16. La pesadilla.

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El ruido era completamente atronador, habían tantas personas hablando y gritándose, otros intentando callarlos. La sala en la que estaba era igual a una cafetería: «¡el Señor Tenebroso se levantará!», «montón de ingenuos, ¿enserio creerían que un patético niño los salvaría?» entonces una sombra negra con hoyos en vez de nariz, cabeza de serpiente y ojos rojos se levantó: «volveré», y fue lo única que escuché antes de que el sueño cambiara, ahora estaba en una habitación negra, miré mis manos y estas estaban atadas a una silla. Enfrente había un hombre.

-¡El Señor Tenebroso resurgirá del lugar en donde se esconde! -exclamó, apuntándome con su varita.

-¿Por qué quieres matarme? -grité con una voz de hombre diferente a la mía.

-Tú sabes dónde se encuentra aquel horrocrux, lo se, ¡el símbolo de las reliquias!

Desperté con el sudor empapando mi blusa, ¿el señor tenebroso?, bueno, seguro era una simple pesadilla, ¿por qué sería yo tan especial para tener estos sueños? Harry Potter tenía una profecía y me queda claro que yo no estoy relacionada con Voldemort.

Temprano en la mañana fui a hablar con la directora McGonagall que aseguraba que era una tontería:

-Si a Harry Potter no le arde la cicatriz, es porque él ha muerto -aseguró.

Lo único que pude hacer fue dejarlo por la paz, ¿qué más podría hacer?

-¡Hola, 'Heatheg'! -saludó alguien por detrás, volteé y Aaron me miraba sonriente.- el baile de Navidad 'sega pgonto podgiamos ig' juntos, el 'entge' campeones.

-Eh, si, me encantaría -dije perdida.- debo irme ahora, adiós Aaron.

-Adiós -y, sonriendo, se fue. Yo seguí caminando sin rumbo, como un fantasma. Entonces llegué a una habitación con muebles blancos, un librero, una lámpara de pie y con un tapiz de flores rosas, me llamó la atención el ventanal que ocupaba toda una pared, con la vista de todo lo que había enfrente. Desde ahí veía los copia de nieve caer, el suelo, que ya llevaba unos buenos centímetros por encima y el gran lago congelado. Recordé la primera prueba, tendría que ver a James Potter arriesgarse a entrar ahí en dos meses para salvar a lo que más amara, la verdad era que no quería que me molestaran, así que jalé una silla blanca y me senté, mirando a la nada.

La mañana de Navidad desperté con todos los ánimos, me habían llegado varios regalos, grageas, ranas de chocolate, tarjetas, una cámara mágica y algo en especial.

Nos vemos en los bosques después del desayuno.

El más guapo.

Me puse un sweater de lana blanco y rosa, unos pantalones grises y unas botitas rosas. Bajé al comedor para tomar el desayuno.

-Te ves de buen humor, Heat -dijo mi amiga cuando se tragó el pedazo de tarta de calabaza.- ¿a qué se deberá...?

-No se, tal vez al hecho de que, ¡es navidad! -exclamé sarcásticamente, por cierto, ¿viste mi regalo?

-Obviamente, sólo tú sabes lo que me gusta -se quedó callada un momento, contemplando la mesa.- ya sabes que yo no puedo comprarme ni una rata, gracias por Fang...

-¿Fang, así se llama la lechuza? -pregunté, ignorando su comentario.

-¡Si! -me miró más emocionada.- le dije a mis padres de ella y los otros regalos, hoy saldré con Lorcan.- susurró al final.

-¡Enhorabuena! -exclamé dando por terminada la conversación y seguí comiendo.

Me dirigía hacia afuera, ya con mi abrigó café (que me llegaba a la rodilla), un gorrito blanco y una bufanda rosa. Sentía que mis pantalones se mojaban por la nieve que ya llevaba unos buenos diez centímetros encima del suelo.

Cuando llegue al fin a los bosques, me sorprendió no ver nada, ni siquiera nieve. Era un círculo que por encima estaba tan tapado por árboles que la nieve no llegó, claro que el frío era el mismo.

-Hola, pelirroja -saludó la voz de James, que acababa de salir del otro lado de donde yo estaba.

-No me sorprende que seas tú -admití.- eso de firmar la nota con "el más guapo" es típico de ti, eres arrogante y mentiroso.- su rostro se mostró ofendido de una manera exagerada, ya que puso su mano en la boca.

-¿Cómo te atreves? -preguntó ofendido.- ¿no crees que soy guapo? -me pregunto de manera coqueta acercándose cada vez más a mi.- he estado recordando y... me debes una cita.

-Dije que tal vez, James.

-¿Te he dicho ya que cada que mencionas la 'm' de mi nombre, es como invitarme a que te bese? -volvió a preguntar, sentí el calor expandiéndose en mis mejillas pero, con la dignidad de toda mujer, lo miré a los ojos. Que ahora veía más de cerca, notando pequeñas manchitas verdes en sus ojos café.

-No me lo habías dicho, pero creo que no viene al caso, ¡cielos, tus ojos son magníficos! -exclamé mirándolo maravillada.

-Hablando de cosas que no van al caso -copió mis palabras acercándose cada vez más, lo miré ofendida, principalmente por usar sus palabras contra mi.

-Oh, vamos Jam... -mi voz se apagó, porque los labios de James Potter besaban los míos, en un movimiento suave y delicado, seguí el beso, pensando que posiblemente me arrepienta. Pero solo hay una vida y desperdiciarla haciendo cosas perfectas no es una opción para mi. Me tenía agarrada de la cintura y, poco tiempo después, pase mis brazos por su cuello, besar a James Potter era como la octava maravilla del mundo, sólo una vez lo había hecho, pero esta vez es diferente. Al quedarnos sin aire, nos separamos lentamente, James sonreía mientras parecía que respiraba más rápido. Yo posiblemente me puse roja por la falta de aire y me mordí el labio.

-Deja de hacer eso -dijo estando muy serio de repente, fruncí el ceño en señal de confusión.

-¿Por qué?

-Porque me tientas y no creo que quieras morir por asfixia -me costó unos segundos entender a qué se refería por lo de "morir por asfixia" y enrojecí violentamente.

-Yo no quería hacerlo pero me puse algo nerviosa, lo siento Jam... -de nuevo mi voz se había apagado por sus labios sobre los míos, fue un beso más corto que el anterior.- así tendré que volver a decirte Potter.

-Disculpas aceptadas, pelirroja -me dijo ignorando mi anterior comentario.- y no te preocupes, mi apellido siempre ha sonado mejor en tus labios.

• • •

Llegamos al palacio justo antes de la cena, nos sentamos juntos en el comedor y empezamos a cenar, no pasaron tantas cosas interesantes, a parte del anuncio del baile de Navidad que, irónicamente, no será en Navidad, si no mañana.

Entonces, la directora McGonagall nos llamó a los seis con una expresión muy preocupada, la seguimos hasta una sala donde seguro ella se ha quedado y nos hizo sentar a todos, sacó un pergamino pequeño y me lo pasó primero a mi.

Directora McGonagall,

Hace más de 19 años que esto no ocurría y mi mayor temor es que está pasando en estos momentos, mientras le escribo está carta siento el horrible ardor. Me preocupa demasiado lo que pueda pasarle a ellos, recuerde lo que me ocurrió como campeón en el torneo.

La cicatriz ha vuelto a dolerme.

Harry Potter.

Eran seis palabras, un significado, el más grande de nuestros temores.

El horrocrux perdido. (Estúpido Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora