Capítulo 9

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Durante el desayuno del lunes, algo se había modificado a partir de ese día, y no había sido por elección de Alexander

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Durante el desayuno del lunes, algo se había modificado a partir de ese día, y no había sido por elección de Alexander.

Estaba sentado junto con Elián, Leopold y André, compartiendo el mismo segmento de la mesa, y acompañados por el resto de los alumnos que también se hallaban allí ingiriendo desacompasadamente sus alimentos a través de la musiquita de los cubiertos.

Fue una situación incómoda.

Leopold, no lo soportaba, y desde aquella noche, mucho menos. Elián era quien le dedicaba unas intensas miradas llenas de incomprensible demencia. Con aquellos ojos azules que temblaban despiertos y vivos. El más extraño de los tres, sin embargo, era André. Siempre predispuesto y amable, ahora estaba sumamente callado. Y ni una vez siquiera, se había dignado a mirarlo a los ojos. Contestaba evasivamente a sus preguntas, y masticaba sin emitir sonido, de forma pausada y meditabunda.

Aquella actitud era comprensible, si consideraba aquel lejano comentario que el muchacho rubio le había hecho en una ocasión: " las hormonas de André".

Las hormonas de André en aquel momento estaban al límite de su tolerancia. Se notaba que mantenía una lucha interna con su conciencia, la cual lamentablemente, no era problema de Alex. No sentía culpa, pero si sentía que lo estaba traicionando como amigo. Había besado a una mujer delante de todos. A una hermosa pelirroja de ojos azules, y rostro de porcelana. Y sin embargo, no era ella quien le gustaba. Estaba consciente de que en algún punto, quizá estaba molesto por no haberle confesado nada sobre él. Y lo seguiría haciendo, nadie debía descubrir el más oscuro de sus secretos.

En silencio, André se levantó de la mesa con su bandeja, y se fue huyendo a su primera clase.

-No le hagas caso, lo superará -comentó Elián, acercando su cabeza al oído de Alex, y fue éste quien se estremeció con el cosquilleo de voz grave.

Leopold también le siguió enseguida por detrás, poniéndose de pie,  no sin antes dedicarle una mirada de reprobación a Alex y a Elián.

André, había sido la persona más atenta y sincera que había conocido Alex en aquel lugar desde que comenzó el colegio. No podía enamorarse de él, porque no había una razón con el peso suficiente en el mundo para que lo hiciera... y le dolió ocultárselo.

-¿Qué te parece si nos saltamos la clase? -le preguntó tomando su muñeca de repente con un choque eléctrico.

-¿Perd-dón? -inquirió Alex exhalando repentinamente el aire de sus pulmones.

¿Se podía hacer algo así en Storm?

-No creo que quiera otro golpe en mis manos.

-No, no te dan golpes en las manos.

Era un alivio.

-Te dan unas nalgadas que no te podrás sentar en cincuenta años -respondió Elián con tranquilidad.

© La Cima de las Tormentas [COMPLETA✔ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora