Capítulo 40

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Capítulo dedicado a @aadri005

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Capítulo dedicado a @aadri005


El viaje en tren fue veloz e imperturbable. Por momentos, el paisaje en la ventanilla corría demasiado aprisa para sus ojos. Elián se enderezó, sus nervios intentaban jugarle una mala pasada, después de todo, jamás en su vida había llegado tan lejos con este asunto. El reloj de André marcaba las diez de la mañana, la hora del examen al que habían faltado.

—Mi tío vive en Frankfürt.

—¿Cómo se te olvidó un detalle así, Leopold? —saltó André.

—Mi madre le había dicho que me vaya a vivir con él. Si no fuera por Giovanna, la hubiera dejado hacer. Es una mejor opción que ella.

—Él podrá ayudarnos ¿no crees?

—No, no quiero ayuda —interrumpió Elián.

—Será mucho más fácil para todos.

—No quiero que se involucren personas ajenas. Les pido comprensión.

—Está bien —aceptó André, confuso—. No le diremos a nadie más.

Recorrieron las calles hasta ciudad vieja, desbordado de turistas extranjeros, cerca del mediodía. La ciudad y las casas pintorescas los rodeaban como una cúpula de colores y el cielo brillaba esperanzador y libertario. Parecía fácil olvidar la realidad en un lugar así.

André activó el GPS de su celular para guiarse. Pero en él no apareció ningún orfanato con el nombre indicado. Por su parte, Elián no recordaba para nada su ubicación, ni siquiera una referencia cercana. Dieron vueltas y vueltas recorriendo calles y observando con interés todo cuanto los rodeaba, pero se sentían perdidos. Al cabo de dos horas, estaban cansados y hambrientos.

Momentos después, el camarero de un «comida al paso» trajo los pedidos más económicos y rendidores, y mientras se llenaban la panza, decidieron lo que convenía hacer, ya que contaban con poco tiempo y no tan buenos planes.

—Nos precipitamos —concluyó André mientras se repasaba los labios con molestia—. Tendríamos que haberlo planeado y no ser presa de los impulsos.

—No me cuestiones a mí, esto solo se dilatará más y más hasta que explote —enfatizó Leopold.

—¿Sin un plan?

—Tal vez me apresuré un poco... pero venga, que ya se nos ocurrirá algo.

Elián se mostró preocupado e incluso parecía haberle caído mal el almuerzo, sus amigos eran todo lo contrario. André notó que su amigo se masajeaba las sienes y rebuscó en su mochila.

—Ten, para esa jaqueca —le alcanzó una pastilla—. Es un analgésico.

—Gracias.

—Qué va, cuando mi padre llama porque está en el pueblo siempre tengo que tenerlos a mano, verlo me enferma —explicó mientras le llenaba el vaso con agua—. ¡Tengo una idea!

© La Cima de las Tormentas [COMPLETA✔ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora