20. Retirada.

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No terminaba de comprender, no tenía mi un recuerdo en el que estuviera con Potter, sólo uno muy borroso, donde entraba con él, Potter pateó el perro de oro, le dije estúpido y de pronto yo era un perro y ladré, luego decía una voz extraña que lo que él más ame estaría en el fondo. Y era yo la que estaba en el fondo, y fui yo la que Potter sacó del lago, decir que estoy confundida es poco.

-Pase -murmuré lo suficientemente alto para que la persona que acababa de tocar me escuchara, una mujer mayor, con un moño (o chongo no se) y un sombrero en punta verde botella al igual que su túnica entró.- buenas tardes directora McGonagall, quería hablar con usted, bueno, ¿la prueba estaba equivocada, verdad? Yo no sería nunca lo que más ame Potter, ugh.- la directora me miró entre horrorizada y sorprendida.

-El Sr. Potter y usted se llevaban bien Srita. Kervets, demasiado bien en realidad, en el baile de Navidad estuvieron juntos toda la noche -contestó ella, mirándome a través de sus gafas, esta vez yo la miré horrorizada.- me temo que Potter no la sacó a tiempo del lago, igual que la campeona de Durmstrang, pero su hermana lamentablemente murió, cuando la sacó se le vio horriblemente mal, la abrazaba mientras lloraba. Tal vez porque tardó más en sacarla, pero nos estamos yendo por las ramas, Heather, ustedes parecían pareja estaban muy felices, más el Sr. Potter, estaba radiante.

-Perdóneme usted, pero yo nunca estaría con ese troglodita.

-Pero dejemos esto para que ustedes lo hablen más tarde, le vengo a pedir que haga sus maletas, nos iremos en un traslador en una hora. Es mejor que se de prisa, Kervets.

Más tarde los siete ya teníamos nuestros baúles en mano y sujetábamos una bota. «Tres, dos, uno» sentí un ganchito, ya conocido, en el ombligo y un segundo después, estábamos en el vestíbulo del castillo de Hogwarts, nos habíamos retirado de la competencia por el peligro que corríamos, así que, henos aquí.

Subimos todos por las escaleras para llegar a la torre de Gryffindor.

-Sal conmigo, pelirroja -me asaltó la voz de Potter, que ya se encontraba a lado de mi.

-No -contesté lo más seca que pude.

-¿Por qué me odias? -preguntó demasiado descaradamente.-¿podrías siquiera ser mi amiga?

Habíamos llegado a la sala común (que estaba vacía) y, Weasley, Lorcan y Catherine subieron como rayos, no querían ser parte de esto.

-Potter, sería más sencillo ver centauros volando que a nosotros como amigos -le espeté, continuando la discusión.- ya se todo de ti y no quiero ser tu amiga.

-¡Ese es el maldito problema, Kervets! -me gritó y juro por Merlin, que la mirada que me enviaba era una que no quiere que me vuelva a dirigir.- ¡crees conocerme, pero es obvio que no sabes nada de mi!

-¡Se lo suficiente! -grité de vuelta.- ¡eres un engreído, presuntuoso, ególatra, arrogante y orgulloso con tu escobita y el cabello despeinado seximente!

-Eso no es todo.

-No, también eres presumido -él frunció el ceño.- es lo único que me has dejado ver, Potter.

-Te equivocas, eso es lo único que te has permitido ver en mi, Kervets -dijo con una frialdad que no había conocido, una voz gélida con la que nunca se había dirigido a mi.- porque tienes miedo.

-¿Por qué nargles tendría miedo? -susurré.

-Temes quererme. Y no digas que no es cierto, ya lo hiciste una vez.

Y, a grandes zancadas, subió las escaleras a los dormitorios de chicos. Dejándome con las palabras en la boca y, con una extrema confusión. Ya lo hiciste una vez.

Estaba desesperada, buscando algo que era imposible que encontrara. Daba vueltas como psicópata por todos lados, murmurando cosas como: «¿dónde esta?» «Lo he perdido» como si le dijera a alguien, aunque no había nadie ahí.

-Tal vez se retiraron por el miedo que corre en su sangre, pero volveré de una forma u otra -escuché de una voz escalofriante, que hablaba con alguien en una casita, me acerqué un poco más.- tendré que usar tu cuerpo, Stephen, eres el único que me queda. Gracias a ti regresaré.

-Sabe usted Milord que siempre le serviré, encontraremos ese horrocrux y usted volverá con fuerzas renovadas -dijo una voz extremadamente conocida.- usted puede usar mi cuerpo para obtener su éxito.

¿Por qué yo tengo estas visiones? Harry Potter debe tenerlas no yo, fui a contarle a la directora MacGonagall, la cual me llevó al retrato de un antiguo director, Albus Dumbledore.

-¿Es cierto que te están pasando cosas, Srita. Kervets? ¿Cosas como las que le pasaron a cierto mago en su adolescencia? -cuestionó Dumbledore, con voz tranquila.

-Si, y no lo entiendo, ¿por qué sería tan especial?

-Eso no te lo puedo responder ahora, pero te agradecería que me contaras tus dos sueños -y eso hice, le relaté con lujo detalle los dos extraños sueños que tuve, incluyendo lo de las reliquias de la muerte.

-Bueno, será mejor que avisen al ministerio, para que empiecen a tomar medidas mayores, si Lord Voldemort regresa podría ser malo -¡¿podría ser malo?! ¡Claro, como él sólo es un retrato! ¡Es muy fácil decirlo así! -tienes que ser tú la que encuentre ese horrocrux, ¿alguna vez lo has visto?

-Si, una vez -dije, recordando.- me encontré un collar en el bosque, en mi primer año, me pareció bonito. Pero luego mis padres me lo quitaron y escondieron, parece que ahora se perdió.

-Bueno, tú y alguien más deberían ir...

Un estrepitoso sonido sobresaltó no sólo a la directora y a mi, hasta a Dumbledore, era Potter que acababa de entrar abriendo de golpe la puerta, estaba empapado en sudor y se veía alarmado y agitado.

-Se en dónde se encuentra el horrocrux.

El horrocrux perdido. (Estúpido Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora