Capítulo 42

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Canciones: "Strange weather"Anna Calvi Feat David Byrne 

Max Richter - Summer 2 Recomposed Vivaldi

André deambuló por el refectorio con su bandeja, se dejó caer desanimado en la esquina de una mesa y jugó un poco con la comida antes de engullirla

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André deambuló por el refectorio con su bandeja, se dejó caer desanimado en la esquina de una mesa y jugó un poco con la comida antes de engullirla. Observó alrededor. No había con quién hablar o bromear. Tampoco estaba hambriento de verdad, su estómago estaba anudado. Se guardó la fruta en el bolsillo para después. Nadie le prestaba atención a él. Extrañaba a sus amigos y se sintió solo. Dejó la cena a la mitad y se irguió antes que el resto, quienes solo le observaron distraídos en ese momento. La noche se había acabado.

Decidió pasar por la enfermería antes de irse a la cama, para desearle las buenas noches a sus amigos. Cruzó rápidamente el pasillo ante las penumbras de las estatuas cuando creyó que alguien lo seguía. Alterado, se giró con brusquedad, pero no vio a nadie detrás. Sin embargo, el corredor se cernía amenazante como pocas veces. Se enderezó y comenzó a caminar. De repente, algo o alguien tironeó su chaqueta y lo empujó hacia la pared.

—¡Suéltame! —gritó a la sombra.

—¡Shhh! —le calló—Soy yo.

Entrecerró sus ojos, intentando ver mejor en la oscuridad, porque escuchó una voz aterradora para su corazón. Se quedó sin aliento, temblando.

—¿No te dije que debías irte del internado, Alex? —susurró espantado apretándose más contra el muro.

—No pude...

—Pues vete, es de noche, todavía estás a tiempo.

—El guardia no me dejó, André —le sacudió por los hombros, bajó la cabeza antes de confesar—: Tengo miedo.

Callaron. Después se besaron en las sombras.

—Idiota —masculló André y volvió a besarlo.

Inmediatamente lo guió hasta la habitación cuidando que nadie los viera, aunque la forma en la que caminaban solo podía despertar sospechas. Pese a todo Alex vestía el uniforme de la escuela, podía pasar por un estudiante al menos de momento. Una vez a salvo, le obsequió la fruta que se guardó para él.

*

Por primera vez en mucho tiempo, Khäthe sintió verdadera inquietud al colgar el teléfono. La noche descendía fría y silenciosa. Pedía a gritos, no obstante, que nada escapara de los muros, tenía que quedar atrapado en la neblina y la lejanía del colegio. Poco después recorrió los pasillos vacíos y le pareció percibir la peste como en tiempos medievales. Un ciclo que volvía a repetirse.

Los tejados del colegio podían distinguirse aún recortados en la penumbra. La directora se abrazó mientras recorría los jardines del internado, atenta a los cadáveres de palomas que aún quedaban dispersos en algunos lugares. El frío las había aniquilado sin piedad. Levantó la vista a la torre del campanario de la capilla, consciente de que allí se amontonaban gorjeos, plumas y mugre; aunque en ese momento callara como un sepulcro. Retrocedió de ese nido de enfermedades.

© La Cima de las Tormentas [COMPLETA✔ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora