A veces decimos odiar a algunas personas y nunca tenemos en cuenta que ciertas situaciones pueden hacernos perder el control. Y yo, dije odiar a William Haste desde que me propuso sexo a cambio de dinero.
Pero todo se salió de control.
Un beso y una mirada bastaron para desencadenar el peor error que alguna vez pude haber cometido. Me siento como un fracaso. Fui utilizada, me dejé utilizar como una idiota y dejé que me viera como su entretenimiento sexual de nuevo. Lo hecho ya está hecho y no podré cambiar lo sucedido. No podré cambiar ni una mierda porque su forma de tocarme sigue en mi cabeza y todavía recuerdo su ruda forma de besarme. Recuerdo todo porque nunca disfruté tanto el sexo como en ese momento y me culpo, me culpo por haberme dejado llevar tan fácilmente y no haber desistido. Hice exactamente lo que él quería; que cayera en sus provocaciones. Me dejó en claro que solo quería bajarse la calentura de una noche y parece que lo consiguió.
Cierro la puerta de mi apartamento, es más tarde de lo normal y sé que Lucas está dormido porque de no ser así, ya estaría aquí saludándome.
Avanzo por la sala y me detengo cuando veo a Carla. Está sentada sobre el sofá y lee una revista de moda mientras se lleva una taza de té a los labios. Por más que trate de correr o esconderme ya es tarde, porque ya me vio.
—¿Mala noche? —dice, alzando una ceja.
Dejo mi bolso sobre el sofá y me voy por un vaso de agua.
—No sé de qué hablas.
—Tu cabello está revuelto. ¿No te has dado cuenta?
Me llevo el vaso de agua helada a los labios de un solo empujón y trago saliva.
—¿Qué sucede? —interroga—. Te noto angustiada.
Dejo el vaso sobre la encimera y camino hasta la sala. Los ojos se me llenan de lágrimas y me siento como una niña pequeña a la que están a punto de regañar.
—Cometí un error —murmuro.
—¿Qué sucede?
Suelta la revista y me convierto en su centro de atención.
—Me acosté con mi jefe.
Y exploto, termino rompiendo en llanto por estrés de esta situación, por haber cedido tan fácilmente y haberme dejado engatusar por ese hombre.
—Eveline...
Sus ojos se abren con sorpresa y se pone de pie para rodearme con sus brazos.
—Tranquila, no tienes por qué sentir culpa —acaricia mi pelo.
—Es que... me descontrolé y... lo perdí, perdí el control. —Me llevo las manos a la cara—. No sé qué hice, yo...
—A veces podemos confundir las cosas.
—Sí, pero es mi jefe. Podría despedirme después de esto....
Traga saliva y se queda en silencio.
—Bueno, sí, fue un mal movimiento —admite—. Pero aún no podemos apresurarnos a sacar conclusiones, esperemos a mañana.
Me separo de ella. Todavía me siento vulnerable y fracasada,
—Me voy a descansar. ¿Lucas está dormido? —asiente y la saludo antes de encerrarme dentro de mi habitación.
Corro al cuarto de baño, me despojo la ropa y me meto bajo la ducha. El agua caliente me moja el cuerpo y me quedo ahí, quieta.
Mi mente me recuerda lo sucedido con mi jefe de nuevo y no puedo sentirme más idiota. Vuelvo a pensar en Ethan, en su muerte y me culpo de nuevo. Todo se me viene encima. Es como si no solo estuviera llorando por haberme dejado engatusar por mi jefe, sino que también por el regreso de Jackson, por todo lo que pasé, la muerte de Ethan...
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Todo Por Mi Hijo
RomantikDUOLOGÍA TORMENTO - LIBRO I El dolor, la pena y la pérdida fueron inminentes protagonistas en la vida de Eveline Morrison durante años en los que sufrió al ser repudiada por las personas que más amó; su familia. Sin embargo, siguió adelante con su v...