El horrocrux perdido. (Estúpido Potter)

23. El regreso declarado

Heather despertó entre unas sábanas y almohadones, estaba como en una tienda grande, se levantó con dificultad y se llevó una mano a la cabeza al sentir una aguda punzada en ella, salió muy difícilmente de aquella tienda y se encontró en un claro del bosque medio iluminado.

-Al fin despertaste -la grave y agradable voz de James Potter la hizo dar un pequeño salto.- no se sí te lo preguntes, pero llevabas dos días así, me preocupé.

El corazón de Heather dio un vuelco furioso con esas dos palabras que significaban que ella le importaba, su corazón latía casi a mil por hora y se preocupó de tener una taquicardia, así que intentó calmarse un poco, James le sonrió.

-Qué bueno que ya estés mejor, debes tener hambre... -se puso en cuclillas sacando algo de la mochilita de la pelirroja, segundos después le tendió un sándwich de mermelada de fresa.- es tu favorito, o al menos eso creo, siempre comes uno en el desayuno...

Ella alzó un poco las cejas, sorprendida de que el chico sea muy observador con ella. Enseguida como él dijo eso, se arrepintió y se sonrojó un poco, es que siempre la observaba, hasta sin querer. Heather le dio una mordida a su sándwich.

-¿Recogiste el collar? -preguntó después de tragar.- ya sabes, después de mi incidente.

-Si -afirmó mostrándole el collar que tenía en el cuello.- después de haberte dejado aquí volví al arroyo y lo tomé, luego hice algunos hechizos para protegernos.

-Pero tu padre nos contó que esas cosas contienen maldad pura, ¿no te ha ocurrido algo aún?

-No -miró a un punto sin verlo realmente.- en realidad, ahora que lo pienso me extraña bastante...

Después de su pequeña plática Heather se acabó su desayuno y se metió de nuevo a la tienda, se acurrucó entre los almohadones y volvió a dormir, por alguna razón se sentía muy cansada.

Dos días después se encontraban muy cerca del Valle de Godric, adonde volverían con aquel horrocrux para entregarlo a Harry y, esperaban que después de destruirlo todo pasara y que Lord Voldemort se consumiría con un corto lapso de tiempo. Llegaron a aquella casa grande y bonita que se ocultaba ante muchos ojos con el encantamiento Fidelius y entregaron al padre de James el collar, por alguna razón Harry quiso que ellos presencien el momento, los llamó al jardín donde estaban Ron y Hermione, y con un diente afilado (de basilisco) en mano, se acercó al horrocrux que dejó con cuidado en un tronco hueco.

-Este es un diente con veneno de basilisco chicos, y ya que fueron ustedes los que lo encontraron quería que vieran. Se que no es un espectáculo, sólo que ustedes deberían saber esto.

Y, sin más, se acercó al collar de las reliquias y le clavó el diente afilado, no ocurrió nada especial, sólo se vio una niebla saliendo de él, pero nada le sucedió.

-Qué raro -dijo Hermione, acercándose.- con nosotros fue peor.

-Si, mucho peor -agregó Ron que, mirando al frente recordó cuando destruyó el guardapelo, con un estremecimiento.

Los días habían pasado normales, en «El Profeta» el periódico de los magos, decían que Voldemort había sido destruido de nuevo, todos lo creyeron y celebraron abiertamente, no con fiestas, si no que ya salían de casa y visitaban ciertos lugares que no concurrían ante el regreso del Señor Tenebroso. Aunque no estaba del todo bien la situación, James y Heather ya no volvieron a Hogwarts debido a que el curso había acabado y ella se quedó con los Potter, sin embargo una mañana en el desayuno, su pequeña cicatriz se puso roja y le provocó una punzada que la hizo chillar.

-¿Qué pasa? -cuestionó un muy preocupado James, acercándose a la chica.

-La. Cicatriz. «¡Ay!» ¡duele! -cerró fuertemente los ojos.

Un estruendo que no venía de la casa de los Potter sino de afuera sobresaltó a todo el mundo, salieron al jardín y, horrorizados vieron la marca tenebrosa en el cielo, acompañado de una silueta (como una nube) con dos rendijas rojas, que tenía por ojos.

Lord Voldemort seguí aquí, Lord Voldemort no ha muerto aún.