea recta, la joven miró su sencillo maquillaje. ¿Sería suficiente para llamar la atención de Amy?

Terminaron por irse tras un rato de espera, pues Abril tardó más de lo previsto a causa de su largo cabello.

—Güey, traje los dos sobres. —Dijo Leah a Sídney, mostrándole los dos sobres.

—¿Los dos sobres?

—¡Sí! El del dinero y el que dice "mi amistad" como regalo. ¿Lo olvidas? Te dije que haría esa broma a la que siguiera en cumplir años.

—Ah, no mames. —Rió por la estupidez de la mayor, entrando al salón de fiestas junto al resto. Las demás chicas ya estaban en el segundo piso con más jóvenes de su edad y de algunas escuelas diferentes a la suya.

—¡Acá estamos! —Gritaron de hecho, indicando que corrieran con ellas. Y sí, lo hicieron tras haber saludo a Fanny, la cual llevaba un vestido algo... Fuera de lo común, por decirlo así.

Una vez arriba, la que posiblemente se llevó la mayor sorpresa fue Leah, encontrando a Amy con un lindo vestido oscuro que dejaba casi al descubierto sus hombros. Tal y como en el cumpleaños de la misma, la joven lloriqueó en voz baja: se veía demasiado preciosa. Casi nunca la veía usando vestidos y ese en particular le quedaba verdaderamente bien.

—¡Hola! —Saludaron al llegar y tomando asiento en los lugares desocupados. Sin dudarlo, la castaña se sentó junto a Amy, quien estaba muy interesada en una charla con Diana e intentó llamar su atención en varios intentos fallidos.

Con su clara cara de molestia y angustia, la chica ocultó el rostro en sus brazos y la mesa. La única que no se había podido integrar a una conversación era ella y comenzaba a dolerle la cabeza y el estómago; sí, probablemente era una dramática, pero se sentía fuera de lugar. Sídney estaba muy entretenida hablando con Alexis, las demás niñas estaban por ahí, Diana y Amy estaban hablando solo entre ellas... Bah. Lo más seguro era que, lo que le molestaba, era más ese último punto.

Cuando creyó que su desesperación comenzó a ser demasiado obvia, pues hasta Alexis y otros más le preguntaron que si estaba bien, decidió salir de ahí y dirigirse al baño. Solo quería que su cara se enfriara un poco y que sus músculos dejaran de estar tan tensos, pero eso no pasó por el tremendo susto que le dio Amy, quien le había seguido por tan repentino acto.

—¿Estás bien? ¿Te sientes mal? —Preguntó.

"Estoy celosa." Le respondió en su cabeza con ironía y con algo de espanto. No quería hacer algo que la terminara alejando de ella otra vez.

—Todo bien. —Mintió.

—¿Segura?

"No."

—Sí.

—Si necesitas algo, sabes que puedes decirme... —Sin confiar mucho en el actuar de su amiga, Amy salió del baño para volver con las otras chicas, dejándola sola.

No le gustaba volver a sentirse celosa; comenzaba a sospechar que el ansiado rechazo que creyó sucedido hacia los sentimientos de Diana había sido falso. Estaba perdiendo a su pequeña.

Al poco rato, ya de nuevo en la mesa y viendo que todo marchaba igual, continuó con la mirada algo baja mientras jugaba con su vestido. No le sirvió de nada, pues ni siquiera había recibido un solo halago o comentario bonito de su parte.

"Ya quiero irme." Chilló en su cabeza, hinchando sus mejillas hasta que sintió una suave mano jugando con su cabello. Sabía que era la de Amy (quien seguía en su propio mundo), pues ya reconocía su tacto, pero eso solo le hizo sentir más inquieta aún: se sentía como una niña pequeña la cual no encajaba en ningún tema de conversación. Trató de dormirse en la mesa, pero solo tenía más ganas de llorar.

—Vayamos a los juegos. —Dijo cuando vio la oportunidad entre la plática de la azabache y la otra.

—¿Hay juegos? —Preguntó, recibiendo una respuesta afirmativa y, sin dudarlo, bajó rápidamente los escalones junto a Leah hasta llegar a la parte trasera.

Lejos de la otra joven, se sentía más calmada.

—¡Dame puche, dame puche! —Gritó en ese momento Leah, subiéndose a uno de los columpios y, con ello, subiéndole también los ánimos.

Aquella noche estuvo cargada de emociones para la pobre, pero al menos pudo seguir con la fiesta en paz tras ello. Nunca recibió aquella esperada mirada o comentario lindo hacia su vestido, pero obtuvo horas de entretenimiento con su amiga y, posteriormente, con las otras.

No, no fue la mejor reunión.

«¿Por qué no lo mantenemos,
Mantenemos simple?
Tú hablas con tus amigos,
Y yo estaré por aquí, mezclándome.

Sabes que yo, yo quiero estar,
Justo a tu lado, donde debería estar.
Sabes que yo, que yo puedo ver,
La manera en que tus ojos parecen seguirme.

Pero tengo que confesar para mi interés,
La manera que te mueves cuando estás con ese vestido.
Está haciéndome sentir como si quisiera ser,
El único hombre que verás alguna vez.

I'm In Trouble
-Griffin Peterson.» 

ENTRE SECRETOS Y ANHELOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora